Paysandú, Miércoles 10 de Febrero de 2016

Caros y pagando las consecuencias

Opinion | 10 Feb “Lo que nos parece injusto es que las empresas uruguayas vayan a competir a otros mercados con costos mayores a los que tienen sus competidores”, consideró el presidente de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU), Álvaro Queijo, con respecto al escenario exterior, donde las colocaciones siguen cayendo sistemáticamente en volumen y precios.
El sector exportador lleva 14 meses consecutivos de caídas de las ventas al exterior en comparación con el año pasado, en tanto el cierre de 2015 marcó el noveno año consecutivo en que se encarecen los productos uruguayos ante los competidores, configurando un panorama “muy preocupante” para el presidente de la UEU.
“Todo tiene límites, tenemos que entender que este retroceso en la competitividad y que viene desde hace muchos años lo tenemos que empezar a revertir”, dijo a El País Queijo, en tanto la gremial prevé que 2016 sea el segundo año consecutivo de caída de exportaciones.
En cuanto a los factores que inciden en esta situación, mencionó la competitividad y problemas económicos en algunos países a los que Uruguay exporta, como es el caso de Brasil, Argentina, Rusia, Venezuela y la caída en la demanda de China, y expuso que “cuando acontecen cosas como lo que pasa en Brasil, uno tiene que estar muy fuerte en competitividad para que, de alguna manera, la crisis no impacte tanto. Cuando se dan crisis de este tipo, cada empresa se queda con los proveedores más eficientes y más competitivos y, sin duda alguna, en esa lista no estamos. Eso genera un problema. En situaciones como esta es cuando más hay que trabajar y más competitivos ser. Y no nos agarró bien parados. Tenemos el precio de la energía más caro, no tenemos buena productividad, nos hemos encarecido y todos esos factores no ayudan en el mercado”.
Queijo coincide en aspectos que hemos mencionado en más de una oportunidad en esta página editorial, que responden a un escenario que se ha dado en los últimos años en el Uruguay, pero que no ha sido abordado con carácter prioritario entre los temas de gobierno. Se vuelve pertinente asumir responsabilidades desde más de un sector, pero sobre todo desde el gobierno, que es el que debió encarar los correctivos.
El presidente de la Unión de Exportadores consideró: “en general, todos tenemos parte de culpa. El problema de competitividad es porque el país no es competitivo y también porque muchas empresas no han hecho los deberes. Pero cuando las empresas fracasan por errores propios, no hay mucha excusa, lo que nos parece injusto es que las empresas uruguayas vayan a competir a otros mercados con costos mayores a los que tienen sus competidores. Creo que el país debe trabajar mucho para mejorar la eficiencia, para que no tengamos una energía cada vez más cara, para que si baja el petróleo, se traduzca en una baja en los costos de los combustibles. Lamentablemente eso no ha sido así y estamos corriendo a los productores uruguayos con costos mayores a los de los brasileños, argentinos o estadounidenses para vender el mismo producto”.
A juicio del empresario: “nadie habla de seguir a Brasil, Argentina o a nadie. Hay una clara tendencia mundial de valorizar el dólar y eso tiene que ser lo que el Banco Central tiene que acompañar. La inflación hay que atacarla con política fiscal y salarial. Creemos que la política monetaria es importante, pero no es la única herramienta para atacar la inflación. Tenemos que tener un presupuesto más acotado a la realidad que tiene el país y una política salarial que esté acorde con los objetivos de inflación”.
Para el presidente de la UEU hay un problema de gestión de las empresas monopólicas que intervienen en los combustibles y la energía. “Esas empresas tienen que ser eficientes, como en otros lados, y no trasladar la ineficiencia a los costos de los productos”, sostuvo.
Pues el empresario ha dado en el clavo. Cuando un país es caro, como Uruguay, transmite estos costos a todo lo que produce y exporta. Se trata de buscar respuestas para poder exportar y consumir en lo interno bienes y servicios más baratos, un imperativo cuando los competidores siguen desalojándonos de los mercados, continúan perdiéndose puestos de trabajo y siguen en caída las colocaciones en el exterior.
Lamentablemente las respuestas de fondo que se requieren pasan por aspectos estructurales del país, pero también por decisiones políticas, por ejemplo atacar el costo que impone el Estado, incluyendo las empresas públicas monopólicas que hacen que a los sectores productivos cada vez les resulte más pesada la transferencia de recursos y, por ende, con menos margen para competir.
A pesar de una década de bonanza por las favorables condiciones internacionales, nos encontramos sumergidos en un proceso de pérdida de competitividad.
Con un déficit fiscal de gran magnitud, el Estado aumentó incluso la presión sobre los sectores reales de la economía para obtener recursos y es sabido que todos los tientos salen del mismo cuero en nuestra limitada economía.


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