Opinion | 10 Feb El pasado domingo fue necesario suspender la última jornada de la Primera Ronda del Concurso de Carnaval, en pleno espectáculo, debido a lluvia y viento. Lo que faltaba de la noche se reprogramó para esta noche. En las primeras horas se consideró como escenario alternativo, en caso de nueva ocurrencia de lluvias, el teatro Florencio Sánchez.
El coliseo sanducero, patrimonio cultural de la nación, es sometido a reformas de estructura desde hace varios años y aun se está a medio camino en la medida que hay muchas renovaciones por concretar. De hecho, carece de un sistema de aire acondicionado. Esto impide que el teatro pueda utilizarse durante el verano y en ocasiones durante el invierno el frío torna muy difícil la permanencia en el área de camarines.
Más allá que posteriormente se determinó no disponer de ese espacio como alternativo al concurso de carnaval, la idea promueve una reflexión en cuanto al estado del teatro, sus posibilidades de utilización y si hay espectáculos que no pueden llevarse a cabo en su escenario.
Se ha sostenido durante el proceso de reformas que ya no es conveniente la realización de espectáculos que exijan intensa amplificación, como un concierto de rock por ejemplo, porque eso podría provocar pequeñas fallas a la estructura que con el paso del tiempo devendrían en mayores problemas.
De hecho, ese aspecto debe considerarse actualmente, mientras se redacta el manual de procedimientos, que establecerá entre otras cosas qué tipo de espectáculos podrán acceder a la sala, una de las principales del país sin dudas.
Una murga o un grupo de humoristas ciertamente no implica riesgo alguno para la sala pero el Florencio Sánchez no es apto para un concurso de carnaval debido a su capacidad, reducida para el caso. Esa y no otra razón debe sostenerse a la hora de considerar que la sala no es la más adecuada. Obviamente, el formato del concurso, que incluye la venta de comida y bebida es un inconveniente insuperable, pues en una sala de estas características no está permitida esa comercialización ni consumo.
La idea surgida en el seno de la comisión de carnaval llega en el momento adecuado para que se considere de manera concienzuda si el teatro puede ser destinado a este tipo de actuaciones. Obviamente, ya se han presentado espectáculos de carnaval en ese coliseo, pero antes de determinarse su peligro estructural, ya solucionado.
Determinar el perfil de una sala es clave para un mejor funcionamiento. De hecho esa es una medida primaria que en el caso del Florencio aún no se ha definido. Hay veces que la casualidad obra mejor que la planificación profunda. Una lluvia, un fuerte viento que obligó a la suspensión de un espectáculo de carnaval, permite, por otra parte, poner en el tapete un tema que parece todavía soslayado. Hay que definir claramente ahora, para determinar el futuro del escenario del Florencio.