Opinion | 16 Feb El pasado 3 de febrero informábamos que “el secretario general de la Intendencia, Mario Díaz, al recibir a una delegación que llegó a Paysandú con la intención de participar de la conmemoración del vigésimo séptimo aniversario del fallecimiento de Eduardo Franco, confirmó el interés del Ejecutivo departamental en impulsar las actividades que cada febrero se realizan”.
“Díaz dijo a EL TELEGRAFO que ‘hay que recordar que durante la campaña electoral el intendente Guillermo Caraballo habló de un museo de la voz y la palabra, donde reunir a los artistas sanduceros, a lo más destacados de nuestros músicos, escritores, poetas y periodistas’. Dentro de ese proyecto, ‘sobre el cual hay que decir que no estamos trabajando específicamente’, advirtió, ‘sin duda que Eduardo Franco y Los Iracundos tienen cabida por sobradas razones”.
“Pero recibimos con mucho interés las propuestas, dentro de ellas incorporarlo al calendario departamental de actividades turísticas, a lo que por cierto nos mostramos dispuestos; es evidente que debe estar allí y es algo que podemos y debemos hacer’, agregó Díaz. También recibió ‘la propuesta para hacer una estatua de Eduardo Franco, cuyo proyecto ya existe’ y cuyo valor --esculpida en bronce-- sería de entre 25.000 y 30.000 dólares”.“Realmente no estamos seguros, simplemente porque aún no hemos discutido el asunto con el intendente y con su equipo de gestión, si es la mejor forma de perpetuar la memoria de Eduardo Franco. Pero si recordé, y así lo expresé, que en Buenos Aires hay estatuas de grandes artistas como Sandro y Olmedo, que son visitadas por muchos turistas”.Sin dudas, las palabras del secretario general de la Intendencia Departamental resultan muy alentadoras en el sentido de que se concrete el homenaje y recordatorio que, como hemos planteado debería hacerse a los grandes músicos sanduceros.
La creación de un museo “donde reunir a los artistas sanduceros, a lo más destacados de nuestros músicos, escritores, poetas y periodistas” es una valiosa idea en la que no debería perderse un minuto más en iniciar la organización del mismo con miras ambiciosas, para que resulte una verdadera “obra de arte” de la ciudad de Paysandú.
Seguramente sería muy adecuado ubicar dicho museo en el entorno del Teatro Florencio Sánchez, más específicamente como parte del complejo cultural que se pretende levantar allí por la Intendencia y la Fundación de Amigos del Teatro.
Por otra parte, es muy claro que estamos totalmente de acuerdo con la erección de un monumento a Eduardo Franco y Los Iracundos pero creemos que Paysandú debería encarar una obra más valiosa aún que por un lado homenajee a un sinnúmero de personalidades artísticas y por otro lado sea un lugar de convocatoria para todos aquellos admiradores de las artes musicales.
Como hemos planteado, en la futura peatonal de la cuadra de 19 de Abril, deberíamos levantar un gran monumento donde estén presentes numerosas figuras artísticas de todos los tiempos, muchas de ellas sanduceras y otros con indiscutible relación con Paysandú.
A modo de ejemplo y sin pretender que sea una nómina definitiva, propondríamos incluir en dicho monumento a Eduardo Franco y Los Iracundos, por ser el conjunto uruguayo más famoso en el mundo entero habiendo debutado en el “Florencio”; Aníbal Sampayo también sanducero de bien conocida universalmente labor artística; Alfredo Gobbi, nacido aquí nomás, por haber sido uno de los creadores del tango canción y el primero que llevó el tango a París y Nueva York. Tampoco deberíamos olvidar a Bonifacio Fleitas, juglar local, ni a Bruno Goyeneche que no solo ganó numerosos certámenes musicales sino que fue creador y director del coro que cantó, por primera vez en el Uruguay, la letra completa del Himno Nacional. No podemos omitir a Gabino Ezeiza, autor de “Saludo a Paysandú”, la canción que nos identifica en todas partes ni a Carlos Gardel porque fue en nuestro teatro donde plasmó para la historia aquello de “si estos pibes no entran yo no canto” y porque fue aquí que dejó, para terminar con las dudas, su afirmación: “soy oriental, nacido en Tacuarembó”.
Nos preguntamos si no debería estar el propio Florencio Sánchez, a quien justamente se homenajeó dando su nombre al Teatro Progreso y quien era tan admirado en Paysandú que cuando vino a presentar dos obras en el mismo, al comprar zapatos nuevos en un comercio de 18 de Julio, le pidieron los viejos y gastados como recuerdo.
A su vez, creemos sería muy oportuno que en la obra apareciera el piano con el que se compuso la música del Himno Nacional Uruguayo, destrozado por balazos y cañonazos cuando formaba parte de una trinchera en la Defensa de Paysandú.
Sería conveniente, y se podría hacer en acuerdo de la Intendencia Departamental y la Fundación del Teatro, convocar a un concurso de proyectos para la creación de un grupo escultórico de las características que planteamos.
En la información que aludimos al principio del comentario el secretario general Díaz hace referencia al costo que tendría el monumento a Eduardo Franco pero a su vez da una referencia que sería muy importante para hacer más viable el proyecto que planteamos. En efecto, las figuras de Buenos Aires a que alude están confeccionadas en un moderno material que puede brindar una textura similar al bronce, el mármol u otros y tiene un costo significativamente menor a los materiales convencionales además de tener la enorme ventaja de ser “anti vándalos”.
La idea de crear un grupo escultórico debería ser estudiada en profundidad considerando que sería un gran homenaje para nuestros músicos y un indudable atractivo para turistas de todas partes.