Rurales | 13 Feb Las dificultades que generó enero para el sector agropecuario a causa de la escasez de lluvias es un factor importante para el manejo del ganado, y la recomendación de manejo básica “es que si a simple vista en un suelo medio o profundo –suelo con tierra-- en este momento del año está con menos de 5 centímetros de pasto, la situación puede llegar a complicarse, si también está la posibilidad de que falte el agua”, dijo a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Marcelo Pereira Machín.
Es que hay lugares en Paysandú donde llovió poco –aunque en otros lugares las precipitaciones superaron los 100 milímetros entre el domingo y lunes pasado-- “y en el sur del país se siente enormemente la falta de agua”, precisó el técnico del Instituto Plan Agropecuario.
Explicó que “el ganado tiene buena performance a partir de los 5 centímetros, que son 1.000 kilos de materia seca. Si hoy estamos con menos de esa altura como vino la primavera, es un síntoma de que el campo está sobrecargado”, dijo.
Manifestó que hay potreros en establecimientos que “están con 4 centímetros de pasto y deberíamos estar con más de 5”, aclarando que “la manera fundamental de arreglar eso es tener la carga ajustada”. Entiende que esto “depende mucho de como será el tiempo. Si es lluvioso, todo andará bien, pero si es normal o con pocas lluvias la situación se puede complicar”.
Para Pereira, hoy existe información de cuánto es la capacidad de carga de muchos de los suelos del país, “a través de la investigación y sobre todo por los últimos datos que ha generado el Plan Agropecuario con el seguimiento forrajero satelital”. Subrayó que “hoy se puede trabajar con datos objetivos y no al tanteo. Por eso, si vamos a arriesgarnos que sea con datos, que es lo importante”.
De todas maneras, a partir de este momento y hasta el invierno “entramos en un tobogán donde las tasas de crecimiento comienzan a disminuir gradualmente, día a día, hasta el mínimo de producción que se da en el mes de junio. En abril la tasa de crecimiento es mediocre y en mayo es de tasa de crecimiento muy parecido a junio”.
El profesional sanducero aclaró que en el sur del país “se aprecia claramente zonas con escasez hídrica de meses”. Dijo que en el mes de diciembre en un campo cercano al INIA Las Brujas, “llovió en todo el año 590 milímetros. Recientemente en algunos lugares llovió y en otros no, lo que ha generado una heterogeneidad grande en el país, con situaciones complicadas en donde se ha sembrado sorgo forrajero con un crecimiento inicial muy bueno y luego debido al déficit hídrico lamentablemente no han rebrotado y la cosa se puso complicada”.
“A groso modo tenemos dos países. El sur en general con escasez de agua y el norte ha venido bastante bien, a pesar de que en enero las lluvias fueron muy escasas”, sostuvo.
Un claro contraste con lo que sucede en el sur, marcan los datos aportados por el productor Ramiro Zeni de la zona de Santa Blanca, al norte del departamento de Paysandú.
“El total de lluvias en 2015 fueron 1.242 milímetros en el establecimiento y solo en diciembre del año pasado llovieron 422”. Incluso acotó a EL TELEGRAFO que en enero de este año llovió 25 y en una sola lluvia de febrero –el pasado lunes 8-- fueron 82 mm.

ENSAYO
Estudiando la posibilidad de sustituir los verdeos de verano por fertilizaciones de comunidades de bajos de gran potencial, el ingeniero Marcelo Pereira lleva adelante varios ensayos en predios de productores en la Colonia Juan Gutiérrez, sobre todo en las proximidades del río Queguay y del arroyo Amarillo.
“En la colonia Juan Gutiérrez tenemos un ensayo de fertilización de una unidad de bajo, fundamentalmente de especies de verano”, sostuvo. “Son ensayos parcelarios y pruebas de escalas con potreros fertilizados y una parte del ensayo parcelario en donde está incluido el pastoreo, el que tiene el manejo de que cuando se llega a 10 centímetros de pasto se debe cortar el pasto”.
“Debido a que tuvimos lluvias en forma temprana en la primavera y que a principios de semana llovieron 89 mm, hay una diferencia a simple vista y sin necesidad de hacer ninguna cuantificación rara, entre campos que fueron fertilizados con fósforo y con nitrógeno el 22 de octubre de 2015, con 100 kilos de superzinc y 100 kilos de urea, respecto al que no se fertilizó”.
Manifestó que “igualmente se hicieron medidas de altura de pasto en cada potrero y arrojó una diferencia –aún no se precisaron los datos-- pero el potrero fertilizado anda en los 7 centímetros y el otro oscila en los 3,5 a 4 centímetros de altura. En ambas situaciones con una carga ganadera similar, considerada alta de 1,1 UG por ha, y se ve que hay mucha más disponibilidad de pasto en el potrero que fue fertilizado”.
Consideró que en enero “faltó el agua debido a que se fertilizó con nitrógeno y éste depende del agua”, aclarando que “si se fertiliza con urea debe llover porque si no lo hace no hay respuesta y crecimiento. Como en la primavera llovió muy bien y luego se cortó el agua por 20 o 25 días en el mes de enero, igual se capitalizó todo ese crecimiento primaveral”.
Pereira comentó que “por suerte este semana llovieron 89 mm, lo que da un respiro bastante grande. Si bien hay disponibilidad de pasto, la sequía se estaba empezando a sentir”.

TIENE QUE SOBRAR
En las situaciones en que están pasadas de carga y tienen una importante proporción de suelos superficiales, “la sequía se sintió y generó mucha preocupación en los productores”, dijo el técnico del Plan Agropecuario.
Transmitió el concepto de la necesidad de que “el pasto tiene que sobrar. No hay que olvidarse de que enero es el mes con más variabilidad en cuanto a la producción de forraje. Si bien puede ser el que produzca más forraje, puede llegar a no producir absolutamente nada, incluso menos que el invierno”.
Debido a esa variabilidad, una de las propuestas del Plan Agropecuario es el “diferimiento de pasto primaveral hacia el verano, para atenuar esa enorme variabilidad cuando sabemos que muchas empresas apuestan a la invernada de vacas en esa época y al mejoramiento de la condición corporal de los vientres”.