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Paysandú, Jueves 25 de Febrero de 2016

INGENIERO AGRÓNOMO GIANNI BIANCHI

“No alcanza con producir corderos pesados”

Rurales | 21 Feb “¿Quién dijo que alcanza con producir corderos pesados para ingresar en forma --exitosa y diferencial económicamente-- al mercado americano?”, se pregunta el ingeniero agrónomo Gianni Bianchi, explicando que “está bien trabajar en la apertura del mercado americano, pero estaría mucho mejor que se concreten efectivamente en el corto plazo volúmenes significativos y que se mire un poco los resultados de la investigación nacional que indican claramente que el cordero pesado que mayoritariamente producimos no es el del tipo que se consume en el país del norte, al menos en mayor cuantía”.
El consultor privado que durante 18 años desarrollara en la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de Facultad de Agronomía una destacada investigación de reconocimiento nacional e internacional sobre cruzamientos en ovinos manifestó a EL TELEGRAFO: “Oceanía en general y Australia en particular son grandes abastecedores de corderos del mercado americano y ninguno de los dos países produce corderos de la raza que en Uruguay constituye la mayoría de las existencias ovinas y, por ende, la de mayor participación en los corderos que el país exporta”.
Puntualizó que Australia produce corderos “de cruzamientos entre Poll Dorset o White Suffolk x Merino Australiano (o su cruza con Border Leicester) y Nueva Zelanda lo hace mayoritariamente a base de Romney Marsh o sus derivados. Mientras el país de los canguros exporta cortes de canales que pesan 24 kilos con la particularidad que son magros (aun a esos pesos), el campeón mundial de rugby vende cortes con hueso (enfriado y congelados) de canales de 18-19 kilos y con grados de engrasamiento adecuados (suficientes para proteger la canal contra el golpe por frío de las cámaras y sin generar excesos que se transforman en ineficiencias en el sector primario y desperdicio en la industria)”.
Australia “es el país que más vende a Estados Unidos, mientras que Nueva Zelanda --si bien también vende a Estados Unidos-- controla el 80% de la cuota de la Unión Europea. Los dos países que habitualmente tomamos como referencia (pero lamentablemente poco se consideran a la hora de implementar tecnologías, sobre todo relacionadas con la producción de carne ovina) producen carne en función de los mercados que abastecen”, explicó Bianchi.
Aquello de que “es el consumidor quien decide qué producir” no parece funcionar en Uruguay cuando de producir carne ovina se trata. Los corderos del país han tenido como destino mayoritario Brasil, China y la Unión Europea y se han colocado sin mayores dificultades (salvo inconvenientes en la economía de estas regiones), pero ello de ninguna manera indica que nuestro cordero promedio compita con el cordero que producen los dos países más importantes en este rubro”, sentenció.
Aunque “no desconozco las innegables ventajas de esos países en cuanto a desarrollos de TLC, ya que en igualdad de condiciones el cordero que produce el país es inferior a los corderos de Oceanía y eso no estaría mal que lo reconociéramos, entre otras cosas para mejorar nuestro producto”, evaluó el consultor.
En cuanto al cordero que demandan los americanos, “vale la pena saber cuándo se relaciona el peso de canal con el grado de engrasamiento y cómo varían dependiendo de la raza paterna (la materna siempre fue Corriedale). Si bien siempre aumenta la cantidad de grasa (medido por los milímetros que aumenta el punto GR), conforme lo hace el peso de canal, no lo hace en la misma magnitud”.
Según Bianchi, Estados Unidos demanda canales pesadas, pero magras. “Si analizamos los datos provenientes de información nacional, se desprende que si Uruguay pretende entrar con fuerza a los consumidores de Estados Unidos y competir con el cordero australiano, necesariamente debería producir corderos súperpesados y magros. Y de acuerdo con nuestros datos, eso solo es posible si el carnero es Texel, Ile de France o Milchschaf, también Poll Dorset”, explicó.
“Si a esto agregamos que las canales de estas razas carniceras en cruzamientos con Corriedale, Merino, Ideal o Romney Marsh producen mayor cantidad de cortes con hueso del trasero que cualquiera de las razas laneras o llamadas doble propósito tradicionales (Corriedale, Ideal, Merilin y Merino Australiano), aun a igualdad de peso, parecería lógico que el Uruguay debería haber diseñado un producto en cantidades significativas para el mercado de Estados Unidos”, explica Bianchi. “Sin embargo, no lo hizo, entre otras cosas, porque no existe una estrategia de país para producir carne ovina para tal o cual mercado, salvo la de limitar los pesos de canal dentro de determinados rangos --asociado con los calibres de los cortes que se obtienen-- y de repartirlos entre los mercados en función del precio que se obtenga por ellos”.
De todas maneras, el profesional apuntó que “sí hay una estrategia para la carne vacuna; de hecho los animales que se engordan en feed lot tienen un destino claro e inobjetable, más allá de que la fortaleza del país sea producir a base de pasturas”.

LANA
“En cierta medida, también la hay para la lana: el proyecto de Merino Fino y ahora el Crilu responden a generar volúmenes de un tipo determinado de lana para cierto destino que el país no solo no tenía, sino que llegó a importar top en su momento; basta recordar la política de Paylana cuando confeccionaba telas a base de lanas finas australianas que el Uruguay no producía”, indicó el investigador.
Señaló que la industria lanera “acompañó todos estos emprendimientos y hoy la lana se comercializa con medidas objetivas. No toda la lana vale lo mismo y si bien hay zafras donde las diferencias entre finuras disminuyen (o incluso hay demandas específicas por lanas medias-gruesas, sin ir más lejos la zafra pasada), en el promedio de los años, existe un diferencial innegable hacia las lanas más finas que explica el incremento del Merino Australiano y del Dohne en el país”.
Con el mismo criterio, “¿quién dijo que todos los corderos deben valer más o menos lo mismo? ¿Es que acaso no se ha demostrado hasta el hartazgo que, así como en la lana, no toda la carne de cordero es igual? Claro que todo se vende, pero el tema es que no todo vale lo mismo”, dijo.

COMPARTIMENTO
Bianchi reconoció como válido el desarrollo del compartimento ovino liderado por el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL) y las negociaciones del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca al más alto nivel para tratar de lograr que la carne ovina ingrese al país del norte y “ojalá --o en forma conjunta-- a México”. No obstante, aclaró que “si todo eso no va acompañado de un mensaje claro al sector productivo sobre cuál es el producto que mayores dividendos generaría, habremos perdido la oportunidad de demostrar con hechos que las políticas del sector ovino en su conjunto también se desarrollan contemplando lo generado por la investigación nacional”.
“No por eso se debe malinterpretar que se está yendo en contra de cual o tal raza, por el contrario, reconocer que no todos los ovinos son iguales y lo importante está en saber --con información objetiva e imparcial-- qué cordero se adapta mejor a qué mercado y con ello maximizar las oportunidades que se le brindan al país en el exterior”, concluyó el investigador.


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