Deportes | 25 Feb La Policía comenzó en diciembre con las inspecciones de las canchas, algunas las tuvo que volver a visitar porque fueron afectadas por la creciente, como por ejemplo el Parque Pasarello, el Parque Firpo e Independencia, que sufrieron las consecuencias del desborde del Arroyo Sacra.
En la víspera se visitó el Estadio de Porvenir y hasta el momento se han visitado prácticamente la totalidad de las canchas, quedando solamente el Parque Aguinaga-Thomasset, que seguramente se inspeccionará a la brevedad. Se realiza un relevamiento técnico en el que se toman fotografías, en las que se observa el estado general de la cancha, el perímetro, los alambrados, los túneles, los vestuarios, la iluminación y demás, para luego realizar un informe en cuanto a la seguridad y elevarlo a la Liga de Fútbol y a los clubes.
Lo que hará la Policía es una recomendación, pero luego la fijación de los partidos y de los escenarios quedará en manos de la Liga, con la idea de que los directivos tomen nota a la hora de marcar las distintas etapas. La intención es culminar con la inspección y elevar el informe antes de que comience la temporada oficial de la Divisional A, para así evitar incidentes dentro y fuera de las canchas, más allá de que la Policía no es la encargada de la seguridad interna en los escenarios deportivos.
En lo que refiere a la parte de seguridad, hay varias cosas para corregir según se señaló. Es por eso que las autoridades elevarán el informe a los directivos y antes de que comience la temporada realizarán otro relevamiento para ver si realizaron las mejoras sugeridas.
Por lo pronto, la Policía realiza recomendaciones en cuanto a la seguridad, las instalaciones, los elementos que pueden ser utilizados para las agresiones, el estado general de las canchas, el perímetro y la iluminación. Luego le envían el informe correspondiente a la Liga y a las instituciones con el objetivo de que se realicen las mejoras sugeridas y que se fijen los partidos “de riesgo” en los escenarios que están aptos para recibirlos. Pero claro, la pelota está del lado de los dirigentes.