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Paysandú, Martes 01 de Marzo de 2016

Conviviendo con el enemigo, que debemos eliminar

Opinion | 24 Feb Mientras en Paysandú está descartado un caso de dengue importado en una niña proveniente de Misiones, Argentina, una zona de alto riesgo, suman una decena los casos de dengue autóctono sobre los que se ha informado en todo el país. Sin embargo, los casos confirmados serían sólo el 10% de los que realmente hay en todo el país. Esto es debido a que, como sucede en todos lados, hay un subregistro de pacientes, que cursan sin síntomas, pero que sin embargo tienen capacidad de transmitir la enfermedad en caso de ser picados por el Aedes Aegypti, y ello da la pauta de un potencial de contagio muy por encima de los focos detectados.
En esta coyuntura, el desafío se plantea en actuar sin tremendismos pero con responsabilidad, esa responsabilidad que lamentablemente gran parte de los ciudadanos no hemos tenido en cuanto a tomar conciencia sobre sencillas reglas y prácticas para desterrar el insecto vector, eliminando su hábitat reproductivo a través de la erradicación de los recipientes que puedan juntar agua limpia en el entorno de nuestros hogares, como solicitan las autoridades de la salud.
Aunque en esta oportunidad Paysandú se habría “salvado” del dengue, igualmente los sanduceros debemos encarar la situación en los términos que señalábamos, es decir con calma pero con firmeza en cuanto a la adopción de medidas preventivas sobre las que han venido insistiendo sistemáticamente desde hace ya varios años, la Dirección Departamental de Salud y el Comité Departamental de Emergencias, respecto a la eliminación de recipientes, pero con una respuesta que no ha estado acorde a las circunstancias, y ello explica que tengamos una alta población del mosquito Aedes Aegypti en nuestros hogares.
Y decimos hogares porque este insecto reside en el domicilio o peridomicilio, donde se les dejan condiciones para reproducirse, por lo que el combate debe sobre todo circunscribirse a cada hogar, por más espectacularidad o insistencia que se ponga en fumigaciones masivas para abatir mosquitos en vuelo en espacios abiertos.
El hecho de que los primeros casos se hayan registrado en Montevideo, en barrios de alta densidad poblacional, pero con el agregado de otros dos en el Interior, no cambia el alto riesgo que implica que Paysandú esté situado en un cruce fronterizo donde es de esperar arriben personas --como el caso señalado-- portadoras del virus y puedan ser elemento desencadenante de algún foco, de magnitud imposible de evaluar a priori, teniendo en cuenta los factores que intervienen. Además, cabe destacar que si bien en nuestro país hace ya varios años que se encaran campañas serias de descacharrización y se realizan constantes encuestas y seguimiento de la población del mosquito en cuestión, en Argentina, de la cual nos separa un río de solo 1.000 metros de ancho, las medidas se están tomando recién ahora con el impulso que corresponde, dejando crecer peligrosamente la población del vector. Al menos ha sido así en Entre Ríos, justo enfrente a Paysandú.
Pero el punto es que el mosquito ya está presente, en alto porcentaje, y las probabilidades de difusión de la enfermedad son altas, sobre todo cuando nos visitan o cruzan por nuestra zona miles de personas provenientes de lugares donde el dengue es endémico y hay además cursos benignos de la enfermedad en muchos casos sin que se presenten síntomas, pero con capacidad de contagio.
Ahora que pasamos de la fase cero a la fase uno en cuanto al dengue en Uruguay, ello determina que se ponga en marcha el plan de contingencia que ya ha sido establecido con suficiente antelación para hacer frente a situaciones como las que está planteada, y que ha sido evaluada en la reunión de este martes en el Comité Departamental de Emergencias, al llegar a un punto al que todos abrigábamos secretas esperanzas de que tal vez no se iba a llegar, teniendo en cuenta que durante largo tiempo habíamos podido sostener la condición de libres del dengue en el subcontinente, junto con Chile.
Y hay un aspecto clave a tener en cuenta, mencionado por el director departamental de Salud, Juan Gorosterrazú, cuando expresó a EL TELEGRAFO que “el Aedes Aegypti está en todo el país, y ya tenemos la enfermedad en dos zonas de Montevideo, en Malvín Norte y Pocitos, por lo que puede aparecer en cualquier parte del país. Por lo tanto, es fundamental continuar apuntando a intensificar la prevención en el domicilio, es decir dar vuelta todos los recipientes que puedan juntar agua porque, como dijo el ministro (Jorge Basso) en la conferencia de prensa del domingo, el mosquito que nos puede infectar es el que criamos en nuestro domicilio”.
Bueno, de eso se trata, de que en este caso el desafío de atacar el riesgo depende de nosotros, empezando por la eliminación de pequeños recipientes en los que se pueda depositar agua de lluvia, pero también eliminando a los insectos ya adultos mediante la fumigación en los rincones de las viviendas, detrás de los muebles, en los galpones, en los patios; porque como bien decía el secretario de Estado, el mosquito que nos picará se ha criado en nuestra propia casa.
A la vez, el diagnóstico precoz no solo ayudará a quien haya sido contagiado, sino que permitirá reducir la posibilidad de difusión del foco, por lo que es de primordial importancia consultar al servicio de salud en caso de fiebre, dolores articulares, vómitos, dolores abdominales, cefaleas y dificultades para respirar, que son los síntomas más comunes, aunque naturalmente no son solo privativos de esta enfermedad, sino que pueda ser motivo de confusión con otras patologías.
Y si bien los picos de la enfermedad pueden darse en las próximas semanas, como consideran los epidemiólogos teniendo en cuenta las características de la región, no puede obviarse que en el caso de Paysandú y nuestro país estamos ante la proximidad de un evento como Semana de Turismo, en el que recibimos miles de visitantes, como así también muchos compatriotas viajan al exterior.
Es decir, un ida y vuelta que se presenta como un elemento de gran potencial de contagio, y es preciso aguardar este período con los menores factores de riesgo posibles, y sobre todo, reduciendo al mínimo desde ya y en forma sistemática la población de los mosquitos que tenemos en donde residimos, la principal amenaza para el dengue, el chikungunya y el zika.


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