Opinion | 29 Feb La industria del cine y el audiovisual en Uruguay atraviesa por una etapa de dificultades y grandes desafíos para posicionarse en un nicho de mercado altamente competitivo y tecnificado.
En octubre del año pasado, al menos ocho proyectos fueron favorecidos con el Fondo de Fomento del Instituto del Cine y el Audiovisual de Uruguay (ICAU) y en esa oportunidad se hizo referencia al contexto de dificultades para este sector con un fondo estancado. A diferencia de lo que se cree, cada año aumenta la cantidad de alumnos interesados en hacer cine y cursar una carrera de horizonte limitado en nuestro país, pero sin techo para la creatividad vocacional.
En los últimos días, el subsecretario del Ministerio de Turismo, Benjamín Liberoff, anunció que la secretaría de Estado invertirá medio millón de dólares para que paisajes tradicionales de Punta del Este y Montevideo se vean en la novela “Totalmente Demais”, de la Red Globo de Brasil, tras tres años de negociaciones y seguimientos por las autoridades uruguayas con la empresa brasileña.
La novela, que se emite desde el año pasado, llega a una audiencia de más de 22 millones de espectadores a través de la mayor productora de telenovelas del mundo, que coloca sus productos en más de 90 países y la estrategia ministerial se relaciona con la conquista del mercado del país norteño.
Esta decisión del Poder Ejecutivo logró la reacción de productores del cine nacional, que reclamaron contra la “incoherencia” de una medida que no aporta a las políticas audiovisuales, al tiempo que los operadores turísticos lo celebraron.
Desde el ICAU aseguran que esos recursos otorgarían una mayor visibilidad a la proyección internacional del cine uruguayo. Sin embargo, algunas realizaciones obtuvieron el respaldo de empresas argentinas, tales como Telefé. El “mientras tanto”, en este caso como en otros, desespera a quienes sostienen iniciativas pero deben esperar a la creación de fondos especiales para desarrollar películas más importantes. En algunos casos deben conformarse con premios de 120.000 dólares y tratar de cubrir en forma insuficiente las necesidades de un filme con costos por encima de U$S 2 millones.
Paralelamente, la industria del cine en la región no para de crecer. Argentina aumentó un 28% los subsidios de producción, Brasil –a pesar del marco de austeridad que atraviesa el gobierno de Rousseff-- destina U$S 450 millones a su producción audiovisual. Por su parte, Chile, Colombia y México encaran la reducción fiscal para atraer inversores extranjeros y fortalecer su industria local. Es decir que estos gobiernos de tan disímil ideología han adoptado una decisión común para el fomento de sus propias industrias audiovisuales.
En Uruguay, algunas estimaciones indican que el ICAU maneja anualmente una cifra similar al aporte del Ministerio de Turismo para que la Red Globo posicione a Uruguay en los últimos capítulos de una novela.
Por lo tanto, cualquier medición o comparación con la realidad queda exenta de comentarios.