Opinion | 08 Mar Apenas una generación atrás, eran pocas las ciudades que contaban con programas de gestión de residuos sólidos. Probablemente, los hogares producían menos desechos que ahora: las bolsas de plástico se usaban mucho menos, los animales domésticos comían sobras y no alimentos granulados como en la actualidad. Los residuos relacionados con empaques prácticamente no existían y las ciudades en su conjunto, producían bastante menos basura.
La mala gestión (o la ausencia de ella) de los residuos sólidos urbanos genera no sólo impactos ambientales sino también sanitarios y sociales de relevancia. Se requieren no sólo soluciones técnicas sino también la inclusión de los recicladores informales, cambios culturales en relación a la conducta de las personas y educación y motivaciones claras para que la gente se motive a reducir y reciclar sus residuos.
En cuanto a los trabajadores informales, estudios realizados por el Banco Mundial indican que juegan un rol importante en los países en desarrollo, ya que entre el 15% y el 20% de las basuras generadas se maneja ad-hoc por individuos o microempresas que no están formalmente registradas o reconocidas. Como sabemos, aquí en Paysandú hay muchos clasificadores que se dedican a recolectar, seleccionar, reciclar y reutilizar los residuos en sus domicilios, siendo los menos los que participan de emprendimientos de tipo asociativo vinculados a puntos de clasificación.
En la ciudad de Paysandú se producen 80.000 kilos diarios de basura, que se depositan en el vertedero municipal al que la Intendencia volverá a transformar --de cumplirse los anuncios realizados por la actual administración frenteamplista-- en un relleno sanitario. La población ha asimilado bien el cambio de sistema de recolección a volquetas concretado durante la gestión nacionalista en el gobierno departamental. Sin embargo persisten conductas individuales que deben ser sancionadas ya que atentan contra la salubridad pública y favorecen la generación de basureros en terrenos baldíos, descampados y calles poco transitadas.
Una buena gestión de residuos sólidos es más que contar con una ciudad limpia. En Paysandú como en todas partes, no solo se requieren servicios de recolección de basura y volquetas, sino también la colaboración de la población en el mantenimiento de los espacios públicos, y una base mínima de respeto hacia nuestros conciudadanos que permita desterrar conductas vergonzosas para la sociedad, como tirar nuestra basura en barrios ajenos.
Teniendo en cuenta que la gestión de residuos sólidos recae sobre las intendencias y municipios, es importante que el tema sea incluido en forma prioritaria en sus agendas de gobierno en el marco de un compromiso social y ambiental que redunde en la mejora de las condiciones de vida de todos.