Paysandú, Domingo 13 de Marzo de 2016
Locales | 06 Mar Motoqueros al acecho
Hace unos cuantos días que estoy tratando de darme tiempo, para sentarme a desmenuzar una serie de reflexiones que deseo compartir con quienes estén interesados. En el tema de la inseguridad ciudadana en Paysandú y la desobediencia organizada que se desprende de ella.
Desde hace bastante tiempo ya, los sanduceros venimos asistiendo a una imparable serie de actos de grupos e individualidades del entorno que nos tienen a mal traer. Comencemos por las excentricidades que venimos soportando desde hace un buen rato con respeto a la irrespetuosidad que muestran algunos motociclistas en la vía pública.
Si ello significara que los costos de tal desacato recayeran sobre ellos mismos, me preocuparía menos por lo que está pasando. Pero es la población toda la que carga sobre sus espaldas las malas prácticas de estos transgresores.
¿Cuánta gente en los últimos tiempos ha sido víctima de ataques virulentos y agresiones con finalidad de rapiña de los desacatados? Y con consecuencias muy pero muy nefastas para los agredidos que por lo general son mujeres (por ser más indefensas), y entre ellas las personas mayores, estas si indefensas completamente, que son violentadas, tiradas al suelo como un objeto cualquiera para saquearlas sin importar a los agresores las consecuencias. Utilizan este noble elemento que es la moto, que de mucho sirve a numerosas personas (generalmente modestas o muy modestas) para trasladarse al trabajo o llevar los hijos al estudio, o simplemente para pasear y disfrutarla, con todo el derecho que tienen para ello.
Pero los malvivientes, aquellos a quienes les gusta vivir sin trabajar y para colmo perjudicar a quien trabaja, están siempre al acecho.
¿De cuántos casos nos hemos lamentado últimamente, y en ocasiones más de uno por día, donde el damnificado termina internado con heridas que por lo general son muy serias? ¿Y los choques que ocurren entre ellos mismos, donde se lesionan de por vida y terminan muchas veces internados por meses en CTI, mientras que quienes se salvan deben arrastrar secuelas lamentables para siempre?
Y los juegos tipo gallinita ciega, picadas extremas, donde no solo arriesgan su vida (y por lo general son gente muy joven) poniendo además en riesgo la vida de numerosos inocentes que aciertan a pasar por su zona de diversión.
En ruta 3, cerquita nomás del Trébol, hacia el norte, hemos visto a no menos de 30 motociclistas en esas prácticas. Y lo que vienen haciendo en plaza Artigas, sometiendo a esa linda barriada a una tortura sicológica permanente desde tiempos inmemoriales.
Y uno se pregunta, ¿será posible que no haya quien ponga coto a estos desmanes? Y es allí donde comienza la desconfianza hacia los poderes del Estado que no son capaces de responder rápida y firmemente a estos desatinos.
Para colmo de males, quienes son detenidos con gran esfuerzo por la policía, luego siguen de largo porque el paso por la justicia no garantiza en absoluto sino todo lo contrario, que se vaya a poner un escarmiento merecido a los inadaptados.
¿Y lo que le cuesta a la sociedad en internaciones, en medicamentos, en atención medica, etcétera? ¡Sin dudas ha de ser incalculable!
¡Y los que manejan llevando niños (muchas veces más de uno), sin respetar la tenencia de luces reglamentarias, ni el uso de cascos, ni chalecos! No hablemos ya de la parte mecánica que desconocemos pero seguros estamos carecerán de frenos en regla y otros asuntos…
¿Y los que van tomando su vinito o su cervecita haciendo caso omiso de la tolerancia cero a la que todos nos debemos someter?
¿Y los robos frecuentes en que se usa esta noble herramienta llamada moto, para perpetrar sus delitos? Se dan cuenta entonces por qué, frente a una ciudadanía indefensa, en manos de inconscientes de todo tipo que nos agreden continuamente en el transito, pasándonos por cualquier lado, en el irrespeto a los semáforos y a las calles flechadas, con un desprecio absoluto al tema de la solidaridad que debe regirnos, aplaudo la decisión de Guillermo Caraballo, este intendente joven, dinámico, inteligente, corajudo, decidido a terminar con todo lo que nos aqueja y por lo que venimos reclamando hace mucho tiempo. Intendente que sin descuidar en absoluto su compromiso en obras que aborda permanentemente, decide en coordinación con el ministro Bonomi, traer a Paysandú a la Guardia Republicana a fin de que termine con toda esta exageración y caos que sufrimos los sanduceros. Apruebo absolutamente todo lo que están ejecutando. Y no debieran irse hasta terminar con el último de los infractores. Y nos preguntamos: ¿por qué no se pudo antes?, ¿por qué nos dejaron tan indefensos, a merced de esta gente, a quienes mantenemos con nuestros impuestos que con esfuerzo pero con la conciencia de que son bien distribuidos realizamos?
¿Por qué tanta y tanta tolerancia ante tanto y tanto horror? Por todo esto y mucho más agradezco al intendente por su sabia resolución. Y nos debemos comprometer todos en Paysandú más allá de partidos y de colores, a apoyar la gestión del intendente y quienes lo rodean como su secretario, Mario Díaz, el Dr. Álvarez Petraglia y otros.
Que esto sea el comienzo para tomar fuerzas y continuar en la senda del orden en paz, sin violencias innecesarias, para arremeter otros desmanes que sufre la sociedad como el abuso de los cuidadoches, los ciudadanos que sacan los perros a pasear y permiten que ensucien la ciudad sin cumplir con su deber de ser ellos quienes limpien lo que estos irracionales y queridos animalitos ensucian. Y no nos olvidemos de quienes andan paseándose con la botella de alcohol por la ciudad (eso nunca termina bien para los restantes ciudadanos), los vehículos avisadores que pasan a cualquier hora de la noche y de la madrugada con su parlantes a todo volumen. ¿Por qué toda esta gente elige molestar al resto de ciudadanos que optan por vivir en paz y tranquilidad que se merecen? ¿Por qué todo tiene que hacerse para perjudicar al prójimo?
Y aquí nuevamente: ¿por qué esa falta de solidaridad social?
Basta de tolerancia a los inadaptados. O se adaptan o que les cueste caro. Este no es el tipo de sociedad que la mayoría queremos. Y si no, hagamos un plebiscito y veremos quién tiene razón.
Finalmente una aclaración: estoy contra la tortura, siempre lo estuve. No estoy pidiendo que se les reprima a golpes. De ninguna manera.
Pero deben existir formas para encauzar a estos desubicados y se deben poner en práctica ya. Creo que hemos iniciado finalmente ese tan anhelado camino y deberemos continuarlo. Ciudadano sanducero
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