Paysandú, Domingo 13 de Marzo de 2016
Opinion | 09 Mar Al hablar en el Consejo de Ministros celebrado en Rivera, además de referir a emprendimientos para recuperar rutas en ese departamento, el titular de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi, anunció que la próxima semana se hará un lanzamiento de proyectos con participación de privados para afrontar con obras de gran significación el déficit vial en gran parte del país.
Rossi recorrió varios tramos de las rutas 8 y 26 para observar el estado en localidades como Vichadero, Minas de Corrales y Tranqueras y reconoció que las condiciones generales de esos puntos “no son buenas”, pero se está trabajando para cambiar la situación, así como en la reparación de la Ruta 30 en Artigas y la ruta 27, una de las principales vías de acceso en Rivera.
Pero sobre todo el ministro anunció que el próximo 17 de marzo se lanzará un llamado para Proyectos de Participación Público Privada (PPP) para mejorar sustancialmente varias rutas nacionales --entre ellas la 14 que atraviesa el país de Este a oeste--, que por su mal estado, ponen en peligro a quienes circulan, además de mencionar como obras en marcha la construcción de una doble vía en Ruta 8, entre Pando y Ruta 11, y otra en Ruta 101 entre el Aeropuerto Internacional de Carrasco y Ruta 8.
Este planteo del secretario de Estado se materializa en un momento muy complicado de las finanzas públicas, con un déficit fiscal que orilla nada menos que el 4 por ciento del Producto Bruto Interno, al cabo de una década en la que ingresaron al Estado recursos como nunca antes ante el escenario internacional tan favorable.
Pero ahora quedan pocos recursos estatales para financiar o ser parte de las inversiones en infraestructura en una diversidad de áreas que han quedado para atrás, y por lo tanto es explicable y pertinente que ya desde el gobierno anterior se buscara contar con capitales privados, incluyendo la coparticipación con el Estado, con la posibilidad de tener la concesión por determinado período para amortizar la inversión, como se hace en todo el mundo.
Y para aliviar la necesidad de recursos en emprendimientos con participación estatal, para volcarlos a otras áreas, se han creado instrumentos como los PPP (Participación Público Privada), que hace que el Estado resigne la vieja idea de ser el que invierte en infraestructura, para abrir el abanico hacia los privados, con arribo de capitales que hagan lo que resulta muy difícil y hasta imposible de abordar con recursos públicos.
El problema es que hasta ahora ese instrumento no se ha traducido en las concreciones que se pretendía, y por lo tanto es justificado que se trate de adecuar la norma a la realidad del país, sobre todo a partir de que la bonanza ha llegado a su fin y se ha gastado en exceso, al punto de no quedar recursos para infraestructura, lo que explica la voluntad de impulsar este año el desarrollo de obras viales a través de Participación Público- Privada, apuntando a proyectos que forman parte de un plan de inversiones que se promoverá durante la actual administración.
Sobre todo, corresponde hacerlo aprendiendo de los errores que se cometieron en los mecanismos de los llamados de PPP, lo que a juicio de los técnicos ha sido una de las causas determinantes de que los inversores no llegaran y destinaran sus capitales a otros países de la región.
Sobre fin de año, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) había lanzado dos proyectos de PPP para reparación de rutas y la intención es seguir con los llamados, aunque subsisten dudas en el ámbito privado sobre la receptividad a estas propuestas por los operadores, en base a la experiencia inmediata.
No puede obviarse que el contexto internacional favorable de los últimos años cambió y en ese tiempo Uruguay ha pasado a tener fuertes competidores como Perú, Colombia, México o Chile para atraer inversores, porque por supuesto están todos en la misma, ofreciendo facilidades y rentabilidad para quien se vuelque a financiar emprendimientos de riesgo, en una coyuntura en que el parate en la economía mundial es visible.
Por lo tanto estamos ante un sano intento --no quiere decir necesariamente que vaya a ser exitoso, como todos deseamos-- de revertir el proceso de degradación de la infraestructura en algunas zonas, en tanto en otras se ha intentado atender las necesidades con obras pero en general en forma insuficiente. Porque la coparticipación ha sido muy relativa, no solo no se han actualizado trazados ni reconstruido rutas en la cantidad suficiente, sino que tampoco se ha abordado un mantenimiento acorte a la demanda de los sectores productivos.
Naturalmente, la búsqueda de inversores privados no debe limitarse a la infraestructura vial, sino que como se ha intentado, asimismo se promueve lograr capitales de riesgo directos o en coparticipación en otras áreas. Sin dudas una de las más exitosas, si no la más, ha sido la de las energías renovables, donde se siguen concretando proyectos. Aunque de modesta envergadura individualmente, continúan sumando inversiones para potenciar un área estratégica, como es por ejemplo el caso de los parques eólicos. Es un ejemplo de coparticipación para repicar en la mayor cantidad de sectores posibles, para atender problemas estructurales que han llegado a ser crónicos y para los que el Estado no tiene recursos o debería usarlos en áreas donde los privados no tienen atractivos para invertir.
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