Deportes | 14 Mar El fútbol ha brindado, a lo largo del tiempo, mil y una anécdotas. Pero hay una que, según dicen, no se ha repetido con el paso de los años.
Traspolando la situación a estos lados, ¿alguien se imagina que el “Polilla” Da Silva, técnico de Peñarol, mire a la tribuna y ponga en la cancha a un simpatizante en lugar de Murillo? ¿O que Gustavo Munúa, el entrenador de Nacional, haga lo mismo opte por un simpatizante para sustituir a Sebastián Fernández?
Es, sin dudas, el sueño del hincha. Pero hubo uno que pudo cumplirlo: Steve Davies, un enfermo por el West Ham inglés.
Steve tenía 9 años cuando, en 1975, el West Ham ganó la final del torneo inglés ante el Fulham. “Me hice del West porque pensé que ganarían siempre. Ahora sé que no es cierto”, dijo a quien sus amigos apodan “El Loco”.
Steve Childs, su mejor amigo, recuerda que “cuando aparece el West Ham es como si un chip sacara toda su pasión”.
Davies reconoce que ha hecho cualquier cosa para ver al equipo de sus amores. Pero nunca imaginó lo que le tocaría vivir una tarde de verano, en 1994.
Childs lo invitó a ver un partido de pretemporada, con el único objetivo de ir a tomar alguna cerveza mientras miraba n el partido ante el Oxford City, un equipo regional que iba a jugar el compromiso de su historia.
Así, tres amigos y la esposa de Davies de ese momento, se trasladaron al pequeño escenario del Oxford.
Así, se instalaron muy cerca de la baranda que separaba al público de los protagonistas, detrás del banco del West Ham, dirigido por Harry Redknapp.
Pero había un problema: Davies no podía ver al delantero Lee Chapman, a quien insultó a lo largo de todo el partido.
“Yo estaba contento con el equipo, salvo con Chapman. No lo quería. Jugaba contra la defensa, que era baja, y él terminaba siempre en el piso. Cuando se cayó por tercera vez me metí con él. ‘¡Chapman, burro, levántate!’, le gritaba”, recordó “El Loco”.
Tras un primer tiempo repleto de lesiones para el West Ham, que ganaba el choque, el entrenador se quedó sin suplentes. Y, para como, Chapman se lesionó apenas comenzado el complemento y el equipo quedó con 10 jugadores.
Redknapp se acercó a Davies, quien había insultado a Chapman, y le preguntó si podía jugar mejor que él. La respuesta era obvia: sí.
“¿Quieres jugar?”, preguntó el técnico. Y no hace falta contar la respuesta.
Así que “El Loco” fue caminando por la línea de cal, se metió en el vestuario y Eddie, el utilero, le dio el equipo con la camiseta número 3. Igual, nadie creía que saltaría a la cancha.
Pero a los 9 minutos del complemento, un hincha de 27 años entraría en la historia.
“Harry me preguntó en qué puesto jugaba, y aunque lo hacía de defensa, una vez que jugaba para el West Ham le dije que quería estar de delantero”, explicó Davies.
Todos miraban a este flacucho de piernas arqueadas sin saber quién era. Ni siquiera el encargado de la locución, que bajó de la cabina a preguntarle a Redknapp por el nombre de su jugador.
“¿No viste el Mundial? Es Tittyshev, el búlgaro”, fue la respuesta del entrenador.
“Uf... Estaba fatigado, había tomado unas cervezas y fumado bastante. El juego iba demasiado rápido. Pero en un momento el balón vino hacia mí, lo paré y lo pasé a un compañero. Fue un momento glorioso”, recordó Davies.
El West Ham ganaba 4 a 0, cuando a los 71’ “El Loco” recibió la pelota, se coló entre los dos zagueros y definió al ángulo, ante la salida del golero.
“Fue irreal, no podía creer que hubiera pasado. ¡Marcar para el West Ham!”, asegura.
Luego compartió vestuario con el equipo, aunque no le regalaron la camiseta. Fue tiempo de regresar a su casa sin que nadie le creyera lo sucedido, así como tampoco en su bar favorito, donde lo llamaban mentiroso.
Hasta que el Sun publicó la historia dos días después y se transformó en el héroe. En el hincha envidiado. Claro que también se publicó que el quinto gol del West Ham, su gol, había sido anulado por fuera de juego.
Pero, igual, había escrito una página inédita en el fútbol mundial.