Opinion | 14 Mar Aunque se triplicó la cantidad de trabajadores de la Secretaría de Comunicación de Presidencia de la República en un lapso de diez años, el presidente Tabaré Vázquez se queja de la información “ladeada” que brindan los medios de comunicación y criticó la extrema difusión hacia los aspectos conflictivos de su gobierno.
Sin embargo, el mandatario y su entorno cuentan con esa herramienta que aún no usan de forma eficiente para canalizar su llegada a la población, si se toma en cuenta que hay 66 profesionales contratados en dicha oficina.
Más allá de las gruesas acusaciones que pasaron por “debilitar la institucionalidad democrática del país”, tras la difusión de la inexistencia de un título académico que el vicepresidente Raúl Sendic utilizaba como tal en los documentos oficiales, hasta los medios “chatarra” que utilizan “mentiras”, es notable la heterogeneidad que presenta el aparato del gobierno al momento de informar sus propios logros.
Y en esto --mal que le pese al presidente-- nada tiene que ver la oposición o el sesgo que le impriman las grandes empresas de comunicación, sino las propias descoordinaciones o falta de exigencias internas que se presentan desde cada organismo dependiente de una gran estructura como lo es el propio gobierno. Una rápida constatación por los sitios web oficiales demuestran una disparidad en la cobertura temática, con una tendencia a la concentración de la información en Presidencia, que actualizó hasta el viernes y retomará su labor hoy lunes, si bien cada área cuenta con decenas de funcionarios encargados de la comunicación, además de la contratación de empresas privadas. O el Banco de Previsión Social, cuyo servidor en error durante el fin de semana, no permitió una recorrida por el plan circuital de votación para los distintos directores sociales, o una correcta información de la jornada.
La accesibilidad a una variada gama de medios de información y comunicación permite que el usuario elija constantemente y en la actualidad las modalidades digitales tienen una mayor cantidad de adeptos a nivel global, no solo en Uruguay.
Es decir que, más allá de reforzamiento anunciado por Vázquez basado no solo “en el deber sino el derecho de tener espacios amplios como los que tiene aquel que quiere criticar al gobierno”, debe complementarse con un necesario cambio de actitud hacia su propia interna, que en algunos casos está acostumbrada a la redacción de simples gacetillas sin mayor sustancia informativa que la presencia institucional y en otros elabora revistas o presenta proyectos multimedia (con opinión incluida) como es el caso del Ministerio del Interior.
Aunar criterios es una materia de difícil resolución, pero es un verdadero problema para el mandatario que sale un día y otro también a criticar a las empresas privadas, cuando en realidad debería mirar a sus propias estructuras y aprender --de una vez-- que mucha gente no es sinónimo de eficiencia.