Paysandú, Miércoles 16 de Marzo de 2016
Rurales | 09 Mar La industria láctea sanducera comunicó a los productores remitentes que a partir del 1º de marzo el precio de la leche será de $ 6,132, mejorando los $ 5,80 que pagaba desde el 1º de enero, pero que continúa siendo insuficiente para la rentabilidad del negocio tambero.
De acuerdo a lo informado, PILI ajustó los precios de proteína en $ 113,36 y de grasa en $ 38,9. Los precios son a levantar de tambo, por lo que no tienen descuento por flete. A estos precios corresponde adicionar la bonificación por calidad de acuerdo a la escala de valores que corresponda. Por ejemplo, de una leche con recuento bacteriano 50.000 y de células somáticas 400.000, corresponde una bonificación del 18%; proteína 3,27% y grasa 3,83%.
Productores consultados por EL TELEGRAFO no ocultaron su preocupación por la situación. “La suba es insignificante ante los costos que tenemos para producir, porque en vez de bajar, se mantienen o aumentan como es el caso del dólar”, indicaron. “A principios de año teníamos un dólar a poco más de $ 31 y ahora está casi a $ 33” y “si estábamos sumamente preocupados en ese entonces, imaginate ahora. Apenas subió 33 centésimos y el dólar aumentó más de $ 1,80. Compramos los insumos en dólares y cobramos en pesos y por eso las cuentas a este precio no nos cierran”, explicaron.
Agregaron que “a menos de 9 pesos la producción lechera es inviable y esto lo saben los industrias y el gobierno. La industria aduce que a los precios que hoy vende los quesos –en el entorno de U$S 2.600 la tonelada CIF– es imposible pagar más del ajuste realizado”.
La Asociación de Productores de Leche de Paysandú (APLP) ve como positivo el cumplimiento de la palabra de la industria: “Nos indicaron en su momento que a medida que los mercados mejoraran irían aumentando el precio a los productores, y lo están haciendo”. Ahora las expectativas están para cuando se concrete la mudanza de la planta actual a la nueva, y que a partir de la reducción de costos pueda volver a subir el precio de la leche.
Lo cierto es que los productores comentan con tristeza: “Cuando vamos a buscar la liquidación, dan ganas de llorar. Incluso en febrero se sintió más el impacto porque el FFAL no llegó como se había prometido y hay una necesidad del productor de tapar agujeros”. Actualmente los tamberos “tenemos que hacer los barbechos y empezar a preparar los verdeos de invierno y ver posteriormente si se incorpora pasturas. Todos costos en los que se debe invertir para aumentar la producción, pero que en estas circunstancias nos encuentra en una delicada situación”, dijeron.
SIN EL FFAL
Hace dos semanas el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, destacó la confianza entre la cadena láctea y los inversionistas, al anunciar que la siguiente semana 2.700 productores lecheros dispondrían de un fideicomiso de 86 millones de dólares, al 4,5% de interés anual y a cinco años, cosa que aún no ha ocurrido.
Del total, el Banco República aportaría 53,8 millones de dólares, el máximo permitido por su carta orgánica, por los buenos antecedentes del sector. Este fideicomiso privado fue estructurado por República Afisa con la financiación de los bancos BROU y BBVA, con capacidad para beneficiar a 2.700 productores remitentes de leche hacia las industrias.
“Estamos más que preocupados porque esto continúa alargándose”, indicaron los productores a EL TELEGRAFO, ya que desde el gobierno se alarga la entrega del pago de un nuevo Fondo de Financiamiento a la Actividad Lechera (FFAL), que ahora podría ser entre hoy y mañana”.
“Nos tiene preocupado porque se informa una cosa pero no se cumple. En setiembre del año pasado tenían que haber concretado la primera entrega y se hizo de noviembre a diciembre. Después que la segunda partida sería en febrero, más concretamente el 29, pero aún nada”, indicaron.
A CHACINERÍAS
El volumen de vacas lecheras enviadas desde los tambos hacia las chacinerías se incrementó 22% entre febrero de 2015 y enero de 2016, según confirmó el Instituto Nacional de la Leche (Inale). El incremento refleja la crisis climática y de precios que vive la lechería, además de incluir el período previo al secado de los vientres frente a las pariciones de otoño, que es cuando más vacas se descartan (aquellas que están llegando al final de su vida útil como productoras o animales con bajas producciones que pasan a ser sustituidos por otros vientres más jóvenes).
El mes pasado se faenaron 9.892 vacas lecheras y fue uno de los más altos, incluso superando a diciembre de 2015, donde se enviaron a frigorífico 9.626 cabezas. Los meses de mayor volumen correspondieron a junio de 2015 (con 10.976 cabezas) y los dos meses siguientes con 12.019 cabezas y 14.477 cabezas, respectivamente.
Es probable que la cantidad de vacas lecheras faenadas vuelva a crecer al analizar las cifras de febrero y siga en aumento, debido a tambos que bajan la cortina, así como a una mayor presión de descarte dejando a nivel predial los vientres de mayor producción y con mayor vida productiva.
El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), Rodolfo Braga, dijo a El País que “no hay duda que se incrementará el aumento de vacas a frigorífico”, porque “el dinero que no está entrando en los tambos por producción de leche, ingresará por mayor envío de vacas a faena”.
Braga recordó que la lechería viene muy complicada y “los productores no tienen de dónde sacar dinero. Aquellos productores que vienen con mayores problemas financieros, en estos meses, con bajos precios y menos producción de leche, no tienen otra alternativa más que hacer caja descartando más ganado hacia frigorífico”. El año pasado había cerrado con un envío récord de vacas lecheras a faena.
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