Paysandú, Domingo 20 de Marzo de 2016
Policiales | 13 Mar En el marco de su primera visita a la excárcel sanducera como comisionado parlamentario para el sistema carcelario, el abogado y periodista Juan Manuel Petit expresó a EL TELEGRAFO que, en su mayoría, los reclusos con quienes mantuvo encuentros son personas “con quienes se está a tiempo de trabajar, de orientar y rearmar esas vidas”.
Asimismo, precisó que durante su recorrida se reunió también con el equipo técnico de la unidad local del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) y habló sobre las “posibilidades de seguir avanzando y mejorando las actividades que allí se realizan, para que siga siendo un centro de integración”.
La población de internos es “de mucha gente joven que está por carencias sociales y que probablemente si se pudiera trabajar sobre esas carencias sociales, familiares y educativas no volverán a cometer delitos o actos de violencia. Hay mucha gente que está por delitos leves, que lo que denotan es una situación de carencia, de vulnerabilidad o de desamparo”.
“La clave para lograr que haya menos violencia es atender técnica y educativamente esas necesidades. Cuanto más educativas son las cárceles, menos delitos hay. Cuanto más cerradas son las cárceles, más inseguras son porque no logran revertir las situaciones que llevaron a la persona a recurrir a la violencia. En ese sentido, la idea es multiplicar los esfuerzos que existen en todo el país en materia de programas educativos, laborales, productivos, cultura, deporte, adicciones, que es uno de los más presentes en Paysandú”, indicó.
La mayoría de los reclusos cuenta en su haber con la adicción a diferentes tipos de droga, sobre lo que Petit reflexionó: “Es un tema de todo el país. Puede ser que en algunos lugares con menos población sea en menor medida, pero está muy presente. Tiene que ver con la situación de deserción educativa, de dificultades de armado de proyectos de vida, las crisis familiares acompañadas muchas veces por la pobreza. Aquellos que no tienen medios de vida recurren a la droga para subsistir, y eso se vuelve un camino sin salida. Es necesario que de la mano de programas técnicos, dentro de las cárceles se puede ir intentando salir de ello”.
CHARLA CON INTERNOS
Tras dialogar con varios internos e internas de la excárcel local, el comisionado parlamentario dijo que se nota una “necesidad que expresaron que tiene que ver con la vinculación hacia afuera, hacia su familia y su entorno. De poder recuperar lo que se pierden”.
“La privación de libertad es un impacto muy grande en las personas. Muchas veces pierden salud, empleo, vínculos y relaciones con la sociedad. Si antes tenía una situación compleja, cuando sale puede ser mucho más, si no se trabaja adentro con ese tema. Hay una necesidad de vínculo, aunque también hay alguno que no tiene familia o la han perdido, pero tienen que recobrarla”.
Otro de los aspectos que remarcó fue la “búsqueda de un empleo y la preparación previa al salir”. “Una parte es poder desarrollar una capacidad laboral, un aprendizaje de un oficio que pueda tener un sentido económico que le permita subsistencia y después poder salir con un proyecto real. Es muy difícil salir con algo real, salen con la idea de que mengano o fulano lo va a ayudar, o que tal pariente les va a prestar un lugar para vivir mientras se rearma o le dará un puesto en un taller y después eso no se lleva a cabo y es una gran decepción. Por eso es importante el trabajo de apoyo previo y posterior a la salida para que haya una inserción real”, mencionó Petit.
“LA CÁRCEL ES UN BARRIO MÁS”
La recorrida le permitió conocer cómo se encuentran las instalaciones de la unidad local.
“Es un edificio viejo que tiene algunos problemas edilicios, se está trabajando en algunos de ellos y hay sobre todo un proyecto de trabajo en marcha”.
“Los centros que más preocupan son aquellos donde uno llega y ve que no tienen vida, que no hay proyectos ni una idea hacia dónde ir. Aquí hay muchos planteos y programas que están tratando de llevar adelante por parte del equipo técnico y es muy importante que la comunidad a través de empresas y de organismos públicos responda a esas señales. La cárcel está enclavada en la ciudad, entonces es un barrio más. Hay algunos internos que vivían a dos o tres cuadras de donde están ahora, entonces es bueno que algunas entidades puedan prestar recursos; que un club deportivo aporte unas horas de un profesor de gimnasia o un centro cultural algunas horas con una clase de música, de danza o de pintura; son cosas posibles en la medida que el centro también muestre que está abierto a recibir esas manos y creo que este es el caso”.
Por su parte, Petit dijo que es necesario cambiar la sintonía y dejar de pensar en la cárcel “como una caja cerrada y lejana”. “La cárcel es un espacio más donde hay gente que va a estar un tiempo y debe realizar un proceso educativo para volver a la sociedad, y tratar que lo haga con más recursos con los cuales entró y también trabajar con su entorno. Muchos tienen varios hijos o son familias con carencias y es importante la coordinación de acciones para sostener a aquellos que tienen mayor vulnerabilidad y tratar de generar oportunidades de formación, de trabajo, de prevención de la violencia, de atención de las adicciones y de resolución de los conflictos. Todo eso requiere de acciones muy distintas y de políticas que vuelquen a toda la comunidad pero con más profundidad e inteligencia hacia esos sectores que han atravesado por más carencias y una infancia problemática”, sostuvo.
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