Paysandú, Domingo 20 de Marzo de 2016
Opinion | 17 Mar El enorme agujero negro por las pérdidas que ha tenido Ancap en los últimos años parece haber sido asumido como una lección para no repetir errores por el gobierno del presidente Tabaré Vázquez, quien en sus decisiones al respecto proyecta la idea de dar un fuerte golpe de timón, empezando por profesionalizar la gestión del ente.
Es así que tras cuatro años de pérdidas que llevaron a recapitalizar la empresa estatal en 622 millones de dólares en principio, y la remoción del directorio que lideró la empresa durante la presidencia de José Mujica y el primer año del segundo gobierno de Tabaré Vázquez, el Poder Ejecutivo promete reflotar el ente bajo el criterio de “máxima disciplina” y una gestión “técnica” de la empresa.
Precisamente en este sentido se transmitió el pedido a la nueva presidenta de Ancap, Marta Jara, según expresó la nueva jerarca durante su asunción --a la que no fue invitada la prensa, teniendo en cuenta que la idea del gobierno es dar un bajo perfil a la remoción y asunción de nuevas autoridades--, en el ente, habida cuenta del revuelo que causó el conocerse las pérdidas de la empresa.
Es así que mientras la oposición busca mantener el tema Ancap en la agenda y se apresta a denunciar irregularidades en la Justicia, el gobierno prefirió el perfil bajo para el comienzo de la gestión de las nuevas autoridades. Pero naturalmente, no hay forma de bajar el perfil a un tema que nos atañe a todos los uruguayos, que seguimos pagando el combustible más caro de la región y uno de los más onerosos del mundo, y cuyo precio no refleja la pronunciada baja del crudo en los mercados internacionales, porque se está haciendo caja por la vía de dejar los valores tal como están, para recapitalizar Ancap.
En la ceremonia de asunción, junto a Jara también asumieron el flamante vicepresidente, Juan Carlos Herrera, y Laura Saldanha como vocal del directorio, en una reunión privada donde solo hubo jerarcas de gobierno y medios oficiales.
El vicepresidente de la República y expresidente de Ancap, Raúl Sendic --en cuya gestión se potenciaron las pérdidas-- no estuvo presente, ya que tomó licencia para viajar al Congo y en su lugar concurrió el primer senador del oficialismo y vicepresidente en funciones, Ernesto Agazzi.
En los hechos, la asunción de las nuevas autoridades representa un desafío adicional para Vázquez en un escenario de desaceleración de la economía, cuando ha cesado el viento de cola internacional, y la administración del expresidente José Mujica le dejó un legado “maldito”: un déficit fiscal del 3,6 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI), que en su gestión en el primer año ha subido al 3,8 por ciento, lo que obliga a adoptar decisiones en el plano económico y social que permitan reducir este guarismo a valores razonables.
El mandatario afirmó que hará un seguimiento especial de un ente que en los últimos años generó en total pérdidas por unos U$S 800 millones, si se tiene en cuenta que desde 2011 a 2014 en Ancap hubo pérdidas por U$S 602 millones a los que se deben sumar las pérdidas de 2015 que pueden llegar a U$S 200 millones, según cálculos del representante de la oposición en el Directorio, Diego Labat.
Ya el presidente se reunió el viernes con los representantes oficialistas en la empresa y les transmitió su respaldo a los jerarcas, lo que también fue señalado por Jara: “El mandato que recibimos del presidente de la República, Tabaré Vázquez, es muy claro, muy sencillo, y se resume en una línea: tratar de gestionar la empresa de forma técnica, eficiente, en el marco de las políticas públicas”, dijo Jara según consignó la Secretaría de Comunicación de la Presidencia de la República.
“Lo importante ahora es ver cómo transformamos una crisis en una oportunidad, la de transformar Ancap para que la empresa esté al servicio de los uruguayos”, agregó.
Bueno, en gran medida de eso se trata, porque el déficit del orden de los 800 millones de dólares se asume como un “clavo” en plena desaceleración económica, porque encima de tener que desviarse recursos de Rentas Generales para recapitalizarla, tampoco se han rebajado los combustibles, un aspecto de gran significación para reactivar la economía, apuntar a la mejor competitividad de los sectores productivos y la logística agregada a su servicio nada menos, además de contribuir a generar inflación y elevar el costo país.
Todo ello, porque se manejó esta empresa pública como bienes del difunto, porque siempre está el respaldo del Estado para rescatarla, hasta que lograron lo impensable: fundir a la principal empresa estatal uruguaya.
Con el cambio de pisada en la economía mundial, y su repercusión negativa en Uruguay potenciada por errores en la política económica en los sucesivos gobiernos de izquierda --que gastó aún más que los ingresos extra por la bonanza y generaron el fuerte déficit fiscal que hay que tratar de enjugar--, no puede extrañar que puso énfasis en gestionar al ente como una empresa, y que para ello además continuará en funciones una comisión de seguimiento de la gestión de la compañía conformada por los ministerios de Economía, Industria y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto. Los técnicos deberán presentar informes mensuales a Vázquez y guiarán el plan de acción de la empresa.
Es decir que después de jugar a los ricos con dinero ajeno sin rendir cuentas a nadie, se debe poner una especie de grupo de vigilancia para no recaer en situaciones como la que estamos atravesando, porque cada uno de los ciudadanos, con mucho esfuerzo paga impuestos, cargas sociales y los sobrecostos de los monopolios, para terminar perjudicados por el propio Estado que debería estar para servirle.
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