Paysandú, Domingo 20 de Marzo de 2016
Rurales | 20 Mar El sector ovino llegó al nivel de stock más bajo de la historia en la producción del país, reflejo de diferentes problemáticas que han desestimulado al productor.
Si definiéramos los tres problemas con mayor incidencia en la caída del rubro, deberíamos comenzar por el aumento de los depredadores naturales en algunas zonas del país, la caída de la mano de obra que ha emigrado a otros sistemas de producción y el abigeato, que continúa creciendo y lejos está de ser controlado, sostiene el editorial de esta semana de la Cámara Mercantil de Productos del País (CMPP).
“Luego de muchos años de trabajo y sacrificio, el rubro ovino cuenta con estabilidad de precios para sus dos principales productos: la carne y la lana. Estos productos se han mantenido firmes en los últimos años y han afianzado su posición en los mercados internacionales, en ambos casos, como productos de primera calidad.
Uruguay logró ser reconocido a nivel mundial como un excelente productor de lanas medias. Últimamente, tal reconocimiento se está extendiendo a las lanas finas y --aunque con menor volumen-- también a las lanas superfinas.
Igualmente, el desarrollo genético y las alternativas productivas de nuestras cabañas siguen siendo de primer nivel a nivel mundial. Contamos con una institucionalidad ovina modelo en el mundo, donde están involucrados todos los actores vinculados con él.
La industria topista local es líder y Uruguay continúa como el segundo exportador de tops de lana del mundo. El país se ha convertido hoy en un Centro Regional de Procesamiento de Lanas, ubicándose detrás de China como segundo referente industrial topista del mundo, pero en prestigio, quizás, el primero.
Entendemos que hay evidencia suficiente para que, como país, cuidemos, valoremos y promovamos la continuidad y crecimiento de esta industria. El productor contó con la salida permanente de sus lanas a través de un complejo industrial que trabaja todo el año, con alternativas comerciales a través de un número importante de exportadores.
Los años que vienen tendrán como foco el trabajo en pos de lograr un salto en la productividad de la cadena ovina, desde la genética a la comercialización. Los pesos relativos de los factores productivos: tierra, capital y trabajo han cambiado y con ellos también la matriz productiva del Uruguay. Esto nos impone pensar diferente y aportar soluciones y propuestas al productor para que --en su ecuación rentabilidad-riesgo-- la oveja tenga la posición que le visualizamos.
Existen muchas oportunidades para este rubro y somos realmente optimistas, pero aun así existe un problema que nos abarca a todos y que ya dejó de ser exclusivo de nuestra cadena: el abigeato. No hay razón alguna para que este país siga aceptando esta realidad de brazos cruzados. No hay razón tampoco para que nuestros parlamentarios sigan confundiendo delincuencia organizada, con robo social. Este desafío no lo tiene solamente la cadena de la producción e industria ovina --a quien, por cierto, más afecta--, sino la sociedad entera. No podemos seguir tolerando que el robo, esté por encima del trabajo, tenemos que abrir los ojos de una vez por todas.
Hay que darle a este problema la prioridad necesaria. Esto resulta fundamental para que todas las oportunidades señaladas en el sector ovino puedan ser aprovechadas.Estamos hablando de una cadena que exportó, en 2014, 35 veces el valor de las exportaciones de vino, más de 3 veces las exportaciones de citrus, 9 veces las exportaciones de miel y 700 veces las exportaciones de aceite de oliva.
El rubro ovino cuenta hoy con las oportunidades que quizás nunca tuvo; tanto a nivel de precios como de posicionamiento en los mercados internacionales. La lana está en las mejores vidrieras del mundo y la carne ovina en las principales mesas. La acumulación de stocks ha desaparecido. La oveja vuelve a estar de moda. Sin embargo, el flagelo del abigeato, de continuar, acabará con todo. Recientemente, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, dio un primer paso en la búsqueda de la solución a esta problemática, enviando al Parlamento un proyecto de ley referido al delito de abigeato, que si bien no modifica sustancialmente lo que ya se encontraba previsto en la ley Nº 17.826 de 14/09/2004, introduce cambios que pretenden hacer más efectiva la represión.
En ese sentido, la ley proyectada mejora a la anterior, en cuanto, además de establecer el incremento de las penas, elimina la facultad que tenían los jueces respecto de la aplicación de penas sustitutivas a la prisión e instaura un sistema más severo en lo que hace a la represión del abigeato, destacando la figura del “reducidor”, al que impone una pena especial. Ahora, la sociedad espera una respuesta del Parlamento. Asimismo, el Poder Ejecutivo a través del Ministerio del Interior, debe tomar efectivas medidas de prevención y represión de este delito en las zonas rurales, de manera de crear una cultura social de respeto al trabajo y a la producción. Este país no se puede dar el lujo de no tomar medidas (con carácter urgente) frente a un problema que afecta gravemente a la producción y, por ende, a la propia economía nacional”, reza la editorial de la CMPP.
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