Opinion | 22 Mar Iniciada con mal tiempo pero con buenas perspectivas de mejorar, la Semana de Turismo es elegida por miles de uruguayos para salir a visitar distintos lugares del territorio nacional. La oferta de recreación y entretenimiento es amplia, pero también hay quienes prefieren estar en estrecho contacto con la naturaleza. Montes, ríos, lagunas, costas oceánicas y campo natural también son destinos clásicos en esta semana.
La lógica indica que quienes visitan zonas naturales, deberían cuidarlas para que sigan existiendo pero eso no siempre ocurre. En consecuencia, las autoridades están exhortando a un turismo ambientalmente responsable, a disfrutar sin depredar y a cuidar nuestras especies de flora y fauna.
Uruguay cuenta con 14 áreas protegidas, verdaderos espacios de biodiversidad que son objeto de protección legal. Algunas de ellas reciben hasta un máximo de 90 mil visitantes al año y son varias las que cuentan con un importante volumen, concentrados en una determinada época del año --como Turismo-- en la que la presión sobre los recursos naturales se vuelve de particular cuidado.
En este sentido, quienes visitan áreas protegidas, además de disfrutar, apreciar y conocer la naturaleza o cualquier manifestación cultural, deben generar un bajo impacto sobre los recursos naturales.
En lo que refiere a la faja costera, es importante el cuidado del ecosistema y evitar los perjuicios que provoca la circulación de vehículos al contaminar, desestabilizar y erosionar la costa, dañando su vegetación y generando grandes perjuicios a la fauna asociada a estas estructuras.
La protección de la biodiversidad incluye también el cuidado de nuestras especies protegidas. Por ejemplo, la caza de mulitas y carpinchos es una práctica arraigada pero ilegal. Sabido es que en Turismo no son pocas las personas que salen a cazar, pero es necesario saber que estas especies están protegidas y su caza no está permitida en Uruguay.
Los operativos de control de fauna silvestre se están desarrollando con mayor intensidad esta semana, pero la fiscalización, si bien es necesaria, nunca da tan buenos resultados como la toma de conciencia y el ejercicio de la responsabilidad individual en relación al patrimonio natural que es una de las riquezas más importantes de un país. Las políticas de protección son necesarias aunque el éxito de las mismas radica en la que la gente pueda apropiarse de ellas y materializarlas en buenas prácticas. A eso apunta el turismo responsable.