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Paysandú, Domingo 27 de Marzo de 2016

Director de INIA Grass destaca lo “raro” de la diferencia de lluvias entre el norte y sur del país

Rurales | 21 Mar El fenómeno de El Niño determina que “aumenten las probabilidades o chances –y no que va a pasar– de precipitaciones, y fundamentalmente en la primavera e inicio del verano (noviembre y diciembre son los meses en donde afecta más), de acuerdo con los estudios de quienes trabajan en clima”, manifestó a EL TELE-GRAFO el director de INIA Gras, ingeniero agrónomo Agustín Giménez. No obstante, enfatizó que “lo raro que sucedió es que la mayor cantidad de lluvias fueron al norte del país, en tanto para el sur y especialmente el sureste del país fueron muy pocas, pero está dentro del margen de probabilidades”. “Y esto es lo que en realidad se dio”, expresó respecto a lo acontecido entre noviembre y diciembre, “porque hubieron más lluvias en esos meses. Después en enero y febrero El Niño no tiene mayor incidencia y puede volver a tenerla en otoño, pero es relativa”, precisó el profesional, quien acotó que “en el litoral y norte del país El Niño fue Niño cuando debía serlo”.
Para Giménez, en Uruguay y la región del sur de Brasil y la Pampa Argentina, “son zonas en donde El Niño afecta, pero en otras partes del mundo no tiene incidencia”. También hay estudios que indican que “en este tipo de fenómenos, hay un gradiente (variación de un elemento meteorológico según una dirección determinada) desde el sureste al noreste, como que tiene menos impacto en la primera zona nombrada –Rocha, Maldonado y parte de Lavalleja–, y tiene mayor impacto a medida que se va hacia el noroeste –Paysandú, Salto y Artigas–, lo que también está estudiado”, acotó.
Explicó que también hay una incidencia “hacia el océano Atlántico en la parte sur que para el norte del país. Un montón de factores que influyen en nuestro clima y especialmente en las lluvias, las cuales son variables en el tiempo y en el espacio, porque de repente aquí están lloviendo 20 milímetros y a 10 kilómetros no llovió nada”.
Y acotó que “eso de que van a venir inundaciones en el mes de abril no es predecible, y no lo puede decir nadie, porque quien lo diga no tiene demasiada base científica”.

EXPOACTIVA
En el marco de la Expoactiva, mostró una aplicación lanzada el año pasado para celulares, “en la que cualquier usuario, sea productor o técnico, en el sitio que esté ingresa y se ubica por el GPS en el lugar que está, y la aplicación le brinda la información que previamente le solicitó, sea de agua en el suelo o estado de la vegetación, como así también información básica”. Explicó que “de repente ese productor está parado en otro predio y quiere saber qué tipo de suelo hay allí, las características de esa zona en cuanto a clima, lluvias, temperatura, etcétera”. Y aclaró que la aplicación “es libre y gratuita para todo tipo de usuario”. Giménez es el director de INIA Grass, unidad que trabaja en lo concerniente a clima, cambio climático y variabilidad, pero fundamentalmente en desarrollo de sistemas de información para gestionar todos los riesgos asociados a esto. “Desde hace más de 15 años desarrollamos productos que integran un sistema de información para permitir el monitor de situación y el diagnóstico de cómo viene la cosa y las perspectivas del clima”, manifestó.
Mencionó los índices de vegetación, estimación de agua en el suelo, tanto en pasturas como cultivos, “productos que permiten a los productores ver cómo está la situación en su región. Después está todo lo concerniente a los pronósticos, como de heladas y lluvias, que permiten tomar decisiones a más corto plazo”.

EFECTOS DEVASTADORES
Julio César Casma, productor online del Banco Mundial, señaló en un artículo publicado por El País de Madrid que El Niño calienta las aguas del mar e intensifica el clima, y tiene efectos devastadores en la agricultura y la pesca, especialmente en América Latina.
Afirmó que El Niño se lleva los alimentos de nuestras mesas pues se ensaña, en particular con la agricultura y la pesca. La elevación de la temperatura del mar, producida por el fenómeno natural, causa alteraciones en el clima y en las lluvias de todo el mundo y afecta directamente a esos dos sectores clave en la producción de alimentos.
Según la agencia de meteorología británica Met Office, el 2016 puede ser el año más caluroso desde que se lleva registro del fenómeno. Este año, la temperatura se situará entre 0,41 y 0,65 grados centígrados por encima de la media registrada entre 1981 y 2010 (14,3 grados), Los cálculos apuntan a que el fenómeno de El Niño sumará cerca de 0,2 grados al promedio global en 2016. Esto afecta directamente a los alimentos que queremos llevar a nuestros hogares.
En Latinoamérica, los países históricamente más afectados son Ecuador y Perú. Se estima que los daños en la producción en Perú, durante el episodio de 1997-1998, fueron superiores a los 3.500 millones de dólares. Aproximadamente 200.000 hectáreas agrícolas resultaron afectadas en todo el país. Esta área equivale a más de 160.000 toneladas de trigo, arroz, maíz o cebada, lo suficiente para alimentar a medio millón de personas durante todo un año. Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que “El Niño continúa afectando a la agricultura mundial, y ha suscitado preocupación sobre su impacto en las perspectivas de producción para 2016”.


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