Paysandú, Lunes 28 de Marzo de 2016
Opinion | 23 Mar Visto desde aquí, a miles de kilómetros de distancia, no resulta tan sencillo comprender las causas de este nuevo atentado del Estado Islámico (ISIS; Daesh) a Europa, porque suponer que ha sido solo contra Bélgica sería un error.
Para comprender un poco, al menos un poco, los atentados (porque los perpetrados en territorio francés también deben ser incluidos), hay que establecer el origen y fortalecimiento del ISIS. Es uno de esos grupos que ha combinado una radicalidad en lo militar junto a un pragmatismo en lo social. Estos son elementos que lo han llevado a contar con un respaldo en grupos islamistas afines que van desde el Maghreb hasta al sudeste asiático, pasando también por los nacionales europeos que se sienten atraídos por su ideología de lucha.
Por otra parte, si el EI se ha hecho más fuerte, es porque salvo en el caso sirio, no hay tropas en tierra que tengan la decisión de combatirlos. No es ninguna sorpresa decir que los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos no sólo han sido insuficientes, sino que contraproducentes en su objetivo de derrotar a los terroristas.
Además, como insumos para el análisis, hay que apreciar cómo ha reaccionado Europa ante los ataques. En primer lugar, no como Europa, sino como países golpeados. Parece que los ataques solamente fueron contra Francia y Bélgica.
Ya lo han indicado los especialistas. En lugar de solicitar la activación de la cláusula de solidaridad prevista en el artículo 222 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (UE), que hubiera implicado una respuesta colectiva y coordinada regional, el gobierno francés prefirió recurrir a un artículo, el 42, que situaba la respuesta en el plano intergubernamental y fuera de las instituciones de la UE.
Todo parece indicar que Bélgica seguirá ese camino. De hecho, acá se ha atacado a la capital de la Unión Europea. Pero seguro que muchos seguirán pensando que ha sido un ataque sobre Bélgica. Será quizás, que Europa es un ente abstracto por el que nadie quiere morir. Sin embargo parece que hay unos cuantos dispuestos a matar europeos.
¿Qué pasará ahora? Los especialistas en los fenómenos terroristas y en política internacional, a pocas horas de los últimos atentados, sostienen que muy probablemente se intensifique el debate por la situación en Siria, que en Europa parece ser vista como la causa de los males a su seguridad.
Además, potenciará el sentimiento anti-inmigración, que desde hace meses se ha cristalizado a un paso lento, pero sostenido en diversos países de Europa. Hoy mismo Turquía no puede poner en práctica su plan para detener la oleada de refugiados, alimentada por la enorme crisis humanitaria.
A miles de kilómetros de distancia, aquí mismo hemos vivido --por locura individual todo parece indicarlo-- un ataque basado en un odio visceral. Incomprendido, inadmisible. Pero vivo en todo el mundo. Vivo como para matar.
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