Opinion | 26 Mar Tras haber hecho historia en Cuba con la primera visita de un presidente de Estados Unidos a la isla en 88 años, Barack Obama también extendió su periplo hacia Argentina, donde abogó por la libre determinación del pueblo cubano y la generación de condiciones para establecer un régimen democrático que sustituya a la tiranía de régimen de partido único de más de medio siglo.
En el caso de nuestros vecinos, el contexto es muy diferente, pues desde el golpe de Estado de 1976 que destituyó al gobierno peronista de Isabel Martínez y con el retorno a la democracia con Raúl Alfonsín, aunque con dificultades, Argentina ha vivido bajo un régimen democrático, con sus avatares, luces y sombras. Asimismo, con el advenimiento de los gobiernos de Néstor Kirchner y luego de Cristina Fernández, se han instrumentado políticas populistas, signadas también por actos de corrupción y decisiones en política internacional y económica a contramano de la dirección del mundo.
El acceso al poder de Mauricio Macri significó una vuelta de tuerca al proceso de degradación del sistema productivo y aislamiento financiero del país vecino, y la presencia del mandatario estadounidense ha sido sin dudas un espaldarazo que mucho necesita Macri en el concierto internacional y también en lo interno.
No debe olvidarse el legado de un escenario económico y social muy adverso que dejó el gobierno de Cristina Fernández, cepo y atraso cambiario, postración del aparato productivo y comercio exterior, además de una corrupción institucionalizada en el aparato gubernamental.
En las últimas horas, Estados Unidos y Argentina relanzaron sus relaciones con promesas de aumentar el comercio y cooperar contra el terrorismo, en un giro diplomático después de más de una década de diferencias. Barack Obama y Mauricio Macri se reunieron a solas y después brindaron una conferencia de prensa conjunta en la que el mandatario estadounidense saludó las políticas de libre mercado del gobierno argentino y las propuso como "ejemplo" para América del Sur.
"Estoy impresionado porque él (Macri) se movió rápidamente con muchas de las reformas que prometió para generar un crecimiento económico sustentable e inclusivo, para reconectar a Argentina con la economía global y la comunidad mundial", dijo Obama. "Esperamos buenas relaciones con todos los países en el hemisferio, pero obviamente Argentina históricamente, como uno de los países más poderosos y más grandes del hemisferio, tiene que ser un socio fundamental nuestro", señaló.
De modo concreto, el líder estadounidense celebró el "acercamiento constructivo" del gobierno de Macri para solucionar en los tribunales de Nueva York el conflicto por la deuda en cese de pagos desde 2001. Obama elogió a su colega en varios sentidos, también como líder político, pues aseguró que "está fijando un ejemplo para otros países" y que, de seguir así, podría "aumentar la influencia de Argentina en el escenario mundial", en foros como el G20.
Macri comentó que la visita de Obama a su país se interpreta "como una muestra de afecto, de amistad, en momentos en que Argentina está tratando de reinsertarse en el mundo, con relaciones serias".
Asimismo, los gobiernos firmaron declaraciones de cooperación en comercio, defensa de los derechos humanos y combate al narcotráfico y el terrorismo. En tanto en otro aspecto clave, el de las inversiones, se prevé que empresas estadounidenses destinen unos U$S 2.500 millones en los próximos dos años en el país latinoamericano, un aporte crucial para un país que los gobiernos dejaron con un abultado déficit fiscal y una inflación de dos dígitos.
Así, en sus primeros 100 días en el poder, Macri desmanteló controles de capital y a las exportaciones, recortó los subsidios energéticos y cerró acuerdos con acreedores de deuda impaga en Estados Unidos. Funcionarios estadounidenses dicen que Obama está impresionado por el ritmo de las reformas. "En una muestra de confianza en la nueva dirección de Argentina, muchos hombres de negocios de Estados Unidos están anunciando decenas de millones en nuevas inversiones aquí en Argentina", ratificó el jefe de Estado.
Pero la cosa no va a ser fácil ni nada que se le parezca, aunque se está en el único camino posible para un país postrado, como Argentina, que cuenta con enormes recursos naturales: el de sincerar la economía y abrirse realmente al mundo en lugar de la madeja infernal de subsidios, proteccionismo, restricciones al comercio exterior y cepo cambiario.
Incluso el periodista argentino Marcelo Longobardi, al aludir a la política internacional y económica previa, sostuvo con acierto que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner hizo que Argentina no solo estuviera aislada, sino “extraviada”, y su situación fuera insostenible sin un cambio de rumbo drástico, como el que intenta imprimirle Macri, lo que no quiere decir naturalmente que esté exento de cometer errores y que ya no haya cometido algunos.
Es de esperar que tras la rectificación de los enormes desaguisados del kirchnerismo, una política económica seria permitirá alentar inversiones, como las que se intenta promover con la visita de Obama y que no se darán de un momento a otro, para consolidar una recuperación que ponga al vecino país en la senda de la prosperidad y el reencuentro entre los propios argentinos.