Paysandú, Martes 05 de Abril de 2016
Locales | 03 Abr Los chorros de OSE
Las oficinas de OSE atestadas diariamente por decenas y decenas de vecinos angustiados, ofuscados, y hasta resignados por la “locura” de los medidores (siempre a favor del ente, por supuesto) es prueba irrefutable de que hace bastante tiempo algo está funcionando rematadamente mal en ese organismo. O descaradamente bien, según los fines que se persigan.
Al hacer los reclamos correspondientes por la desmesurada sobrefacturación, los vecinos tropiezan con la absurda muletilla de los funcionarios que insulta la inteligencia ajena: “¿No tendrá una canilla mal cerrada o una cisterna colgada?” O hay una epidemia de despiste colectivo o toman a la gente por tonta e ignorante.
¡Por favor! Y aquí van varios ejemplos hay de ello. Uno: a un vecino le llegó una factura por un corte del servicio que jamás existió. Otro: una estudiante debió pagar $ 20.000 por un consumo de casi 164 m3 de agua -- 164.000 litros-- siendo que estuvo ausente de su domicilio durante las vacaciones. Por si eso fuera poco, le llegó otra factura de igual monto. La muchacha amenazó con presentarse con su abogado y al instante le dijeron que había sido un “error”. Por si pasa, ¿vio? Y a eso sigue un sinfín de casos similares que podría calificarse de atropellos. En el caso de quien suscribe esta solicitada le llegó una factura de casi $10.000 --57 m3--... ¡en una propiedad que aún no estaba habitada! Y lo insólito es que la factura anterior marcó $ 372. Solicité una inspección y el inspector, condescendiente, puso “pérdida invisible”. ¡Sin siquiera abrir una canilla para comprobarlo!
Si bien tuve una quita considerable, acá la única pérdida es la del bolsillo del usuario. Y esa sí, es bien visible. Pregunté si era posible un cambio de medidor y me respondieron que a eso lo determinan las personas que toman el consumo. ¡Lo más ridículo que he oído! ¿Cómo pueden saber quienes toman el consumo si los medidores funcionan correctamente? Tendrían que vivir al mismo tiempo en los centenares de hogares afectados. Y si a eso le sumamos la lentitud exasperante, y podría suponerse hasta deliberada, de los funcionarios/as que bien harían en cuidar a los usuarios --que en definitiva somos quienes pagamos sus salarios-- con igual vehemencia que velan por su chacrita, la sensación de indignación e impotencia termina lisa y llanamente en bronca frente a tanta desidia.
Tal vez, y no lo sabemos, estamos pagando el libre consumo con tarifa fija de ciertos sectores de la población. O algún tipo de prebendas encubiertas. O el despilfarro de otros entes de los que ni acordarme quiero.
Como sea, urge frenar este desquicio recaudatorio, esta instrumentada sangría que, más allá de su cometido, agudiza el descreimiento en el sistema.
Lo del título: ¿Los chorros (de agua) manan de OSE u OSE fomenta esos chorros (de agua)? Paren la mano, muchachos.
Están haciendo más agua de la que lo ya vapuleados bolsillos de los usuarios pueden absorber. O es posible que si tomamos literalmente las palabras de nuestro presidente; del organismo surja una legión de mancos.
Iván Daniel Sánchez
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