Opinion | 02 Abr Aunque en el gobierno de Cristina Fernández dirigentes y organizaciones afines rechazaban en declaraciones públicas y manifestaciones multitudinarias organizadas en la vía pública el pago de la deuda de los holdouts o fondos buitre, cuando en las últimas horas llegó el momento de la votación en el Parlamento, ahora con Macri en el poder, la mayoría de los legisladores kirchneristas acompañó la propuesta de pagar a los especuladores internacionales, para de esa forma cumplir con el fallo internacional y dejar atrás este capítulo.
Quedaron en el olvido entonces los eslóganes de ocasión “atrapaincautos” de “patria o buitres” del gobierno K, pretendiendo hacer creer que el problema eran los “buitres” y no la vergonzosa conducción de su gobierno, que provocó que la Argentina se encontrara ante este dilema.
El punto es que el gobierno macrista se atribuyó este jueves una victoria política al obtener el apoyo clave de la oposición para aprobar la ley que autoriza un pago millonario a fondos especulativos en Nueva York, operación que busca sacar al país del default y reducir intereses en hasta un 60%.
“Es el acto definitivo que borra el default del 2001”, celebró el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay al recordar la cesación de pagos por casi 100.000 millones de dólares. El ministro destacó además que con la aprobación de la ley el gobierno de Mauricio Macri se anota una victoria política por el apoyo opositor.
“Para el mundo, que estaba impresionado con los cambios de la administración Macri pero que guardaba algunas dudas respecto de cómo iba a hacer para llevar estos cambios a la práctica sin apoyo mayoritario en las Cámaras y sin el peronismo, se empiezan a despejar estas dudas”, dijo a Radio Mitre.
Es que el Senado, tras 15 horas de debate, aprobó la iniciativa por 54 votos a favor y 16 en contra, en una cámara alta donde el oficialismo no tiene mayoría y en la que resultó clave el apoyo del opositor partido kirchnerista Frente para la Victoria
Ocurre que más allá del discurso patoteril kirchnerista, Argentina necesitaba hacer frente a esta deuda pendiente para dejar de ser un paria en el mundo financiero internacional, y poder acceder al crédito internacional a intereses razonables, lo que era imposible con el estigma de la Argentina morosa por decisión propia.
Consecuentemente, con este baño de realidad, que al fin de cuentas fue asumido por el propio kirchnerismo, el vecino país podrá acceder a fondos frescos que tanto necesita para comenzar una recuperación que será muy cuesta arriba, dada la magnitud del desastre que dejaron los gobiernos K, porque debe reactivar el aparato productivo, tratar de que la inflación no se dispare aún más ante la eliminación de los subsidios suicidas que llevó adelante el gobierno anterior, y un déficit fiscal monstruoso.