Opinion | 03 Abr Pese a que se ha hablado mucho sobre la educación, con la izquierda en la oposición, luego en el poder en los sucesivos gobiernos de Tabaré Vázquez y José Mujica, y ahora en la segunda presidencia de Vázquez, nada que valga la pena ha acontecido en esta área vital para el presente y el futuro del país, más allá de algún barniz de supuesto avance que en realidad solo ha sido el reclamar y lograr más recursos, que se han ido en mejorar salarios.
Mientras Mujica a la vez manifestaba en su gobierno, enfáticamente, que el Uruguay tendría una dosis de más “educación, educación y educación”, en su segundo mandato Vázquez ha señalado que iba a “cambiar el ADN” de la educación y para trabajar sobre este objetivo había designado en los máximos cargos de responsabilidad a José Filgueira y Juan Pedro Mir, quienes traían incluso una propuesta aggiornada para aplicar, con el respaldo del mandatario.
El actual presidente en su primera administración fue protagonista de una iniciativa infeliz, que solo acentuó el poder de los sindicatos en la dirección de la educación, tal como pretendían, al aprobar una Ley de Educación que no aportó nada beneficioso para avanzar en formación y capacitación de niños y jóvenes.
Tan es así, que quienes iban a liderar los cambios renunciaron por presión de los gremios, en una pulseada en la que el presidente optó por soltarles la mano a los reformadores, que fueron sustituidos por docentes asimilados al statu quo.
A cinco meses de su renuncia, el exdirector de Educación, Juan Pedro Mir, reafirmó su teoría de que durante este gobierno “nada” va a cambiar en el sistema educativo de Uruguay. “No me arrepiento de lo que dije, no me arrepiento de lo que pasó. Fue un cambio radical en mi propuesta laboral (...) Hoy le agradezco a Vázquez que me haya destituido de mi cargo”, afirmó resignado el exjerarca.
En diálogo con Montevideo Portal, Mir indicó que el cambio no va a existir porque “ganó el statu quo de una forma de ver, de gestionar el cambio. Era lógico que sucediera así después de la estructuración de autoridades de la ANEP”, dijo y agregó que “hay una clara alianza entre el poder sindical (sobre todo de Fenapes y de ADES) con el MPP, el Partido Comunista y sectores vinculados al Partido Socialista”, que imposibilita ese cambio.
La única novedad de esta denuncia es que la hace alguien que proviene del riñón del gobierno, porque se trata de un esquema que viene desde hace ya muchos años, con los grupos radicales de izquierda haciendo todo lo que tienen a su alcance para seguir ejerciendo el poder y controlar la educación --un área clave para el adoctrinamiento de las futuras generaciones y el control de las masas--, más allá de los intereses del país, del ciudadano común, de los alumnos y de los docentes que realmente tienen vocación y se preocupan por hacer bien sus deberes.
Mir incluso fue más lejos y afirmó que las autoridades de la educación y de los sindicatos “son cómplices”. “Los sindicatos no le ganan la cuereada (al gobierno) porque eso significaría pensar que hay dos visiones distintas. Pero tienen la misma visión, el mismo discurso: en lo curricular, en la tesitura del gobierno, en las alianzas político-partidarias”.
El exjerarca --que volvió a dedicarse a la docencia-- expresó que debido a esto, luego de 10 años de gobierno del Frente Amplio, no hubo cambios en la educación. “Después de 10 años de gobierno, hay un solo responsable (de que no hayan cambios). Hay que empezarlo a asumir: somos nosotros, es el gobierno del Frente Amplio. No se le puede echar la culpa a la reforma de (Germán) Rama. En 10 años no hemos podido lograr una política educativa inclusiva, que permita responder a un clima institucional básico en cuestiones de pobreza”, sostuvo.
A confesión de parte relevo de pruebas, sostiene con acierto el dicho, Pero más allá de estas reflexiones, se abre el desafío de hacer algo contundente al respecto, naturalmente desde el sistema político, porque en una enseñanza controlada por minorías radicales --que no tienen ningún empacho en llevar adelante paros absurdos--, poco y nada puede esperarse, cuando además estos grupos tienen el poder de trancar todo lo que no contemple sus propios puntos de vista.
Y en este aspecto también coincide Mir, al advertir que “si no se quieren perder los cuatro años que quedan (de este gobierno), es necesario que haya un acuerdo entre todos” los partidos políticos.
El exjerarca señaló que “si uno agarra los programas del Frente Amplio, del Partido Nacional, del Partido Colorado y del Partido Independiente, hay un amplio abanico de acuerdos. El tema es que lo que se está ejecutando es el no-cambio, que inhibe lo que está escrito en el programa del FA”.
Instó por lo tanto a que se cumpla el programa del Frente Amplio en lo que tiene que ver con las propuestas de marco curricular común y los campos educativos. “En ningún punto del programa del FA se habla de políticas de trabajo socio-territoriales que impulsa hoy la ANEP en coordinación con el Mides. Eso no está en el programa, que sí habla de los campos socio-educativos”, evaluó.
Y si bien es preciso generar acuerdos de amplia base multipartidaria para llevar adelante los cambios que necesita la educación, que tiene muy graves problemas, es preciso partir de un diagnóstico del que a la vez surjan objetivos claros para trabajar en el marco de un acuerdo multipartidario, para que los auténticos representantes de la ciudadanía respondan al soberano y no sean presa de los grupos de presión que mantienen el statu quo en la educación.
Pero para ello no solo se necesita un acuerdo, sino también tener la voluntad política de llevarlo adelante, lo que no va a ser fácil para el mandatario teniendo en cuenta que se expone a serias disidencias internas que se suman a las que ya tiene en la fuerza de gobierno, y a la vez abrir un nuevo frente de conflicto sindical, poro que las perspectivas de generar condiciones como las que expone Mir aparecen por ahora como muy poco probables.