Opinion | 06 Abr Hay un medicamento que ayuda a un mejor vivir. Se trata de la actividad física en forma de ejercicios o deportes. Estos producen en nuestro organismo efectos terapéuticos ciertamente previsibles y saludables. Además, es un medicamento natural.
Hoy, precisamente, se conmemora el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, por lo que ante un mundo que apresuradamente se torna obeso, hay que hacer uso ahora y de manera permanente de este medicamento con efectos favorables probados.
Por ejemplo, el ejercicio saludable promueve la disminución de las posibilidades de sufrir enfermedad coronaria, hipertensión arterial, diabetes del adulto, sobrepeso, colesterol elevado e inclusive ciertas enfermedades cancerosas.
Claro está que, al igual que cualquier fármaco, también puede producir efectos desfavorables, como lesiones articulares o musculares provocadas por exceso de dosis o por traumas asociados a la práctica de distintos modelos de ejercicios y deportes.
Por lo tanto, como con cualquier otro medicamento, hay que tomar dosis adecuadas. En cuanto a la intensidad del ejercicio, hay dos tipos bien diferenciados. En dosis bajas, que implica realizarlo diariamente, al menos por 30 minutos, con sensación agradable ante el esfuerzo y numerosos beneficios para la salud. Por ejemplo, caminar conversando con otra persona sin entrecortar la voz. Y en dosis altas, en días alternos. Produce más beneficios, pero a la vez puede haber más riesgo de lesiones. Por ejemplo, correr sin poder hablar con el compañero por la respiración y pulso acelerado. Siempre se debe comenzar con dosis bajas y, en la medida de lo posible, ir incrementádola.
Por otra parte, el deporte ha demostrado ser una herramienta eficaz y flexible para promover la paz y el desarrollo. En la Declaración de la Agenda 2030 para un Desarrollo Sostenible se reconoce aún más el papel del deporte en el progreso social.
La declaración sostiene que “el deporte es también un facilitador importante del desarrollo sostenible. Reconocemos la creciente contribución del deporte al desarrollo y a la paz en cuanto a su promoción de la tolerancia y el respeto y los que aporta al empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, tanto a nivel individual como comunitario, así como a la salud, la educación y la inclusión social”.
En agosto de 2013, la Asamblea General de la ONU decidió proclamar el 6 de abril como el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz. Desde entonces, organizaciones internacionales competentes, las organizaciones deportivas internacionales, regionales y nacionales, la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales y el sector privado hacen hincapié en la importancia de la actividad física en una sociedad mundial que cada vez tiene más opciones para tener una vida sedentaria.
Pero la medicina está al alcance de todos, es natural, saludable y gratuita.