Opinion | 08 Abr Desde hace ya tiempo, a partir de la frustración que ha implicado el funcionamiento del Mercosur como bloque, tanto en su relacionamiento interno como en intercambio comercial con países o acuerdos regionales similares, se ha instalado la percepción de que una reformulación del pacto debería pasar por habilitar acuerdos preferenciales de sus socios con terceros países, de forma de diversificar opciones y aportar dinámica al alicaído bloque.
Desde nuestro país especialmente se ha alentado esta opción por los operadores económicos y sectores de oposición, pero durante las dos administraciones anteriores se ha identificado esta posibilidad con desafiar a los grandes socios que han operado bilateralmente en el acuerdo, es decir Brasil y Argentina, que no han tenido interés en esta perspectiva porque la han creído contraria a sus intereses.
Bueno, ya Brasil desde hace un tiempo ha cambiado la mirada al respecto, y seguramente lo mismo ocurre a partir de la administración de Mario Macri en la Argentina, agregado ello a que ya desde fines de la Administración Mujica y la asunción de Tabaré Vázquez se ha materializado la visión de nuestro gobierno de buscar alternativas por esta vía para repotenciar el tratado pero sobre todo para dinamizar el intercambio comercial por fuera del bloque, aunque manteniéndose dentro de la región.
Quien tiene esta percepción es precisamente el canciller Rodolfo Nin Novoa, y es así que el gobierno uruguayo promoverá en la próxima cumbre del Mercosur una modificación de la resolución 32/00, norma que en la actualidad impide negociar con terceros países por fuera de la alianza regional. Con el mandato expreso del presidente Tabaré Vázquez el Ministerio de Relaciones Exteriores impulsará una reformulación que permita avanzar en tratados de libre comercio (TLC) con otros estados cuando alguno de los socios rechace hacerlo en forma colectiva.
Según dijo a El Observador el vicecanciller, José Luis Cancela, la idea es presentar la nueva redacción antes de mitad de año en busca de “instalar la posibilidad de habilitar negociaciones a diferentes velocidades” en el ámbito del Mercosur para acuerdos con otros países, lo que implica que la primera opción sea ir por una negociación a nivel del bloque pero que si otros socios desisten de sumarse se habilite a continuar por su cuenta entre quienes quieran firmarlo.
Con la iniciativa el gobierno uruguayo buscará tener libertad de acción para negociar tratados de libre comercio (TLC) con países del resto del mundo cuando Brasil, Argentina o Paraguay declinen la opción, y según Cancela “el centro de la propuesta” de Uruguay será promover una norma que le dé “más flexibilidad” al bloque, un mensaje reiterado desde su asunción en marzo 2015 por Vázquez y el ministro de Relaciones Exteriores Rodolfo Nin Novoa.
La nueva redacción a presentar por el gobierno buscará instalar el camino que utilizó Uruguay para firmar un TLC con México, cuando Uruguay acordó de forma bilateral tras recibir el permiso de los otros socios y, al mismo tiempo, abrió la posibilidad de que Brasil, Argentina, o Paraguay se integren cuando crean conveniente.
Nin Novoa dijo al respecto que “lo que nosotros discutiríamos con el resto de los países del Mercosur sería la posibilidad de tener un acuerdo marco general y después que cada país pudiera hacer algunas cosas dentro de ese marco, como tuvimos con México”, a la vez de aclarar que no se trata de “borrar” la actual normativa sino de “reformularla”. Explicó que para el “poder negociador” de Uruguay es relevante mantener como socios a Brasil y Argentina por el interés que generan en el resto del mundo.
En cuanto a perspectivas en el futuro más o menos inmediato, el Ministerio de Relaciones Exteriores tiene sobre la mesa varios acuerdos de libre comercio, ya sea en el marco del Mercosur o de manera individual, y precisamente el último de los objetivos planteados por el gobierno fue avanzar en un TLC con China en el ámbito del Mercosur, que será planteado este año por el presidente en su viaje a ese país asiático.
Un objetivo que se arrastra ya desde hace prácticamente quince años es el celebrar un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, donde los bloques se aprestan a intercambiar listas, una profundización del TLC con México, el acercamiento hacia la Alianza del Pacífico y avanzar también en un TLC con Japón.
Por otro lado Nin Novoa está visitando Alemania, donde gestiona una visita a Montevideo del presidente de ese país, Joachim Gauck, y después irá a Bruselas para analizar fechas para un intercambio de ofertas entre el Mercosur y la Unión Europea (UE).
El canciller fue entrevistado por el programa Noticias de la Deutsche Welle de Alemania y destacó que el interés europeo en el Mercosur se mantiene, a pesar de la crisis en Brasil y de la desaceleración económica en los países sudamericanos, y en el caso de Uruguay, señaló que “tiene un sistema financiero que le permite ser un país confiable y eso nos da la sensación de que hay ciertas y serias expectativas de poder concertar este acuerdo”.
Pero además evaluó el secretario de Estado que el Mercosur ha dado un giro importante a partir del cambio de gobierno en Argentina, y subrayó que como consecuencia de ello el país vecino “ha cambiado y favorecido las negociaciones con la Unión Europea”, aunque naturalmente, cada uno defiende sus intereses. Este es precisamente el punto, el contemplar intereses y en el caso de la negociación individual en el Mercosur, como lo propone Uruguay, evaluar que se trata de explorar posibilidades que están a la vuelta de la esquina. Es un camino bidireccional, que significa ampliar en lugar de constreñir, y que solo traerá beneficios para economías que están encerradas en un acuerdo con mínima operatividad, sin concretar preferencias arancelarias con ningún bloque, y perdiendo rueda respecto a otras regiones que siguen avanzando y marcan el ritmo de estos tiempos.