Paysandú, Sábado 16 de Abril de 2016
Opinion | 16 Abr Paysandú fue sede hace pocas horas de una nueva sesión plenaria del Comité Binacional Hidrovía del Río Uruguay, que en el auditorio municipal “Miguel Angel Pías”, contó con la participación de gobernantes de ambas márgenes del río, además de representantes de la cancillería de nuestro país y organismos binacionales vinculados directamente con la temática, como es el caso de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (CTM).
La sola presencia de las autoridades y organismos de ambas márgenes para analizar un tema de histórica importancia para la región da cuenta de la proyección del evento, más allá del contenido abordado --que no ha sido menor-- y el escepticismo que generalmente se cierne sobre estos ámbitos de encuentro, signados muchas veces por un intercambio en el que las buenas intenciones suelen diluirse en burocracia, obstáculos y planteos idealizados que no siempre tienen luego una posibilidad práctica.
Pero en este caso estamos ante una dinámica que presenta cambios sustanciales respecto al panorama que teníamos hasta hace pocos años, y en el caso concreto de Paysandú, hasta una década atrás teníamos un puerto casi en ruinas, donde solo se daban cita pescadores deportivos y llegaba alguna chata de vez en cuando, y veíamos el ancho río Uruguay vacío de embarcaciones a esta altura de su cauce.
Inversiones en el puerto a través de la Administración Nacional de Puertos (ANP), tanto en Paysandú como en Salto, Fray Bentos y Nueva Palmira, una dinámica muy alentadora en Concepción del Uruguay, aún chocando con las dificultades de navegación por la falta de dragado, han sido revulsivas en el escenario, a lo que se agregó el “boom” de los commodities en la región, con necesidades logísticas y con un transporte fluvial que resulta vital para materia prima de gran volumen y bajo valor relativo.
Es en este contexto que cobra proyección todo lo que se haga en materia de concientización y empuje desde los actores locales y regionales hacia los organismos nacionales de decisión, que raramente acompañan el ritmo y necesidades de los actores directamente involucrados, pese al interés general que implica el contar con una logística adecuada a las necesidades de quienes crean la riqueza en ambas orillas.
En este caso, el plenario del organismo binacional, que ha sido relanzado hace pocos años precisamente con una convocatoria a una reunión en Concepción del Uruguay, teniendo en cuenta la necesidad de potenciar el instrumento del transporte fluvial, incorporó una serie de inquietudes que no solo refieren a la navegación, sino que tienen que ver con un escenario mucho más amplio, como es el de la integración y complementación regional, donde se mantiene grandes obstáculos pese a que desde 1975 se cuenta con los puentes internacionales como una expresión material de esta voluntad integradora.
Las deliberaciones se desarrollaron en grupos temáticos que abordaron temas como Asuntos Portuarios, Navegabilidad, Energía y Medio ambiente; Cultura, educación y Asuntos Académicos (subgrupo Artiguismo); Salud; Asuntos productivos y Sociales (subgrupo Pesca); Drogadicción y Narcotráfico; Prensa y Comunicaciones.
A partir de las conclusiones en cada grupo de trabajo, se integró una mesa de cierre de actividades encabezada por el intendente de Salto y secretario del Comité Hidrovía, Andrés Lima, a quien acompañaron el intendente de Colón y vicepresidente del Comité, Mariano Rebord, el presidente de la delegación uruguaya en la CTM, Gabriel Rodríguez; el presidente de la delegación uruguaya en CARU, Gastón Silbermann y el consejero comercial de la Embajada Uruguaya en Argentina, Carlos Gitto.
El espíritu de los participantes en el comité de la hidrovía se centra en la necesidad de fortalecer y dotar de mayor institucionalidad al comité, como un organismo que tiene la capacidad de mantener no solo un ámbito de contacto binacional y de caja de resonancia de inquietudes relacionadas con el río Uruguay, sino de sensibilización y de gestión ante los organismos nacionales directamente involucrados e incluso ambas cancillerías, donde existe un efecto residual de centralismo mal entendido, y no se actúa con la misma eficacia y diligencia que cuando se trata de temas que involucran directamente a las capitales y su área geográfica de influencia.
La declaración final resume este espíritu e inquietudes al destacar el resultado de las conversaciones entre los presidentes de ambas naciones en el mes de febrero, decidiendo dar un nuevo impulso a las relaciones bilaterales, en particular la voluntad de establecer un laboratorio de última generación para el monitoreo ambiental compartido del río Uruguay, así como la creación de una comisión de asuntos transfronterizos y por el compromiso del Congreso de Intendentes y de la Gobernación de Entre Ríos “en la prioridad asignada a los asuntos relativos a los territorios fronterizos, con un enfoque multidimensional”.
También ratifica la intención de los gobiernos subnacionales de tener “un fuerte protagonismo” en la elaboración y ejecución de soluciones para los problemas comunes, en tanto expresa su satisfacción por el “fuerte respaldo de los gobiernos nacionales a esta iniciativa”.
El documento expresa beneplácito por la iniciativa de construir un puerto para barcazas en la zona del río Daymán y establece la intención de “coordinar en forma estratégica su accionar con los organismos internacionales de integración binacional”, en especial con la CARU y la CTM y declara de interés regional el fomento de la articulación entre las inversiones públicas y privadas, fundamentalmente en lo que refiere al dragado y navegabilidad del río Uruguay, así como a la operatividad portuaria.
Es de destacar asimismo la creación de una comisión de asuntos portuarios, navegabilidad, energía y medio ambiente, en tanto solicita a las cancillerías “se acuerde un protocolo para la libre circulación de ambulancias y bomberos”, así como un estatuto fronterizo que “habilite transformar la actual TVF (Tarjeta de Tránsito Vecinal Fronterizo) en un documento fronterizo con derechos diferenciados para los ciudadanos de ciudades ribereñas que la utilizan, tal como ya existen en los acuerdos Uruguay-Brasil y Argentina-Brasil”, aspectos estos últimos que tienen que ver directamente con las dificultades burocráticas de cruce e integración en una multiplicidad de áreas entre ambas orillas, además de reflotar la inquietud de que los puestos de aduana se trasladen desde el puente a las rutas 3 y 14.
Es decir, que más allá del carácter deliberativo que puede esperarse de un encuentro de estas características, su sola realización y visión proyectada desde ambas orillas indica que se está por el buen camino, que el recorrido es largo y erizado de dificultades, pero que la importancia del instrumento justifica que se siga trabajando ahincadamente, porque es una palanca de desarrollo regional que fue olvidada durante mucho tiempo y ante el escenario global, es factor diferencial para la competitividad tan pronto se potencie como la región espera.
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