Paysandú, Domingo 17 de Abril de 2016
Opinion | 17 Abr A título de primicia, el canal Montecarlo de Montevideo informó que unas 3.500 cámaras y módulos de seguridad serán instaladas en la capital de la República y en el departamento de Canelones. La información especificó que se trata de equipos muy poderosos capaces de brindar imágenes de muy alta definición, así como grandes aproximaciones y otras características de mucha utilidad para los investigadores.
En relación a la instalación de cámaras en zonas particularmente saturadas de actividad delictiva, el propio Ministerio del Interior ha informado que se ha constatado un claro descenso de los delitos en las zonas así vigiladas pero, también se ha constatado un desplazamiento de malvivientes hacia otras menos custodiadas.
Un ejemplo de lo que informamos surge de la nota que publicara hace algunos días el diario montevideano “El País” bajo el título “Denuncian invasión ‘zombie’ en Avenida Italia y Comercio”, “Éxodo de malvivientes tras la instalación de cámaras en 8 de Octubre”.
La nota, firmada por Pablo Melgar, establece: “Desde hace 16 meses la esquina de Avenida Italia y Comercio no es la misma. Para los vecinos se trata de un verdadero ‘exilio de zombies’. Entienden que la instalación de cámaras de vigilancia sobre la Avda. 8 de Octubre, llevó a que entre 30 y 40 personas en situación de calle eligieran esa esquina para vivir.”
“Esteban, Emiliano, Marcos y Miriam trabajan o viven en la zona desde hace décadas y no pueden creer en lo que se transformó el barrio. Ayer resolvieron hablar con El País tras meses de peregrinar en vano por las oficinas del Ministerio del Interior, el Municipio E, la Intendencia y el Mides”.
“Tienen mucho miedo. Cuando salen de sus comercios o casas a tomar un ómnibus tratan de ir acompañados. También tienen que pedir ayuda para ir a comprar una bebida u otra cosa al comercio de la esquina”.
“Se refieren a las personas en situación de calle como ‘zombies’ porque están todo el día consumiendo drogas y alcohol y se mueven como los ‘espectros’ de las series de televisión”.
“Los negocios gastan mucho dinero en seguridad privada, pero el sistema tiene sus límites; el problema está en la calle. En el barrio hay tres sucursales bancarias y muchos comercios de diversos rubros. Además, en la esquina paran unas 70 líneas de transporte colectivo”.
El razonamiento lleva a una conclusión lógica: cuando Montevideo y Canelones estén saturadas de cámaras y otras medidas de vigilancia, desde pantallas a móviles armados, ¿Dónde irán “chorros y zombies”? ¿Dejarán de delinquir (nadie lo cree) o se trasladarán hacia territorios más cómodos, menos complicados para “trabajar”, para sembrar asaltos, robos, y muerte?
Evidentemente se desplazarán hacia otros lugares del Interior, entre ellos Paysandú que parece muy atractivo como “coto de caza” para malvivientes.
Y es por estas circunstancias que cobra total vigencia el antiguo refrán castellano: “Cuando las barbas de tu vecino veas arder, pon las tuyas a remojar”. Sin duda todos, pero especialmente las autoridades policiales debemos actuar en consecuencia.
Afortunadamente se ha notado últimamente --y nuestras páginas lo han reflejado en varias oportunidades-- un cambio, un positivo cambio, diríamos, en el accionar policial en Paysandú.
Este cambio fue definido por el nuevo jefe de Policía, comisario mayor (R) Luis Mendoza Novos, en el acto de asunción de los nuevos encargados de las unidades de Seguridad, Patrullaje y Respuesta e Investigaciones afirmando que “tenemos orden directa del ministro de hacer una reestructura dentro de Jefatura con el cometido de lograr que la ciudadanía de Paysandú se sienta segura”.
“En un corto tiempo he recorrido varios puntos del departamento, dialogado con actores de la sociedad sanducera, comerciantes, empresarios y vecinos, y he recibido su preocupación con el tema seguridad”. (…) “Con esta impronta estamos trabajando en cambiar la imagen de la Policía de Paysandú, principalmente del grupo de Patrullaje y Respuesta que es la cara visible de la Policía, del Ministerio, y es la autoridad que debe bregar por el orden público en el departamento. He hablado con unos cuantos funcionarios de la repartición, quienes me manifestaron varias preocupaciones que son entendibles. Los escuché y los voy a escuchar porque me gusta estar cerca del personal, saber qué le pasa. Hoy les digo también que debemos servir a la sociedad y en ellos (el personal de la Unidad de Seguridad, Patrullaje y Respuesta) cae una responsabilidad grande, lograr que la gente crea de vuelta en la Policía”, agregó.
“Hay que hablar las cosas por su nombre y muchas personas me han dicho que se ha perdido la confianza. Les pedimos que a partir de hoy el patrullaje lo hagan con aptitud y actitud. Eso es lo que va a hacer que la gente crea de vuelta en la Policía. Tenemos que lograr, con nuestro accionar, que la gente se sienta protegida”.
Esto es claramente un cambio en la posición del Ministerio del Interior, pero un cambio que llega desde el propio ministro, que pasó de la mano blanda contemplativa a enviar un grupo de choque desde Montevideo para combatir la delincuencia, y puso en el cargo de Jefe departamental a un experiente comisario formado en la Guardia de Coraceros, nada menos. Entonces ya no se trata de escuchar al delincuente, o de dejarlo escapar en moto para evitar que se lastime en la huida, como ocurría antes cuando la orden --que partía del propio ministro Bonomi-- era esa, porque la Republicana no está para eso sino para reprimir, de la misma forma en que actúan los Coraceros, ambos cuerpos que no son otra cosa que fuerzas de choque.
Bienvenidos los cambios, porque sin duda se ha iniciado una nueva etapa que promete ser muy positiva en cuanto a la necesidad de seguridad que tienen todos los sanduceros. Esperemos que se concreten todas estas valiosas intenciones y la ciudadanía aporte su colaboración para lograr la ansiada seguridad que estábamos perdiendo.
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