Paysandú, Miércoles 20 de Abril de 2016
Rurales | 14 Abr Cuando para esta zona la situación del sector agrícola se vuelve preocupante por la continuidad de lluvias y alta humedad, para el sector arrocero las dificultades no han sido tan graves y en la zona de Ruta 26 cercana al límite de Salto y Tacuarembó “se avanzó bastante temprano antes de que comenzaran las lluvias”, señaló a EL TELEGRAFO el ingeniero agrónomo Carlos Tafernaberry.
El empresario sanducero explicó que la cosecha de arroz en sus emprendimientos “osciló en el 40% sobre unas 600 hectáreas con rendimientos muy satisfactorios”. Comentó que el año pasado “fue muy bueno y pensábamos que en esta zafra sería difícil de superarlo, pero en enero tuvimos mucha luminosidad y en febrero con episodios de lluvias pero mucha luz, que determinó que los rendimientos fueron espectaculares, por encima de las 200 bolsas de chacra y muy cerca de las 200 bolsas sanas y seca”.
Agregó que la ausencia de frío en la cosecha y las ausencias de enfermedades por la alta luminosidad “determinaron muy buen arroz de calidad y volumen”.
Respecto a los emprendimientos del empresario sanducero, lo que resta por cosechar está en la zona del paraje Guayabos (kilómetro 173 de Ruta 26) y lo que ya se cosechó está en la zona de Paso Castell, en el kilómetro 170 de Ruta 26. En cuanto a la continuidad de lluvias, Tafernaberry indicó que a diferencia de la soja, “el arroz una vez que lo seca el sol o el viento –lo que se seca es la hoja– ya se puede entrar a cosechar, porque no hay problema de piso porque las chacras siempre están con agua y permite ingresar rápidamente a cosechar. De hecho no lo hemos concretado desde las lluvias del 1º de abril porque han sido escasos los días sin lluvias, además de poco viento y sol”.
Pero aclaró que lo que define el ingreso de la cosechadora al arroz “es que la hoja esté seca, porque su humedad determina que el grano no se separe de la hoja. En el arroz no hay problema por el tema de humedad del grano porque siempre sale con humedad”.
En cuanto a lo que está sucediendo con la zafra de arroz a nivel general, Tafernaberry sostuvo que en el norte, que “habitualmente tiene muy buenos rendimientos, está un poco más atrasada la cosecha porque en octubre, en el momento de siembra, llovió mucho y en ese mes prácticamente no se sembró. Recién pudo normalizarse de la segunda quincena de noviembre en adelante, por lo que en esas chacras recién se estaría ingresando a cosechar y no hay muchos datos, sucediendo algo similar en el este”. De todas maneras, reiteró que el buen clima de enero y febrero ayudó mucho a los cultivos a que se pusieran muy buenos”.
Sobre la logística manifestó que este año “se puede complicar un poco más la situación. Cuando comenzó la cosecha de soja pensábamos que los camiones sobrarían, pero ahora con los cultivos aprontándose prácticamente todos, creo que la alternativa será embolsar el arroz en chacra para acarrear luego la cosecha”.
AÑO BISAGRA
Durante la inauguración oficial de la zafra, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, había indicado que “estamos en un año bisagra para el sector arrocero, por el ajuste de costos que debe tener para poder sobrevivir. Tenemos que ver de qué manera acomodamos nuestros costos porque no enfrenta el temporal de la misma manera quien tienen que pagar renta de tierra y agua que quien es propietario”. En la oportunidad puso como ejemplo el costo de una hectárea de arroz que, según la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa), bajó de U$S 1.750 a U$S 1.550. “Hoy se está cosechando arroz con gasoil que vale U$S 1,20 el litro, no U$S 1,50”, sostuvo.
SOJA
Carlos Tafernaberry aclaró que sus plantaciones de soja son algo diferentes al resto de los productores, “porque tenemos casi el 80% del área de soja de segunda y el 20% restante de primera lo cosechamos antes del agua”.
Si bien hoy los cultivos están más adelantados, “cosechamos antes de las precipitaciones todo lo que permitía la cosecha”. Una de las trillas fue sobre un área “de chacra bastante limitante –las que todos los años dejan con ganas–, le estimábamos previamente un rendimiento de 2.100 a 2.200 kilos por hectárea y anduvo en ese entorno, sin sorpresas”, dijo. Lo que sí sorprendió al profesional fue el resto del área cosechado, “que más bien era del tercio superior y fue muy positivo con rendimientos en algunos potreros de 3.600 kilos que de verlos no pintaban eso”. Expresó que “con mucho optimismo la estimación era de unos 3.000 kilos, pero ese extra vino bárbaro porque no parecía. Las chacras que estaban buenas lograron rendimientos muy buenos y las que no están tan buenas no sorprenden para abajo”.
Según datos de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del ministerio, en un área estimada en poco más de 1.100.000 hectáreas, unas 807 hectáreas –que representan el 70% del área– serían sojas de primera y las segundas llegarían a 354 hectáreas, las cuales estarían en mejores condiciones.
En los departamentos del sur del país, los técnicos entienden que se perderán rendimientos y calidad, pero aún es muy poco lo que se ha podido trillar, pues las sojas no alcanzaron –en gran parte de los casos– el estado óptimo de madurez y en las pruebas que se fueron haciendo cuando se pudo, todavía salía mucho grano verde.
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