Paysandú, Jueves 21 de Abril de 2016
Opinion | 21 Abr La semana anterior el Paraninfo de la Universidad de la República recibió a emprendedores y académicos de 25 universidades para la inauguración del IV Congreso Internacional de Emprendimiento, organizado por la Asociación para la Formación, Investigación y Desarrollo del Emprendimiento (Afide) en alianza con la Universidad de la República, la Cátedra de Emprendedores de la Universidad de Salamanca (Ceusal) y la Red Temática de Emprendedurismo de la UdelaR (Emprenur), con el objetivo de promover el emprendedurismo en la comunidad.
“No podemos promover la financiación de los proyectos desde la Universidad pero podemos tender redes académicas para sostenerlos", manifestó el decano de la Facultad de Ciencias Económicas (FCEA), Rodrigo Arim, quien acotó que “debemos colaborar con los que toman riesgos", y apuntó además que los proyectos no necesariamente deben apuntar a "lo comercial" sino que pueden enfocarse a fines sociales.
En un enfoque desde el área privada, el country head de Santander Uruguay, Juan Carlos Chomali, señaló la posición del banco como soporte en el ecosistema emprendedor local e internacional: "Necesitamos de personas que guíen a las organizaciones, personas que sueñen con hacer la diferencia", enfatizó. Respecto al contexto de desaceleración económica que sufre el país, Chomali consideró que es preciso que "no veamos el vaso medio lleno ni medio vacío, seamos emprendedores y traigamos el agua".
Por su parte la coordinadora del congreso por la UdelaR, María Messina, explicó que la organización tomó casi un año, pero se pudo concretar por la apuesta de la Universidad a creer en el emprendedurismo, una apuesta que comenzó hace 10 años. "Empezamos diseñando un curso para 30 emprendedores, hoy llegamos a 1094", indicó Messina.
El director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Alvaro García, hizo referencia en este foro a la necesaria integración entre los actores públicos y privados para llegar a buen puerto en materia de emprendedurismo, y dijo que "no concebimos un modelo sin relación entre la economía y la academia. Nuestro país ha adolecido de la falta de ese vínculo".
García hizo énfasis en que las oportunidades de emprender deben estar esparcidas por todo el territorio para propiciar la equidad. "No puede depender de la cuna en la que nacemos, ni de la suerte", señaló, en un congreso en que se han desarrollado conferencias magistrales, comunicaciones breves, mesas temáticas, actos académicos y visitas a instituciones referentes del ecosistema emprendedor de Uruguay.
La referencia a la necesidad de la iniciativa privada traducida en emprendedurismo es un aporte de notoria significación tanto desde el punto de vista de la construcción de la economía como de la inserción en la sociedad y proyección hacia la comunidad, del reconocimiento de valores y vínculos, sin olvidar la conquista de objetivos que forman parte de la construcción personal.
Y ya en una visión macro, en el escenario de la economía del país, más allá del manejo que se haga desde el Estado, en el caso de los privados las alternativas pasan por tener una orientación previsora y en lo posible, lograr que las coyunturas complicadas resulten en oportunidades, si se tiene la visión y naturalmente elementos para aprovecharlo.
La actividad privada es el motor de la economía, el verdadero creador de riqueza, porque el Estado metido a empresario gestiona mal los recursos, crea burocracia e ineficiencia que amerita sobrecostos, y lo que hace es hacer recaer estos problemas sobre las espaldas de todos los uruguayos para sostener este esquema perverso de producción de bienes o servicios.
Y la actividad privada se nutre de emprendedores, que, naturalmente, lo hacen a su cuenta y riesgo, lo que significa identificar los nichos de oportunidades y no hacer cualquier cosa para ver que sale.
Implica que más allá de las capacidades y oportunidades identificadas para un emprendimiento de riesgo, se debe pasar a concretar un plan de negocios, aunque sea rudimentario en principio, y a la vez buscar soporte técnico , para que la idea no se frustre por una realidad que no puede ser soslayada, por más voluntad que se ponga.
De ahí que debe valorarse la visión de la UdelaR cuando señala que la idea es tener redes académicas para sostén de proyectos de emprendedores, como una condición indispensable a la hora de procurar financiación para llevarlos adelante. Precisamente contar con un plan de negocios es un requisito académico fundamental para dar viabilidad a lo que se percibe más o menos difusamente en el emprendedor, por más entusiasmo y prisa que se tenga.
El trabajo profesional de apoyo conlleva presentar un esquema simple y claro que permita por ejemplo identificar el tipo y volumen de necesidades, de capital, de socios estratégicos, de canales de distribución.
A la vez se trata de ir generando etapas de consolidación y desarrollo del emprendimiento, en lo posible interesando a terceros para el aporte de capital, porque muchas veces la diferencia radica en la “espalda” que se tenga, por ejemplo con respaldo familiar, y esta carencia hace que muchas veces emprendedores capaces y con buenas ideas, igualmente queden por el camino.
Contar con emprendedores no es un aspecto secundario en ningún país, y mucho menos en el Uruguay, donde el quietismo y muchas veces la mediocridad sostiene intacta la cultura del empleo público de por vida.
El fomento de la actividad emprendedora conlleva asimismo que los emprendedores de origen humilde puedan contar con instrumentos adecuados a su realidad, lo que debe promoverse con mayor énfasis a través del Estado, porque es vital para el país generar políticas públicas de estímulo y formación de emprendedores, que es al fin de cuentas la gallina de los huevos de oro que debemos preservar y tratar de multiplicar.
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