Paysandú, Domingo 24 de Abril de 2016

OPINIÓN

SOLICITADA

Locales | 24 Abr DESPUÉS DEL TRUENO,
SANTA BÁRBARA
Hoy nuestro querido paisito está viviendo momentos duros debido a una situación meteorológica de excepción, que ha dejado familias enteras sin el producto del esfuerzo de toda su vida. Es momento de que el gobierno “tome el toro por las astas” a través de sus ministerios y empresas públicas en general, y disponga una ayuda de importancia para todos los afectados a través de empresas constructoras, grupos de ingenieros militares, ayuda económica de los bancos estatales, materiales que bien podrían acercarse por Ancap, entre otros. Sin embargo, no hay algo específicamente previsto de la talla necesaria; el Estado debe reasignar recursos como si fuera un malabarista dentro de un presupuesto que ya se había quedado corto y sufrirá una nueva redirección.
Tan luego el vicepresidente, Raúl Sendic, que dilapidó una fortuna al mando del directorio de Ancap salió a decir que en próximas rendiciones de cuentas habrá que considerar estos trastornos, como si los daños por inundaciones y situaciones meteorológicas en general fueran algo inédito en el país.
Todo esto podría llevarse a cabo con total satisfacción si no se hubiera malgastado (o tal vez sea merecedor de otro calificativo luego de que la justicia investigue y se expida). Pero, de hecho, no cabe duda de que cuando tuvimos una época dulce y todos los astros se alinearon a nuestro favor, el único desalineado fue el gobierno con los ingresos que entraban a paladas y eran tirados a la marchanta, en fiestitas de U$S 360.000 para recibir a Cristina, hoy juzgada por corrupción y que nos pagó con desplantes y acciones contra nuestra economía cada vez que tuvo una oportunidad. Pero claro, todo era perdonable por ser de la misma ideología que el gobierno, al igual que la radio comunitaria que recibió U$S 5.000 en pago por propaganda, cuando aún ni siquiera funcionaba. Luego funcionó, pero extrañamente tan solo dos meses --abril y mayo--, justo antes de las elecciones departamentales. Oh, casualidad, su dueño fue candidato a alcalde por el Frente Amplio. Ahora parece que no tenía una buena comunicación con Dios a pesar de ser padre, pues además de lograr una pobre votación, transcurridas las elecciones, un rayo quemó los equipos, y era un rayo misterioso, porque también los hizo desaparecer.
Todo esto son chirolitas, si tenemos en cuenta todas las malas inversiones con costos astronómicos, como la planta sanducera presupuestada en 88 millones de dólares --que terminó costando 177 millones--, más allá de las supuestas buenas intensiones. Todos estos desfasajes en la contabilidad de la mayor empresa pública uruguaya hacen que aún la existencia en la normativa de fondos para imprevistos en el presupuesto, como asegura el presidente, no significa que haya disponibilidad sin generar más deuda, ya que nunca pensaron gastarla, para así bajar en algo el déficit fiscal. No se deberían redireccionar las partidas calculadas para la OPP --como se dijo por parte de algún representante del gobierno central--, que corresponden a devolución de impuestos para hacer obra pública en el Interior dispuestas por el intendente, ya que sería saludar con sombrero ajeno, hacer solidaridad con recursos de los propios damnificados y dar un paso atrás en la ley de descentralización, tantas veces violada por sus propios gestores.
Lamentablemente, toda la obra social tiene color político para este gobierno y se lleva adelante a través de sus punteros, que determinan quién tiene derecho y quién no, según sus intereses partidarios. Benefician a delincuentes, drogadictos y “ni ni” en lugar de gente que busca superarse; prácticamente los obligan a no progresar, pues en cuanto consiguen un trabajo, aún precario, o le ponen un piso de baldosas a su hogar, le retiran el beneficio del Mides. Ahora, si cae preso por delinquir o se mantiene tirado en una esquina consumiendo pasta base, sigue cobrando. La consigna debería ser “ayúdate, que te ayudaré”.
Hoy Uruguay sufre, a lo largo de toda su extensión, inundaciones. Con la granja destruida, una agricultura gravemente damnificada en millones de dólares, y especialmente en Dolores una situación crítica que, lamentablemente, a pesar de la gran solidaridad de nuestro pueblo, será insuficiente para mucha gente que lo ha perdido todo. El gobierno no tendrá los fondos para ayudar en la medida de lo necesario, al no haber sabido ahorrar en tiempos de abundancia, ya que la frazada es corta y si se tapa la cabeza, se descubren los pies; alguien siempre queda perjudicado. Mientras, la otra opción es endeudarse con todos los perjuicios que esto trae a largo plazo para el país, pero es el último manotazo del ahogado. Por último, el ministro de Economía, Danilo Astori, no puede deslindar responsabilidades cuando siempre formó parte del gobierno. No se puede ser oficialismo y oposición a la vez; si fue electo, apoyó, votó junto a él y era consciente de lo que pasaba. Es tan responsable como los que llevaron adelante este descontrol, donde todas las ganancias obtenidas en la época de oro más importante en la historia del Uruguay se han perdido en un agujero negro, que se está discutiendo si estuvo dentro de la legalidad o no. De lo que no cabe duda es que fue de las administraciones más desastrosas en un gobierno democráticamente constituido. Javier Pizzorno edil del Partido Nacional


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