Opinion | 26 Abr Un grupo de instituciones públicas y privadas, de organizaciones de la sociedad civil, fundaciones, sindicatos y Unidades Locales de Seguridad Vial impulsan la realización en Uruguay de un evento llamado “Mayo Amarillo”, iniciativa nacida en Brasil que ha sumado adherentes en todo el mundo.
El movimiento Mayo Amarillo constituye un llamado de atención para la vida y es abierto a la participación de cualquier ciudadano o institución. Busca focalizar en algo tan sencillo, pero que por cotidiano perdemos de vista sobre su trascendencia: las pérdidas humanas por siniestros de tránsito.
La iniciativa, que se lleva a cabo en más de 20 países durante el quinto mes del año, llega a Uruguay tras una propuesta de la Cátedra de Emergencias del Hospital de Clínicas, de la Facultad de Medicina, que tuvo la inquietud de plantear al organismo nacional que despliega políticas de estado sobre el tema.
Por su parte, el titular de la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev), Gerardo Barrios, dijo que si bien se conocía la existencia de este movimiento, Uruguay no estaba participando oficialmente y lo hará a partir de este año, siguiendo la Declaración de la Década de Acción por la Seguridad Vial, establecida desde Naciones Unidas.
En marzo de 2010, la Asamblea General de la Naciones Unidas publicó una resolución que definía el período 2011-2020 como el “Decenio de acción para la seguridad vial”. Este documento se realizó tomando como base un estudio de la Organización Mundial de la Salud que registró en 2009 alrededor de 1,3 millones de muertes por accidentes de tráfico en 178 países y con 50 millones de supervivientes con secuelas.
Las muertes en siniestros de tránsito son evitables, lo que lleva a insistir una y otra vez en los beneficios de medidas básicas como la utilización del cinturón de seguridad, recordando que en los asientos delanteros reduce en un 50% la probabilidad de sufrir lesiones graves en caso de siniestro; y en el asiento trasero, lo hace en un 75%.
De acuerdo con lo informado por los organizadores, en mayo se establecerán en todo el país una serie de acciones tendientes a recordar estas buenas prácticas, se generarán cursos de capacitación ciudadana e instrucción profesional, se abundará en las salidas que se logren en los medios de prensa sobre la utilización del casco certificado y bien abrochado, recordando que reduce en un 40% la probabilidad de muerte en un siniestro y en un 70% las lesiones graves.
Otros factores de riesgo, como conducir alcoholizado, son abatidos en nuestro país y en el primer trimestre del 2016 hubo 20% menos de alcoholimetrías positivas en siniestros de tránsito respecto del mismo período de 2015.
En definitiva, las medidas de seguridad básicas y sencillas que todos conocemos, pero no siempre cumplimos, podrían ayudar a salvar muchas vidas. Intentar un cambio es responsabilidad de todos.