Paysandú, Jueves 05 de Mayo de 2016
Opinion | 04 May Al hablar en cadena nacional de radio y televisión con motivo de la celebración del Día de los Trabajadores, el ministro de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), Ernesto Murro, a la vez de hacer alusión al significado del 1º de Mayo, aprovechó la ocasión para realizar un balance de la labor que ha llevado adelante esa secretaría de Estado y para mencionar las cosas que quedan en el debe todavía en el área de su trabajo, oportunidad en la que hizo especial énfasis en el empleo, además de indicar que su cartera "se ha propuesto construir un ministerio para trabajadores y empresarios".
En el contexto de la cadena, varias direcciones e institutos del MTSS tuvieron la oportunidad de dar cuenta sobre en qué han trabajado, lo que se intercaló con testimonios de distintos actores --trabajadores, dirigentes sindicales y de gremiales empresariales, jerarcas del ministerio-- que relataban de qué manera habían entrado en contacto con el MTSS o cuáles eran los objetivos de una dependencia en particular.
Ya en el tramo final de sus reflexiones consideró el secretario de Estado que "estuvimos diez años creciendo al 5% en la economía, y eso era muy bueno; el año pasado crecimos sólo el 1%, pero recordemos que el 1% crecimos durante todo el siglo veinte en promedio. Por tanto no estamos ni en la dictadura, ni en la época del ‘hacés la tuya’, ni en la crisis del 2002. Tenemos que ver cómo somos capaces, en esta oportunidad, en esta situación compleja, de seguir adelante; porque nos duelen los 28.000 puestos de trabajo que perdimos en el 2015".
Asimismo, ya en el saludo, exhortó a “redoblar” en la solidaridad, la cultura del trabajo para el desarrollo, asociando educación y trabajo, más justicia social y redistribución de la riqueza, con mejores condiciones de trabajo y de salario, “pero también con más calidad en ese trabajo, con más asiduidad, con más productividad, con empresas sostenibles y sustentables”, y destacó a su vez que “no queremos cualquier crecimiento, como ha sucedido en otras épocas, y en otras partes”.
Murro reconoció por lo tanto que en 2015 hubo destrucción de casi 30.000 puestos de trabajo, lo que por supuesto es una consecuencia de la desaceleración y estancamiento de la economía, que repercute en forma inmediata en la demanda de empleo, y a la vez, salpica primero a los empleos de baja calidad que se generaron durante el crecimiento de la economía en la década de bonanza, con alta primarización de la actividad económica, por cierto.
Paralelamente, en estrecha relación con el escenario descripto, el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, dijo hace pocos días que "seguramente va a haber cambios en las previsiones" de crecimiento establecidas en el Presupuesto Nacional para 2015-2019 presentado en julio del año pasado, que estimaban un 2,5% de crecimiento del Producto Bruto Interno Bruto (PBI) para 2016.
"Seguramente va a haber cambios en las previsiones, porque ya la realidad los está indicando (...) no es que nosotros estemos cambiando, todos los analistas públicos y privados nacionales e internacionales las han cambiado", dijo a la prensa el ministro tras comparecer en la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja.
"Las han cambiado correctamente, porque leen la realidad, que se deterioró más de lo que estaba previsto. (...) Nuestra previsión en el Presupuesto (...) fue (un crecimiento del PBI del) 2,5% (tanto para 2015 como para 2016). La realidad hoy indica que hay que corregirla. Por lo tanto lo vamos a hacer", agregó.
Lamentablemente, en la estructuración del presupuesto a que alude Astori se partió de un supuesto absolutamente fuera de contexto, muy lejos de la realidad, desde que prácticamente en forma unánime los analistas privados habían señalado el año pasado que era un exceso de optimismo sin fundamento que se previera un crecimiento del 2,5 por ciento en una economía que ya venía en desaceleración y con un contexto externo y sobre todo regional muy complicado. Esta percepción finalmente se confirmó en la realidad, pese a que desde el equipo económico de gobierno se insistía en que el país iba a seguir creciendo muy por encima del 1 por ciento que como todo indicaba, se dio en el período.
Por lo tanto se perdió mucho tiempo para asumir una realidad sabida, y ahora el jerarca anunció que se apuntará a corregir el presupuesto que se previó sobre una recaudación delirante, debido al deterioro de un escenario económico que entre otros aspectos se vio reflejado en la pérdida de los 28.000 puestos de trabajo de que habla Murro.
El punto es que esta es la tendencia ante la que nos encontramos, que conlleva por lo tanto una problemática socioeconómica muy delicada, que difícilmente pueda revertirse en el corto plazo. Como primera prioridad, debe buscarse atemperar las consecuencias que se manifiestan ya en el tramado social, antes de que la situación pase a mayores, y porque además, por mayor voluntarismo que se ponga, hay una realidad de costos y de oferta y demanda que no se puede disimular. Debe tenerse presente que las empresas por regla general y en una diversidad de situaciones, están trabajando con un mínimo de rentabilidad, hay alta inflación, han subido las tarifas públicas y encima el Estado no cuenta con recursos para disponer de un colchón que mitigue el impacto del estancamiento, a la espera de que las cosas mejoren, porque en época de bonanza, en lugar de guardar para los tiempos difíciles, se gastó de más y se ha llegado a un déficit fiscal de casi el 4 por ciento del PBI.
Y como en economía no hay magia, sino reglas que no se pueden desconocer porque lo contrario es ir directamente hacia el precipicio, lejos de apelarse a la confrontación, como parece ser la recurrente apuesta del Pit Cnt, debe apuntarse al pragmatismo de ambos lados, del capital y el trabajo, empresarios y sindicalistas, con el aporte del gobierno en cuanto al marco, para compatibilizar el mantener el empleo con los salarios y la situación de empresas, pensando además en que una reducción de horas en algún sector puede ser asegurar el puesto de trabajo para mañana.
En buen romance, hay situaciones en que hay que optar no por lo mejor o lo ideal sino por la alternativa menos mala, porque cuando se ingresa en la intransigencia, el hilo siempre se corta por lo más delgado, y cuando los números no dan, no hay paro ni protesta que pueda hacer levantar la cortina que se baja, porque no hay magia para salir de los números en rojo, ni Fondes que alcance.
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