Paysandú, Lunes 09 de Mayo de 2016
Locales | 08 May SOCIEDAD SEGURA
Con enorme complacencia, escribo para hacer pública mi satisfacción y agradecimiento a Guillermo Caraballo, Dr. Álvarez Petraglia, el jefe de Policía de Paysandú y especialmente a nuestro ministro del Interior, Eduardo Bonomi, por los momentos de tranquilidad y paz que nos están permitiendo vivir en nuestra ciudad, a partir de la decisión que generó el advenimiento de un contingente de policía Republicana que actuó rápida, eficiente y certeramente contra la delincuencia que se había apoderado de nuestro querido Paysandú. Hoy, merced a estas actuaciones, se puede vivir sin ruidos molestos, sin motochorros, sin excesos de todo tipo llevados a cabo por una oleada de delincuencia. A esto, le debemos ahora agregar el combate sin límites ni piedad a los narcotraficantes, a los abusadores que “cuidaban” motos y autos. Sumado todo ello a la lucha sin cuartel para erradicar a todos los pedigüeños profesionales existentes en cada esquina de la ciudad.
Este es un pequeño país que quiere vivir en paz. Con gente de trabajo, no con mendicantes profesionales (aún se observan algunos por doquier) que se suman, en la mínima oportunidad o descuido, a la interminable lista de malvivientes que ahora felizmente se promete desterrar. Queremos un país con gente trabajando, produciendo, prosperando; ellos y su patria. Nos negamos a aceptar la delincuencia y los excesos como hechos normales en nuestra sociedad.
Considero que aún quedan muchos pasos por recorrer, pero ya se comenzó a caminar y eso es lo plausible. Algo que costó tanto decidir e instrumentar. Quedan pendientes temas como terminar con quienes circulan a toda hora --pero especialmente en la madrugada-- con los parlantes al máximo de sus decibeles, molestando a quienes desean y merecen descansar.
En otro orden, considero que la justicia o los políticos harían un gran favor a la población si cuando detienen a delincuentes, no les cubren la cara. Los ciudadanos tenemos derecho a saber quiénes desde las sombras amenazan nuestra tranquilidad. Así que anhelo que se deje sin efecto este lamentable hecho proteccionista para con los delincuentes.
Ello nos permitirá conocer los rostros de quienes son apresados, puesto que conviven con nosotros en la ciudad y eso nos habilita a cuidarnos mejor.
Otro cambio que debería darse es el de permitir dar no solo las iniciales de los delincuentes atrapados en delito, sino sus nombres y datos claros y completos.
Sigo sin entender por qué se les permite a los delincuentes utilizar sus celulares en las cárceles, motivando --como se ha podido comprobar infinidad de veces-- que los utilicen para amenazar a jueces, a fiscales, a policías; ordenar ajustes de cuentas, asaltos, etcétera.
No actuar de esta manera ayuda a que el crimen crezca y se desarrolle, desestimulando a quienes lo combaten, atándolos de manos en sus legítimos intentos de protección a la sociedad.
Me molesta muchas veces la defensa irrestricta del comisionado parlamentario para cárceles, quien cuida con más celo a sus “muchachos presos” que a los propios damnificados por sus actos y a sus familiares. Como si ellos fueran la víctima y no los victimarios.
A no bajar los brazos, ministro Bonomi. Hace mucho tiempo que no teníamos la suerte de contar, los uruguayos, con alguien tan eficiente que ha cambiado radicalmente la visión de estos temas tan delicados que nos afectan grandemente.Sanducero exigente
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