Solicitada

Locales | 08 May Corría aproximadamente la mitad de 1976 y a la Liga Departamental de Fútbol de Paysandú le ofrecen organizar una de las sedes del quinto Mundial Universitario. El presidente, con apoyo de compañeros de directiva y representantes de los clubes, deciden enfrentar este desafío, labor que sería ardua y complicada: alojamientos, comidas, traslados, escenarios para los entrenamientos, protocolos, todo lo que implicaba ser sede del grupo 2 de este evento mundial.
El liderazgo de la máxima autoridad de la Liga, al frente de este objetivo, nos contagiaba su visión, decisión, claridad en los conceptos, funciones y exigencias a los que integramos su grupo de colaboradores. Nos llevó a dejar horas de nuestras actividades personales y volcarlas en favor de la organización.
En los primeros días de agosto de 1976, el viejo y querido Parque Artigas se vistió de gala para recibir a las delegaciones de Argentina, Japón, México y Senegal, con tribunas y taludes colmados en la jornada inaugural y en cada uno de los partidos de clasificación, a pesar de lo inhóspito del tiempo, lluvia y frío de esos días.
Al final del torneo se registró un abultado superávit que fue volcado a los clubes, en mejoras en la sede de la Liga en la calle Baltasar Brum y en el cerrado del Parque Julio M. Firpo. Destacamos su disposición a dar siempre una mano y su humildad. Era un excelente profesional y un adelantado dirigente, y mejor persona. Quienes tuvimos el privilegio de estar en la mesa rectora del fútbol sanducero bajo su presidencia, como delegado, asimilamos un bagaje de conocimientos y en creer que, cuando se quiere, se puede. ¡Gracias Agapito Álvarez Viera!
A sus familiares, amigos, nuestra congoja. Se fue un gran ser humano. Anónimo