Paysandú, Viernes 20 de Mayo de 2016
Opinion | 15 May Hoy se celebra en Uruguay el Día de la Madre. Usualmente se lo conmemora el segundo domingo, pero esta vez fue trasladado al tercer domingo, por motivos comerciales. El dicho popular señala "Madre hay una sola",excepto el movimiento feminista que impulsa el "Madre No hay una sola", en apoyo a la adopción.
Con el correr de los tiempos, en realidad cabe darle una lectura distinta a este refrán. La razón es simple: de la misma forma en que las mujeres han multiplicado sus roles en la sociedad, las madres asumen su papel desde diversas perspectivas. Están las madres que trabajan fuera del hogar, que día a día dan una dura batalla por cumplir tanto en su rol profesional como en el hogar, donde están sus hijos, lo cual representa un enorme desafío. Están también las madres que, siguiendo la tradición, trabajan dentro del hogar, convirtiéndose así en el pilar fundamental de la familia, en un rol no siempre bien valorado, pero que es tremendamente importante en nuestra sociedad.
Y están esas muchas otras personas que, sin que exista el lazo biológico, actúan como mamás y se merecen el mismo cariño: abuelas, tías, hermanas mayores, madrinas que, por esas cosas de la vida, a veces asumen la crianza de los niños.
Hay otro tipo de madres, las que dirigen países, las que son electas para ejercer la presidencia de sus países. Curiosamente por estos días, las dos mujeres sudamericanas que en los últimos años se convirtieron en líderes internacionales han caído en desgracia y una de ellas ha sido separada de la presidencia y la otra, procesada sin prisión. En ambos casos sobrevuelan actos de malversación de fondos.
Por un lado, la brasileña Dilma Rousseff --madre de Paula Araújo Rousseff de Covolo--, quien fue separada de su cargo de presidenta por supuestamente "alterar" cuentas públicas para no evidenciar un déficit presupuestario y obtener más recursos a fin de invertir en programas sociales. En esta primera etapa, la mandataria fue separada de su cargo por un lapso de 180 días y en su lugar se instauró un "gobierno provisional", encabezado por el derechista Michel Temer.
De allí parte un largo y engorroso proceso de "juicio" que arrancará esta semana cuando una comisión del Senado establezca el calendario de trabajo al respecto. Como en todo juicio, serán evaluados los testimonios de la parte acusadora y de la defensa. Antes, la comisión debe ratificar que existen suficientes alegatos para continuar o no con la acusación. De decidir darle curso, tras oír los argumentos de ambas partes, se levantará un informe preliminar que debe ser nuevamente votado en la comisión y luego en el Senado, que decidirá, en una sesión única, si la presidenta continúa en su cargo o es destituida. Si el procedimiento supera el lapso de 180 días establecidos, la mandataria volvería a ocupar su cargo y esperaría en funciones el veredicto del juicio.
Por otro lado, otra madre. La expresidenta de Argentina, Cristina Fernández --madre de Máximo y Florencia Kirchner-- fue procesada el viernes en su país, en el marco de la causa del llamado dólar futuro. Se trata de un negocio multimillonario que supuestamente benefició a grandes corporaciones y al poder financiero, por el cual el Banco Central vendía dólares a un precio menor que el de mercado. La figura penal por la que fue procesada es la de "defraudación a la administración pública por administración abusiva o infiel".
A nivel doméstico, una mujer del poder político --aunque no es madre--, Lucía Topolansky, fue involucrada por el actor Carlos Perciavalle por tener depósitos en bancos suizos. En el programa de televisión de Mirtha Legrand, el actor contó que Topolansky había vendido una "mansión" a la que él de joven iba a jugar canasta y enviado el dinero a Suiza. Días después, Perciavalle dijo que todo había sido una fantasía inventada por él.
El continente americano observó con preocupación la caída de Dilma Rousseff, pero, salvo excepciones, se apegó estrictamente a la soberanía de los países. Cuatro años después del revuelo latinoamericano por la destitución del presidente paraguayo Fernando Lugo, la crisis brasileña no logró construir el mínimo consenso para activar respuestas del Mercosur o la Unasur. Y ni siquiera el hecho de que Tabaré Vázquez sea el presidente pro tempore del Mercosur logró cambiar las cosas. Aunque de manera explícita, Uruguay, lo mismo que Venezuela, Ecuador y Bolivia, había expresado su respaldo a Rousseff.
En Argentina, el principal socio de Brasil en la región, el gobierno de centroderecha del presidente Mauricio Macri se limitó a llamar a respetar las instituciones del país vecino.
Es cierto, el impeachment es legal, pero eso no asegura que en este caso sea justo. No corresponde inmiscuirse en asuntos propios de un país vecino, a menos que se use un instrumento legal para cometer acciones ilegales.
Corresponde entonces permanecer atentos como país y como región --aunque será extremadamente difícil unir en este sentido al Mercosur- ante la eventualidad de estar ante un "neogolpe". Y es que lo de Brasil tiene componentes del golpe de Estado tradicional, ya que se genera un estado de excepción, aunque sin suspensión de la constitucionalidad.
No puede olvidarse antecedentes ya vividos. Como el de Honduras en 2009, con el secuestro y destitución del presidente Manuel Zelaya, acción ilegal que fue "legitimada" por la Corte Suprema de Justicia. O el de Paraguay en 2012, cuando Fernando Lugo fue destituido de su cargo por un parlamento de signo político contrario.
Así, en definitiva se estará defendiendo a otra madre, la democracia, madre porque defiende la soberanía del pueblo y su derecho a elegir y controlar a sus gobernantes.
Que todos los culpables y los corruptos sean castigados con todo el peso de la Justicia, sin importar género, sin reparar en que sean hombres o mujeres. Pero hay que mantenerse alerta para no institucionalizar el crimen de responsabilidad, pues puede ser utilizado como una forma para alterar el orden democrático en un país.
Hoy, un día tan especial para todos los uruguayos, cuando las madres a lo largo y ancho del territorio recibirán regalos, desde los más costosos a los más humildes, recibidos siempre con la misma sonrisa y el mismo amor, cuando los hijos harán todo para que mamá sepa cuánto amor nos provoca, corresponde también comprender la esencia del Día de la Madre.
Es el de la entrega a la causa social y familiar, es el apoyo al prójimo, simbolizado en aquella madre a la que --casi sin saberlo-- hoy se honra, Ann María Reeves Jarvis, de notable labor durante la trágica Guerra de Secesión, en Estados Unidos. Una guerra que determinó el fin de la esclavitud de las personas negras.
Hay otras esclavitudes aún vigentes. Y hay que continuar luchando para derrotarlas. La guerra contra la corrupción es una. Contra todos los corruptos. Justicia para todos, un lema que sigue siendo válido, mas no siempre respetado. Que caiga quien tenga que caer, si lo merecen Dilma y Cristina, también. Y eso debe decirse hoy, incluso en su día, el Día de la Madre.
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