Paysandú, Viernes 20 de Mayo de 2016
Opinion | 20 May Entre calificativos como “dictadorzuelo”, “eres traidor y agente de la CIA”, “está más loco que una cabra”, discurre el proceso de diferencias políticas, de contenido y de forma, entre el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y la reciente incorporación, terciando en el tema por alusión directa del mandatario caribeño, del expresidente José Mujica.
El tema central es la situación socioeconómica y política en Venezuela, ante el agotamiento del modelo socialista bolivariano implantado por el difunto Hugo Chávez, que duró lo que le duró el dinero fácil, producto de las exportaciones de petróleo, y que desde el desplome del precio del crudo se ha venido cayendo como un flan, sin ninguna sustentación.
El fragor del intercambio de epítetos no contribuye a mejorar esta situación, porque, entre otros aspectos, el secretario general del organismo interamericano se ha situado en alguna medida casi al nivel de Maduro, presionado por el tenor de insultos que no se pueden dejar pasar así nomás.
Para quienes apostamos a que las diferencias se procesen dentro de la institucionalidad y a que los problemas de un país se consideren y solucionen en el único ámbito posible que ofrezca garantías para todos, no nos puede generar satisfacción ni mucho menos que el régimen bolivariano, inviable desde sus comienzos, haya ingresado en un tembladeral que arrastra al pueblo venezolano en un mar de carencias, deterioro de la calidad de vida y el componente agregado de la intolerancia y la violencia.
En las últimas horas, Maduro volvió a insultar a Almagro, al que trató de "agente de la CIA" y "traidor". El enfrentamiento entre los dos tuvo su punto más álgido cuando el presidente venezolano lo amenazó con revelar todos "sus secretos".
"Almagro, ríndete. Eres un traidor desde hace tiempo, yo se lo dije a Pepe Mujica. En algún momento contaré su historia", expresó Maduro, quien además señaló que el excanciller uruguayo se "secará". "Te secarás, Almagro. Estás seco", dijo, en un lenguaje de barricada que tiene mucho que ver con la idiosincrasia caribeña, pero exacerbada desde el arribo del chavismo al poder y potenciada aún más por Maduro.
A su vez, en la carta publicada este miércoles, tanto en inglés como en español en el sitio oficial de la OEA, Almagro afirmó: "No soy agente de la CIA. Y tu mentira, aunque repetida mil veces, nunca será verdad".
"No soy traidor (…). Pero tú sí lo eres, presidente, traicionas a tu pueblo y a tu supuesta ideología con tus diatribas sin contenido, eres traidor de la ética de la política con tus mentiras y traicionas el principio más sagrado de la política, que es someterte al escrutinio de tu pueblo", dijo.
El secretario general de la OEA abogó por la realización del referendo revocatorio promovido por la oposición para poner fin el mandato de Maduro y sobre el cual el mandatario venezolano dijo el martes que no era obligatorio realizarlo, sino "opcional".
"Tú tienes un imperativo de decencia pública de hacer el referéndum revocatorio en este 2016, porque cuando la política está polarizada, la decisión debe volver al pueblo, eso es lo que tu Constitución dice", señaló Almagro.
"Negar la consulta al pueblo, negarle la posibilidad de decidir, te transforma en un dictadorzuelo más, como los tantos que ha tenido el continente", concluyó.
Este cruce entre Maduro y Almagro tiene lugar en momentos en que el secretario general de la OEA evalúa, a petición de la oposición venezolana, invocar la Carta Democrática para forzar a que los 34 países miembros del organismo continental tengan que abordar la situación política y social de Venezuela.
Reforzando la postura de Maduro, la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, compareció el pasado 5 de mayo en la OEA para tratar de cerrar la puerta al intento de Almagro. En Twitter lo trató de "escoria imperial", redoblando la apuesta de un gobierno que se siente encerrado por sus propias carencias, sus graves errores y reafirmación ideológica porfiada, pese al notorio fracaso de sus políticas. Sin embargo, se niega a reconocerlo y sigue atribuyendo sus problemas a la intervención extranjera, al “imperialismo” de Estados Unidos, a los empresarios “buitres” y “hambreadores”. Sustituye entonces la búsqueda de las respuestas imprescindibles para la sustentabilidad económica y revertir el deterioro social por panfletos propagandísticos y busca su victimización a ultranza, en una engañifa harto conocida de los regímenes populistas. Por cierto que recibir insultos de Maduro es una condecoración para cualquiera, y en el caso de Almagro despierta simpatías que sea el destino de sus diatribas. En este caso, el mandatario caribeño involucra de alguna forma al expresidente Mujica, quien, según afirma Maduro, fue advertido sobre el perfil de “traidor” y de “agente de la CIA” de Almagro.
Sin embargo, el exmandatario uruguayo, de olfato político y que ve cómo viene la mano, ha optado por soltar la mano de Maduro, al que había apoyado sistemáticamente hasta ahora: “A mí no me dijo nada Maduro y además yo no voy a hacer lo que me diga. Almagro no es ningún traidor, es un abogado, es un esclavo del derecho. Yo discrepo con Almagro en algunas cosas, pero también discrepo con Maduro”, afirmó.
Por primera vez, con estas declaraciones, Mujica marcó distancia respecto de Maduro. “Le tengo gran respeto, pero eso no vale que no le diga ‘estás loco, estás loco como una cabra’. El problema no es Almagro, el problema es Venezuela y tratar de arreglar las cosas económicas”, subrayó, a la vez de proclamar que “¡están todos locos en Venezuela!”
Mientras tanto, los cuerpos de seguridad de Venezuela enfrentaron varias de las marchas convocadas por la oposición que pretendían llegar hasta las sedes del Poder Electoral para presionar a las autoridades a que cumplan con celeridad los lapsos para un referendo que pueda revocar el mandato de Maduro.
Esta es la tercera manifestación nacional que hacen los opositores sobre el referendo revocatorio, que según el Ejecutivo venezolano no tiene “viabilidad”.
Los opositores intentan lograr que el Centro Nacional Electoral empiece cuanto antes el trámite de verificación de las casi dos millones de firmas entregadas el pasado 2 de mayo a las autoridades como respaldo del revocatorio presidencial, un paso fundamental para que se inicie el proceso.
Lo que apremia a la oposición es que la legislación establece que si el jefe de Estado es cesado de su cargo durante los dos últimos años de su gobierno, será sustituido por su vicepresidente, pero si el cese de sus funciones se da en la mitad de su período, deberán convocar a nuevas elecciones, momento justo en el que se encuentra el actual mandato de Maduro.
Es que analizando el escenario explosivo en Venezuela, es evidente que el modelo se agotó y que es preciso buscar la reconstrucción del país, promover por lo menos un mínimo esquema productivo y de generación genuina de riqueza por fuera de su eje exclusivamente extractivo, porque se terminó la plata a raudales de los ingresos petroleros que permitían maquillar la realidad, que ha caído con toda dureza y afectado más que nada, incluso en medio de la corrupción, a los sectores que se decía defender.
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