Paysandú, Sábado 28 de Mayo de 2016
Opinion | 21 May El país transita tiempos de una economía estancada, en un escenario de desequilibrio de las cuentas públicas. Ayer, el Consejo de Ministros discutía la definición de detalles del proyecto de Rendiciones de Cuentas, que deberá ingresar en el Parlamento. La idea del gobierno es --aunque no se lo mencione de esa manera públicamente-- acometer un ajuste fiscal: recorte del gasto y aumento de los ingresos a través de impuestos. Antes se habían achicado las inversiones e incrementado las tarifas. Un “ajuste fiscal con todas las letras”, como indicó el economista Javier de Haedo.
Con relación a las modificaciones presupuestarias que impulsa el gobierno para 2017, el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, dijo que no se pueden “tocar” planes del gobierno como el Plan Nacional de Cuidados, la seguridad pública, la educación y los compromisos con las intendencias. Dijo que la apuesta para lograr una mayor recaudación es por medio de la inversión nacional y extranjera, pero dejó en claro que el margen “es realmente pequeño” para reducir los gastos y aumentar los ingresos.
En la bancada oficialista del Parlamento y en el Pit-Cnt se maneja que la intención de abatir el gasto en alrededor de U$S 500.000.000, de forma de bajar el déficit del 3,6% del PBI cerca del 2,6%. Los ajustes necesarios podrían hacerse en forma gradual y no todos este año. La dirigencia de la central sindical baraja esas cifras y podría llegar a haber un incremento impositivo. El secretario general del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, dijo a El País que la central tratará de reunirse en la próxima semana con Astori, a quien se le planteará la inconveniencia de abatir fuertemente la inversión en obras públicas --algo que analiza el gobierno--, porque eso pondría en riesgo el nivel de empleo.
Consultado Astori sobre una suba de impuestos para mejorar los ingresos, el ministro no se quiso expresar al respecto. “Estamos pensando básicamente en el camino de la inversión y del crecimiento. Hasta ahí les puedo decir, porque sinceramente la discusión no ha terminado. No puedo dar más detalles”, dijo. La evasiva, lejos de aventar la posibilidad de aumentar tributos, confirma esa idea. En declaraciones anteriores, Astori resultaba muy firme al rechazar esa idea, al decir que debían honrar una promesa de campaña.
El año pasado, el gobierno ya recortó parte del gasto discrecional por el lado de las inversiones, en particular de las de empresas públicas. Eso moderó el deterioro fiscal, pero la realidad impone nuevas correcciones. El semanario Búsqueda informó el jueves, basado en fuentes de gobierno, que una suba de la carga tributaria está sobre la mesa debido a la urgencia de empezar a corregir el desequilibrio fiscal.
En un informe de El Observador, se asegura que el Presupuesto quinquenal para 2017 equivale a U$S 12.100 millones. La tarea de recortar esa cifra no es fácil, tomando en cuenta la elevada rigidez del gasto público, donde algo más del 70% ya está comprometido para sueldos, pasividades y transferencias, entre otras obligaciones, que son dífíciles de revisar. Eso acota de forma considerable el margen de maniobra de las autoridades.
El escenario económico pesimista que impera hoy en día en el país se completa con la expectativa de las agencias calificadoras frente a los movimientos del gobierno en ese sentido. Más allá de la confianza que han demostrado en el gobierno de Tabaré Vázquez y del respaldo que han manifestado a los planes para ordenar las cuentas públicas, frente a un contexto menos favorable, las calificadores observan en esta Rendición de Cuentas una instancia clave para volver a apoyar o para bajarle el pulgar a Uruguay.
Las cuentas públicas cerraron en los 12 meses a marzo con un déficit equivalente a 3,6% del PBI y la mediana de los analistas encuestados en abril por El Observador espera que el año cierre con un rojo de 3,9%, para moderarse a 3,6% en 2017. Si se concreta el resultado fiscal esperado para este año por la mediana de los expertos, se estaría frente a los niveles más abultados desde 1989.
Esta semana, en diálogo con este diario capitalino, el analista de Fitch Ratings para Uruguay, Todd Martínez, sostuvo que “la falta de progreso en contrarrestar” las tendencias negativas en las finanzas públicas y el crecimiento “podría ser negativa para la calificación”.
“Vemos desafíos para las metas fiscales, especialmente en este contexto económico. Si bien los aumentos de las tarifas públicas ayudarán a los balances de las empresas públicas, y el achicamiento de la hoja de balance del Banco Central reducirá su déficit, no hemos observado medidas explícitas para el gobierno central", añadió Martínez.
La actualidad de las finanzas del país reflejan la desaceleración regional y la baja de los precios de los commodities, variables de las que Uruguay siempre ha dependido. Pero también esa realidad denota la falta de políticas prudentes en el tiempo de expansión económica que tuvo lugar luego de la crisis de 2002 hasta hace unos tres años. Y la cadena se corta por el hilo más fino, o sea, el sector privado. Para sostener, obviamente, todo el pesado Estado.
Queja eterna sin solución. Es una cuestión de voluntad, no de margen, como dice Astori. “Hay poca voluntad de bajar el gasto, no hay poco margen. Los salarios en el gobierno han subido casi 13% en este año”, escribió De Haedo en su cuenta en Twitter. Y añadió: “Hay nula voluntad de que el ajuste lo pague el sector público y por lo tanto lo volverá a pagar el sector privado”.
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