Opinion | 30 May Recientemente se produjo en Paysandú un hecho significativo, poniendo sobre el tapete un problema que padece fundamentalmente la ciudad aunque no es ajeno el resto del departamento y, obviamente, el territorio nacional.
Hace algunos días informábamos: “Unos doscientos funcionarios del Frigorífico Casa Blanca (Fricasa) y el principal de la empresa, Eugenio Schneider, realizaron una limpieza de banquinas desde San Félix a Casa Blanca. Se trató de una protesta por la ‘deficiente limpieza’, como dijo una trabajadora y la falla ‘en los controles de animales sueltos, que ya han provocado la muerte de dos de nuestros compañeros de trabajo’. Al mismo tiempo, fue consecuencia de una presentación judicial realizada por la empresa contra la Intendencia Departamental de Paysandú por la limpieza insuficiente y los perjuicios ambientales que se generan por la falta de mantenimiento y administración adecuada de los residuos urbanos en el Relleno Sanitario, ubicado precisamente en el camino que lleva a la planta de faena”.
En la misma edición dábamos cuenta que “en paralelo a la limpieza del camino a Casa Blanca por los operarios de Fricasa, a través de cooperativas sociales, la Intendencia Departamental de Paysandú procedió a la limpieza de la zona periférica al Relleno Sanitario. Mañana viernes, en tanto, se realizará una jornada de limpieza con apoyo de los vecinos, organizaciones sociales y de la Dirección Departamental de Salud, en la zona comprendida por calles Independencia, Ledesma, avenida Soriano y Park Way. El principal objetivo será el descacharre, para mitigar la población de Aedes Aegypti. En la oportunidad, se hará también una limpieza de basurales”.
“‘En la zona del Relleno Sanitario se realizan jornadas de limpieza, con el trabajo de los integrantes de la cooperativa social contratada por la Intendencia’, dijo el director general de Servicios, Marco García. ‘El área de Paseos Públicos mejora el entorno del lugar a través del corte de pasto, el armado de la jardinería y la pintura que corresponde’, agregó. ‘Con el apoyo de funcionarios de la Dirección de Vialidad y una de las cooperativas sociales, se trabaja en la limpieza de la zona periférica del Relleno Sanitario. También se mejorará la caminería interna, con el apoyo de Vialidad y la contratación de maquinaria para aprovechar las condiciones climáticas que permiten realizar estas reparaciones’, subrayó”.
Dejemos de lado la “coincidencia” de que se envíe a limpiar parte del lugar donde se sabía que iban a ir otros a limpiar ese día. Es nada más que una prueba de que hay problemas, enormes problemas con la basura, causados por dos protagonistas fundamentales: por un lado las autoridades municipales que no cumplen sus obligaciones como policía ambiental y por el otro, con gran responsabilidad, una buena parte de la población que no sólo no respeta las normas sino que, parecería que a propósito, las incumple tirando la basura en cualquier lado.
Prueba de lo que decimos son los camiones recolectores que, muchas veces, pasan tarde, mal o nunca y de algunos “barrenderos” que parecen trabajar en “zig zag” (aquí sí, aquí no). Por el otro lado tenemos desde quienes van camino al vertedero y en el trayecto tiran todo a la banquina, los hurgadores que “desparraman” el contenido de una volqueta o tienen sus propios vertederos donde arrojan la basura que recogen y no es de despreciar la actitud de los ciudadanos que tiran sus bolsas con residuos a 45 centímetros de un “tachito” que no es para eso, cuando tienen una volqueta a exactamente a 21 metros, como lo hemos constatado en innumerables oportunidades. Recientemente, en calle 18 de Julio, un joven leyó un papel, lo arrolló y lo tiró al suelo. Un señor mayor le dijo: “--Disculpame, se te cayó esto” y se lo alcanzó. El joven contestó “--Gracias”, caminó dos metros y lo tiró a la rejilla de donde corren las aguas pluviales en la zona semipeatonal. Son pequeños hechos que se repiten hasta el cansancio haciendo que Paysandú esté sucia muchas veces y muy sucia en más de una zona.
Pero, a grandes males, grandes remedios por lo que debemos plantear las cosas considerando la absoluta necesidad de cambiar la forma en que se procesa hoy la basura.
A esta altura es obvio que el vertedero actual está mal ubicado y sobresaturado por lo que lo único que se puede hacer por él es cubrirlo con un grueso manto natural para que algún día disfrutemos allí de una hermosa meseta.
Entendemos que lo que debe hacerse es crear un nuevo lugar para la basura y modernizar, como sucede en la mayoría de los países adelantados.
Esquemáticamente: debería ser un enorme depósito de cemento donde los hurgadores, trabajando en una cooperativa, diferenciarían los elementos reciclables, los reutilizables y los que deben ser eliminados y, estos últimos marcharían en un gran sinfín hacia un horno que no sólo incineraría los residuos sino que además produciría con ellos energía eléctrica. Imposible abundar en detalles técnicos fundamentalmente por razones de espacio pero, debemos ser concretos en un punto crucial: actualmente el humo que desprenden estos hornos no es contaminante en absoluto.
Hay mucho que planificar y llevar adelante pero la concreción de un proyecto de esta naturaleza sería fundamental para que el Paysandú del futuro, desde sus calles a sus costas y todo el departamento sea un lugar mucho más agradable y seguro para habitar. Por otro lado, sabemos que los costos no son inconmensurables en la medida que un horno de las características que planteamos podría costar alrededor de un millón de euros.
Sea la Intendencia Departamental o por privados, a través de una tercerización, es imprescindible llegar a una solución que debería tener un punto de partida en la concientización de los ciudadanos.