Paysandú, Lunes 13 de Junio de 2016
Opinion | 08 Jun Ante planteos de sectores ubicados más a la izquierda de la fuerza política, y sobre todo de dirigentes del Pit Cnt, el ministro de Economía y Finanzas Danilo Astori anunció modificaciones al ajuste tributario que se había anunciado en principio para hacer frente al ya desmadrado déficit fiscal, pese a que en su momento había señalado que no había “margen” para hacer otra cosa, por cuanto otras posibilidades que se habían considerado se consideraron inviables o inoportunas.
En realidad, los términos del ajuste fueron objeto de una intensa negociación en la fuerza de gobierno, donde coexisten en esencia dos concepciones encontradas, por cuanto hay grupos que acuñan la vieja visión marxista del Estado, que quieren más Estado al costo que sea, y una izquierda más aggiornada, sobre una visión de perfil socialdemócrata que muchas veces trata de avanzar por caminos distintos pero que en la mayoría de los casos es rehén de las concepciones y eslóganes radicales.
Pero la economía no puede funcionar a impulsos voluntaristas, de lo que es prueba el estrepitoso fracaso de regímenes como los de la ex Unión Soviética y satélites, y también de “nuevos modelos” referentes de corte populista como Venezuela, el kirchnerismo argentino y los últimos gobiernos en Brasil, donde la fiesta duró lo que duró la bonanza que vino del exterior y ha llegado el momento de pagarla.
Pero en Uruguay, dentro de todo, se está tratando de poner las cuentas en orden, y el convencimiento de que ello debe ser así es un aspecto positivo, aunque luego deba ingresarse en la discusión de cómo hacerlo, quienes van a sostener el peso del ajuste y los resultados que arroje, para que no haya que hacer un nuevo ajuste al poco tiempo, simplemente porque el aumento de impuestos debería tener la contrapartida de bajar el gasto estatal desmesurado que ocasiona el déficit.
Bueno, en rueda de prensa, tras tironeos y declaraciones públicas de una y otra parte en el gobierno, finalmente el titular de Economía, en Consejo de Ministros, dio a conocer los valores a partir de los cuales se incrementará el IRPF, que se concentran en salarios de las franjas por encima de los 50.000 pesos, un aspecto que fuera planteado desde el Pit Cnt como nivel de corte para no afectar a familias que perciben menores ingresos promedialmente.
El haber llegado a este acuerdo interno en la coalición de izquierdas tiene el mérito, si así puede llamarse, de asegurar respaldo legislativo al proyecto presentado por el Poder Ejecutivo sin tener necesidad de negociarlo con la oposición.
Por lo tanto, cuando, en los próximos días el proyecto de ley de Rendición de Cuentas salga de la Torre Ejecutiva con la firma de cada uno de los ministros, el presidente Tabaré Vázquez no solo se habrá asegurado el voto de cada uno de los parlamentarios de su fuerza política, sino la defensa del proyecto para que se vote tal como fue enviado al Parlamento.
Lo dijo Astori al señalar en el Consejo de Ministros que “el acuerdo político incluye llegar al Parlamento con un acuerdo previo que se va a mantener y se va a cumplir. Incluye otra cosa aún más importante: un rápido tratamiento. Estamos muy contentos por haber llegado a esta situación que no solo le hace bien al país. Nos hace bien a quienes integramos el Poder Ejecutivo, al Frente Amplio en su conjunto y a las relaciones entre el gobierno y el Frente Amplio también”.
El anuncio fue formulado al cabo de rondas de negociaciones que se han extendido por unos quince días, con todos los sectores del Frente Amplio, y de esas consultas, el gobierno sacó la conclusión que debía enmendar el proyecto en tres puntos sensibles que habían generado la desaprobación de la fuerza política: eliminar el aumento de la carga sobre la franja del ingreso del Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) que va de $33.400 a $50.100; hacer cambios en el régimen de deducciones y no diferir para 2018 los recursos destinados a algunas instituciones dedicadas a la innovación, el conocimiento, la ciencia y la tecnología.
Astori subrayó que tras estudiar y discutir los planteos de la fuerza política concluyeron que “valía la pena tener en cuenta estas alternativas” por el hecho de lograr un acuerdo político y porque esas modificaciones no alteraba “la arquitectura financiera de la propuesta”.
“Cuando una propuesta importante e imprescindible cuenta además con el apoyo político que surge de nuestra organización partidaria mejora indudablemente no sólo las posibilidades de una rápida aprobación sino al mismo tiempo de una eficaz implementación en la práctica”, afirmó el ministro.
Una evaluación del proceso, empero, da cuenta de incongruencias que lamentablemente no aseguran que este es el ajuste que había que hacer, sobre todo porque el gobierno se resiste a atacar el gran meollo del asunto, que es el gasto público desmesurado, que ha quedado fijo y que no puede abordarse cuando se registra un enlentecimiento de la economía, como ha quedado demostrado. Por lo tanto el corte al déficit aparece como insuficiente, si es que antes se había dicho toda la verdad sobre su magnitud, y los objetivos de recaudación adicional por el ajuste tributario.
Astori había señalado como “imprescindible” que se buscara recaudar por las franjas más altas para cubrir el desfasaje, pero al aumentar los topes, hay una menor recaudación a la prevista, aún modificando los porcentajes de retención, simplemente porque el universo de afectados ha quedado muy reducido, y porque tampoco se ha bajado el gasto o hecho los recortes para tender a hacer coincidir los números de ingresos y egresos.
No es un disparate entonces inferir --más bien es de sentido común-- que los ajustes por el déficit fiscal no quedan laudados con esta revisión tributaria, salvo que las condiciones internacionales cambien desde hoy como por arte de magia y una reactivación económica genere una mayor recaudación en el corto plazo. Y si no quedan laudados, la necesidad de una rápida obtención de recursos apunta a que como suele ocurrir, se apele a la recaudación por los organismos monopólicos del Estado en base a incrementos de tarifas públicas, empezando por los combustibles --que no fueron rebajados en su momento pese a la caída estrepitosa de los precios internacionales del petróleo-- porque cuando los números no dan, debe apelarse al mal menor.
Pero ojalá nos equivoquemos y nos ahorremos todo estos avatares, si se aproxima a la realidad lo que afirma el reciente comunicado del Ministerio de Economía y Finanzas en el sentido que "las fortalezas" que el país construyó en los últimos años, junto con "la mejora esperada del resultado fiscal derivada de la aplicación de las medidas de consolidación fiscal" que ha anunciado el gobierno y la "reducción de la inflación", permitirán que "en los próximos años la economía uruguaya continúe creciendo, profundizando los avances en materia social registrados en la última década".
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