Paysandú, Jueves 16 de Junio de 2016
Opinion | 13 Jun Mañana se recordará, como cada año, el Día Internacional del Donante de Sangre. En 2016 la campaña se desarrollará bajo el lema “La sangre nos conecta a todos”. En la oportunidad, se agradecerá la solidaridad de cada donante y se destacará la conexión existente con el paciente. Incluso se adoptó el mensaje “Comparte la vida. Dona sangre”, como un llamado de atención basado en el fomento del cuidado al prójimo y su cohesión con la comunidad, y se eligió esta fecha en conmemoración del nacimiento del Premio Nobel de Medicina Karl Landsteiner, por su descubrimiento de los grupos sanguíneos.
El país anfitrión de este día son los Países Bajos, a través de Sanquin, su organización nacional para el suministro de sangre, cuyo acto se efectuará en Ámsterdam. Paralelamente, Ecuador será el anfitrión en las Américas
El acto se llevará a cabo en la ciudad de Portoviejo, una de las más afectadas por el terremoto de 7,8 grados que azotó el país en marzo pasado y fue elegida por las autoridades ecuatorianas para demostrar la importancia de contar con una buena organización nacional de servicios de sangre cuando golpean los desastres naturales.
Es interesante destacar que en el marco de las campañas que apuntan al altruismo de esta jornada, de 80 países en el mundo que tienen un bajo índice de donaciones de sangre --o lo que significan menos de diez donaciones cada mil personas-- 79 son naciones en desarrollo y con este panorama, Uruguay se encuentra entre los pocos países con un sistema público de donación de sangre, organizado de tal manera que apunta al aumento de la cantidad de donantes a través de distintos programas de enseñanza y la promoción de la disposición voluntaria para prevenir la escasez.
Sin embargo, a nivel global se observa que la demanda supera la oferta y los servicios enfrentan múltiples dificultades para lograr un suministro suficiente de sangre. Es una realidad que padece Paysandú en el Banco de Sangre instalado en el Hospital Escuela del Litoral “Luis Galán y Rocha”, con llamados reiterados a la población ante la falta de grupos sanguíneos específicos, por determinadas circunstancias.
El problema no está resuelto, en tanto solo 62 países en el mundo cuentan con un suministro nacional de sangre que procede totalmente de donaciones voluntarias no remuneradas, al tiempo que otras 40 naciones dependen de donaciones familiares o remuneradas. Ante este panorama, la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene su objetivo que la totalidad de los países obtengan donaciones altruistas hacia 2020.
En Uruguay hay aproximadamente unos 100.000 donantes y en los últimos años se ha notado un aumento en las voluntades; sin embargo, se necesitan 120.000 para cubrir las necesidades de transfusiones. Es decir que solo el 3% de la población dona sangre al año y a pesar de que es el mejor abastecimiento en América Latina, si fuera una conducta adoptada por las personas habilitadas para donar entre 18 y 65 años, no habría desabastecimiento. De acuerdo con datos disponibles en el Servicio Nacional de Sangre (SNS), en Uruguay hay 17 lugares en Montevideo y 36 en los demás departamentos, disponibles para recibir las donaciones voluntarias.
Las cifras actuales indican que cerca de la mitad de 108 millones de unidades de sangre que se extraen en el mundo se donan en los países de altos ingresos, donde reside aproximadamente el 18% de la población mundial y las donaciones se incrementaron un 25% desde 2004, cuando se constataron 80 millones.
El 65% de las transfusiones en países de bajos ingresos, se realizan a niños menores de 5 años y en los de ingresos altos, los pacientes tienen más de 65 años, o un 76% del total. Las donaciones en las naciones de ingresos medios o bajos, mantienen un nivel de donación de 11,7 y 3,9, al tiempo que los países de ingresos altos, la tasa se ubica en 36,8 cada 1.000 habitantes.
Ese aumento constatado en más de una década se debe a la organización institucional y horizontalidad de los mensajes orientados a salvar vidas, no obstante, América Latina y el Caribe se encuentran a mitad de camino de obtener el 100% de donantes voluntarios.
En Uruguay, la experiencia regional del Hemocentro de Maldonado multiplicó por ocho las donaciones y surgió a partir de una necesidad departamental, donde se debían suspender o retrasar las intervenciones quirúrgicas ante la escasez de volúmenes sanguíneos. Esta experiencia innovadora con su moderno vehículo Hemobus, recibió el reconocimiento de otros organismos tales como la Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) y es un ejemplo de la interacción de lo público y lo privado, por encima de intereses o protagonismos personales, donde la comunidad es beneficiaria de su servicio.
Su labor se interacciona con los centros educativos, donde los niños multiplican el mensaje en sus casas y educa sus conciencias desde la niñez. Asimismo, las entidades que apoyan al Hemocentro desde el punto de vista privado, firman convenios con clubes de donantes voluntarios de los departamentos cercanos y lograron, incluso, acuerdos de cooperación con sus pares de Barcelona o Valencia --de gran destaque en Europa-- hacia donde concurrieron sus técnicos y recibieron capacitaciones.
El ómnibus salió de Maldonado y llegó a Paysandú en noviembre del año pasado, cuando concretó meses atrás una importante cantidad de donación de sangre, enmarcado en una campaña de promoción de esa válida experiencia en el litoral.
Al mes siguiente, el intendente Guillermo Caraballo, acompañado por una delegación del Ejecutivo comunal, visitó el Hemocentro Regional en Maldonado, donde se interiorizó de su funcionamiento y manifestó su interés en apoyar incondicionalmente la instalación de un centro de estas características en Paysandú y aseguró que constituye una prioridad para su gobierno.
Las motivaciones parten de los logros y en aquella oportunidad se obtuvieron 50 donantes voluntarios que impulsaron a llevar adelante las gestiones pertinentes.
Sin embargo --tal como lo dijo el intendente-- se necesita el apoyo del Estado y del esfuerzo privado para acercar una iniciativa de este tipo a una comunidad dispuesta a transformar la propuesta en un centro de referencia regional. También en aquella oportunidad, se consideró que la visita a Maldonado era un mojón fundamental en el proceso de concreción de la instalación de un Hemobus. Se confirmó una nueva visita a Paysandú, en el primer trimestre de 2016.
Hasta el momento, poco se sabe de las gestiones que deben efectuarse a otros niveles, a pesar del interés manifestado por el intendente Caraballo.
Sí se conoce que otra vez quedan en relevancia la lentitud de los procesos, aunque las líneas políticas nacional y departamental sean las mismas, y al igual que en otros asuntos que restan por resolver, se confirma que los tiempos de las personas (y en este caso de los técnicos que deben resolver rápidamente sobre la vida o la muerte) no son los mismos en el Estado.
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