Paysandú, Viernes 01 de Julio de 2016

Índice de Confianza del Consumidor arrojó resultados negativos por ajuste fiscal y baja perspectiva laboral

Nacionales | 26 Jun Los consumidores uruguayos tienen una visión a futuro cada vez más pesimista sobre la evolución de la economía y sus finanzas personales, alentados por un estancamiento de la economía local, la aceleración inflacionaria, un deterioro de las condiciones del mercado de trabajo y las medidas de ajuste fiscal anunciadas por el gobierno, informó El Observador.
Esa pérdida de confianza es una mala noticia para el consumo, que acumula cuatro trimestres consecutivos de caídas o magro crecimiento, y particularmente para el sector comercial, que ha visto recortadas sus ventas en el último año.
El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que elabora la Cátedra Sura de Confianza Económica de la Universidad Católica y Equipos Consultores alcanzó en mayo su valor más bajo desde que comenzó a elaborarse el indicador, en agosto de 2007. El índice se ubica apenas siete décimas por encima de los 40 puntos, el límite que separa las zonas de “moderado pesimismo” y “atendible pesimismo”. Durante el último mes, la caída del indicador fue significativa, con un retroceso de 5,8%.
Esta pérdida de confianza de los consumidores uruguayos afecta directamente sus decisiones de gasto. El reporte realizado por los expertos a cargo del sondeo muestra que la variable dentro del índice que más se deterioró en el último mes fue la predisposición a la compra de bienes durables, que tuvo una caída de 12,9%. Esto es, un número creciente de uruguayos considera que “este no es un buen momento para realizar compras”, tanto de bienes durables de menor costo --por ejemplo, electrodomésticos-- como de mayor porte --automóviles y viviendas, particularmente--.
Según señalan los expertos a cargo del estudio, “la serie (de propensión de compra) alcanza un mínimo histórico, de donde se podría inferir que el consumo privado continuaría retraído, y restando dinamismo a la economía en el segundo trimestre del año”.
Los datos publicados la semana pasada por el Banco Central (BCU) mostraron una contracción del gasto del sector privado en consumo de 0,8% en el primer trimestre del año, luego de crecer apenas 0,4% en el último cuarto de 2015. En el segundo y tercer trimestre del año pasado, el consumo privado ya se había contraído, con retrocesos de 1,6% y 0,9%, respectivamente.
No solo la propensión a comprar bienes durables se deterioró en mayo, también la percepción que tienen los consumidores locales sobre la situación económica personal y de la economía en su conjunto, con caídas en los indicadores de 6,3% y 2,4% durante el último mes, respectivamente.
Los expertos a cargo del sondeo atribuyen esta caída al “empuje de la inflación, que llegó a 11% en mayo, y que seguramente es parte de la explicación de la menor capacidad de ahorro que manifiestan los consumidores”. De hecho, durante el último mes, la diferencia entre el número de consumidores uruguayos que manifiestan tener capacidad de ahorro y los que no les alcanzan sus ingresos para “cubrir satisfactoriamente sus necesidades”, se contrajo 7,1%.
Otro elemento que pesó sobre la confianza fue el anuncio por el gobierno de un ajuste fiscal en el marco de la ley de Rendición de Cuentas que actualmente se discute en el Parlamento.
El informe de la Cátedra Sura de Confianza Económica sostiene que “el mayor pesimismo sobre la situación personal a 12 meses que se observa en mayo podría responder a los anuncios de ajuste fiscal, en particular de aumento del IRPF anunciado por las autoridades, ya que no empeoraron en el mes las perspectivas a un año para la economía en su conjunto”.
Los expertos a cargo del sondeo llaman la atención en su informe sobre el fuerte aumento de las expectativas de desempleo. En el promedio enero-mayo, el indicador que releva esa percepción tuvo un incremento de 26,7%, lo que muestra que un mayor número de uruguayos anticipa un aumento de la desocupación de cara al próximo año.
“Los consumidores que por años de educación o nivel socioeconómico podrían tener mayor acceso a mejor información, y los de más edad serían sistemáticamente los más pesimistas, pero entre los que se observa mayor cambio en lo que va del año serían los de Montevideo, las mujeres, los más jóvenes, con secundaria y entre los de mayor nivel socioeconómico”, sostiene el estudio.
En abril, la tasa de desempleo en el mercado local ascendió a 8,1%. Aunque se mantuvo prácticamente incambiada respecto al 8% de marzo, implicó una caída en la tasa de ocupación desde 59,4% a 58,1%. Esto muestra que la economía uruguaya sigue perdiendo puestos de trabajo. La tasa de ocupación en abril de 2014 era de 60,4%.

UN 25% DE ALUMNOS DE LICEO TIENE MÁS DE 18 AÑOS
Un estudio realizado por el Consejo de Educación Secundaria de Uruguay (CES) arrojó que uno de cada cuatro alumnos de enseñanza media pública en el país tiene 18 o más años al momento de cursar, porcentaje que se eleva al 88% en los turnos nocturnos, que representan un quinto de la matrícula total.
El Monitor Educativo Liceal, una serie de estadísticas recabadas anualmente por el CES sobre el estado de la educación media en el país y remitidas a la prensa, revelan además que un 41,4% de los alumnos de los turnos diurnos presentan un desfasaje de al menos un año respecto al curso que le correspondería por edad, y la mitad de ellos tiene un rezago de dos o más años.
Estos datos, que refieren a los 220.366 estudiantes matriculados en todos los institutos públicos del país, también muestran que casi un tercio del alumnado (31%) inicia la secundaria en situación de desfasaje, si bien esta tendencia va en disminución desde 2009, cuando representaba al 37,5% de los nuevos liceales.
En Uruguay, si el alumno no suspende ni repite ningún curso de la primaria y la secundaria, se espera que realice los seis años de liceo de los 12 a los 18.
En este sentido, la directora del CES, Celsa Puente, expresó la necesidad de plantear medidas para evitar esta situación que se da en buena parte del alumnado.
“Hay que gestar alternativas a la repetición, que no sería tan mala si no fuera que es más de lo mismo. Hay que preguntarse por qué le daría resultado a un joven hacer exactamente lo mismo un segundo año cuando el primero no se lo dio”, dijo Puente esta semana. P
or otra parte, en la edición 2015 del Monitor Educativo se evidencia que mientras en los últimos 10 años la asistencia al sistema educativo secundario ha sido “casi universal” en los jóvenes de 13 a 17 años de los sectores de mayores ingresos, ha habido también una mayor retención de alumnos provenientes los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Estos datos dejan de manifiesto una menor deserción de los alumnos del quintil de menores ingresos, por ejemplo en los alumnos de 17 años, que en 2006 asistían en un 47,6% a los institutos, guarismo que se elevó en 2015 al 62,3%.
Asimismo, el índice de promoción en el Ciclo Básico (los primeros tres años de la secundaria), mejoró en seis puntos desde 2011 --año en el que alcanzó un mínimo de 67%-- hasta ubicarse en 73,2% este año.


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