Paysandú, Viernes 01 de Julio de 2016
Locales | 01 Jul A juicio del líder del Partido Independiente, senador Pablo Mieres, el descaecimiento de la unidad familiar, los problemas en la enseñanza y las falencias en la acción policial --además del marco normativo, entre otros aspectos-- han contribuido para que se haya generado un deterioro, en los últimos años, de la convivencia social. Consideró que por lo menos estos factores deben ser abordados en forma simultánea para lograr correctivos que permitan obtener mejores resultados.
El legislador se presentó en la noche del miércoles en la sala “1º de Julio” de EL TELEGRAFO para exponer sobre “Seguridad, educación y convivencia social: el desafío impostergable”, en el marco del ciclo de actividades organizadas por el Centro de Estudios Paysandú (CEP), que genera aportes de enriquecimiento cultural desde diferentes ángulos y temas de interés.
El senador destacó que es pertinente “vincular tres temas que coinciden en la problemática de la convivencia, porque cuando hablamos de educación, de seguridad, de convivencia, en realidad estamos hablando de una misma cosa que tiene que ver con lo que podemos llamar la crisis de integración social en el país”.
Subrayó que “este es el núcleo del asunto, sobre todo en un país que hace 50 años era una sociedad superintegrada, pese a que tenía problemas, porque tenía la particularidad de que había una gran homogeneidad desde el punto de vista social, con una clase media muy numerosa y desigualdades amortiguadas. Además, era habitual compartir normas y valores plenamente expandidos, con un gran contraste con lo que era el resto del continente latinoamericano”.
“Pero aquel Uruguay se fue”, indicó; “se fue porque entiendo que hicieron crisis las dos instituciones sociales que se encargan precisamente de la transmisión de pautas de normas y valores, que son el núcleo familiar y la educación”, reflexionó el legislador.
LA CRISIS INFLUYÓ
“Si a eso agregamos ciertos períodos, particularmente cuando tuvimos a comienzos de este siglo una crisis económica muy fuerte, con una tasa de desocupación que llegó al 20%, y un nivel de pobreza que llegó a un tercio de la población, vemos un conjunto de factores combinados: la pérdida de la centralidad de la familia, generaciones nuevas que se socializan en contextos familiares más solitarios, con menos respaldo y apoyo”, destacó el expositor.
“En el sistema educativo, uno escucha que no puede echarse culpa a la educación, porque la educación no puede hacer lo que la familia no ha hecho, lo que es cierto en esencia. En definitiva, es el primer factor la crisis de la familia, con un nivel pronunciado que impacta en la transmisión de pautas y valores en el hogar, más la crisis económica que incrementa la pobreza y la indigencia, la desocupación que se vuelve coadyuvante a este clima de pérdida de referencias en la sociedad”, observó.
“En paralelo, tenemos la crisis de la educación”, dijo, y reivindicó que la última reforma en el sector fue promovida por el exdirector del Codicen Germán Rama, durante el gobierno de Julio María Sanguinetti, en la década de 1990, pese a la oposición de sindicatos y gran parte de la izquierda. Recordó que se construyeron escuelas de tiempo completo y se incorporó el bachillerato tecnológico en la UTU, se universalizó la educación escolar a cuatro años y se extendió la formación docente de Secundaria en el Interior del país.
NO SE SIGUIÓ
“El problema fue que no se siguió en esa dirección y duró los cincos años de ese Codicen, por lo que estamos hablando ya de 15 años”, señaló Mieres. “En realidad, vamos ya para 20 años en los que no ha pasado nada en materia de reforma educativa, por cuanto en el siguiente período de gobierno no hubo ningún avance. Vino la crisis de 2001, luego vino el primer gobierno del Frente Amplio, que creyó que el tema solo tenía que ver con el presupuesto. Entonces anunciaron el 4,5% del PBI para la educación; en realidad el tema obviamente si bien tiene que ver con recursos, no alcanza si no cambia el funcionamiento”, indicó.
“Vino el siguiente gobierno del Frente Amplio, el expresidente José Mujica insistió en el discurso con 'Educación, educación, educación', pero tampoco hubo reforma educativa”, subrayó.
“Y en este período, uno tenía la expectativa de que hubiera cambios y yo era capaz uno de los incrédulos que así lo esperaba”, reflexionó. “En la campaña electoral de 2014, todos teníamos asesores en materia educativa que decían las mismas cosas sobre lo que había que hacer”. En cambio, evaluó que “el asesor de Vázquez era José Filgueira, que duró unos pocos meses y fue colocado en un lugar donde lamentablemente era imposible que hiciera algo: en la subsecretaría del MEC. En Uruguay tenemos la particularidad de que el ministerio no es el que dirige la política educativa, sino que la dirigen los entes autónomos, la Universidad de la República y el Codicen, como fue la función clave que tuvo Rama en su momento”.
“LA CONTINUIDAD DE LA NADA”
Aseguró que “lamentablemente lo que se afianzó es la continuidad de la nada, es decir, de la cosa inerte que va declinando paulatinamente”.
Como ejemplo, dijo tener ya datos de que las pruebas PISA de este año “van a seguir dando resultado desalentadores, que ya venían muy mal y tenemos por lo tanto una crisis educativa muy profunda, con Uruguay en los últimos lugares a nivel mundial en algo que nos enorgullecía, que era la equidad.
Son pruebas en las que tenemos más distancia entre el primer y el último quintil de nivel socioeconómico. Es decir que tenemos las mayores desigualdades en materia de aprendizaje”.
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