OPINIÓN

Locales | 03 Jul CARTA ABIERTA A LA SEÑORA MINISTRA DE EDUCACIÓN Y CULTURA, DOCTORA MARÍA JULIA MUÑOZ
Ser maestro no es para cualquier persona. Es solamente para aquellas que tienen la sensibilidad de reconocer en la mirada de un niño su razón de entregar horas de vida personal para transformar un ser que no es propio pero que se siente en el alma tanto como el propio. Ser maestro es saber que se pueden cambiar tristes situaciones con un abrazo o una caricia. Ser maestro es exigirles a los niños para despertar en ellos todas las capacidades que la naturaleza les ha dado. Para que sean libres, independientes, autónomos, pero, sobre todo, respetuosos de sus semejantes.
Porque estoy orgullosa de ser maestra.
Porque estoy orgullosa de los colegas que represento, a los que veo comprometerse día a día con su tarea.
Porque soy testigo de la entrega y del cansancio que experimentan cuando llegan al fin de la jornada y aún así siguen pensando en sus alumnos.
Porque no restringen esfuerzos para capacitarse sin detenerse a pensar si es día de semana, sábado o domingo.
Porque cualquier proyecto educativo que se resuelva desde un nivel jerárquico fracasa si no se cuenta con el trabajo dedicado y responsable de los docentes.
Me asiste un deber moral de reclamar: por los maestros que pasaron por las aulas y pusieron a la educación uruguaya en los primeros lugares, por los maestros que hoy están dejando lo mejor de sí en una sociedad que les exige lo que muchas familias no son capaces de dar y por los maestros que están iniciando esta digna carrera con expectativas e ilusiones intactas. Por ellos, señora ministra, deseo manifestarle mi indignación por sus palabras agraviantes para con nuestra labor. Apelo a la convivencia pacífica y sus palabras, sin dudas, incitan a la violencia.
Quiero aclarar que este sentir lo expreso desde mi profunda vocación y por estar en un cargo en el que debo, quiero y exijo respeto para todos los docentes bajo mi responsabilidad. Sea quien sea la persona a la que deba exigir esto.
Lamento que se trate de la máxima autoridad de la Cultura y la Educación.
Vale aclarar que no conozco al señor Mir ni al señor Filgueira, que no estoy afiliada a ningún sindicato, pero que, en esta oportunidad, comparto enfáticamente sus reclamos.
Esperamos de usted otro tipo de diálogo, de reflexiones profundas y decisiones definitivas para alcanzar la calidad de la educación por la que nosotros trabajamos sin pausa y sin descanso.
No alcanzarán sus disculpas si su pensamiento sigue siendo tan estrecho y sesgado.
Mag. Nancy Núñez Soler
Inspectora departamental de Educación Primaria de Paysandú