Opinion | 14 Jul Las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de muerte en Uruguay y si bien no hay datos estadísticos fiables respecto qué porcentaje de ellas ocurren por muerte súbita, las autoridades de la salud y especialistas en el tema consideran que esta causa está subregistrada y que podría llegar a ser aproximadamente el 12% del total.
Las medidas de prevención incluyen el cuidado de la alimentación y la práctica habitual del ejercicio físico. Transformar ambas cosas en un hábito es una de las acciones positivas que podemos realizar para el cuidado de la salud física y mental y la obtención de una mejor calidad de vida.
En este sentido, constituye una buena cosa el incremento de actividades físicas entre los uruguayos. Una encuesta recientemente presentada por la Comisión Nacional de Educación Física reveló que el 53% de la población practica algún tipo de actividad física o deporte, lo que constituye un 13% más que hace 10 años.
El estudio revela que el 73% de los encuestados elige como opción caminar, trotar o correr; un 21% pasear o andar en bicicleta; un 20% fútbol y un 14% gimnasia aeróbica o danza, lo que demuestra que la mayoría no son prácticas deportivas competitivas y que la elección de las mismas se vinculan, fundamentalmente, a la motivación, la valoración del ejercicio físico en el cuidado de la salud, la posibilidad de pasar tiempo con amigos o familia o un medio para escapar de la rutina.
Por otra parte, también es de importancia a nivel preventivo la inversión en desarrollo de espacios públicos para la práctica deportiva, tales como plazas de deportes, ciclovías y colocación de aparatos para ejercitarse que también están incidiendo positivamente en la transformación de la conducta de los uruguayos respecto al ejercicio y una vida más saludable.
A pesar que lo señalado anteriormente constituye un avance importante y positivo, los problemas cardiovasculares continúan siendo la principal causa de muerte entre los uruguayos aunque muchos de nosotros aún no sabemos cómo reaccionar ni qué se debe hacer si una persona que está a nuestro alrededor sufre un ataque cardíaco y mucho menos si en el lugar en que nos encontramos o cerca hay instalado algún desfibrilador, aunque son varios los lugares que los han instalado en nuestras ciudades.
En el marco de una política de Estado en materia de salud Uruguay promulgó la Ley 18.360, que dispone la instalación de desfibriladores externos automáticos en los espacios públicos o privados donde exista afluencia de público, los que deberán ser mantenidos en condiciones aptas de funcionamiento y disponible para el uso inmediato en caso de necesidad de las personas que por allí transiten o permanezcan.
Desde entonces, numerosos lugares cuentan con desfibriladores y eso es una gran ventaja ya que la mayoría de las muertes súbitas ocurren en el ámbito extra hospitalario, esto es, el hogar, el trabajo o lugares públicos. Otro aspecto fundamental es que en el lugar donde se colocan estos aparatos haya personal entrenado para la resucitación ya que las maniobras deben iniciarse inmediatamente, pues los 10 primeros minutos son vitales para la resucitación y, como se ha demostrado, por cada minuto de retraso se pierde 10% de posibilidades de éxito.
Como ha señala la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular --que desde hace varios años viene trabajando en prevención de muerte súbita-- el programa de prevención de la muerte súbita diseñado en el Uruguay es el más amplio e inclusivo de los que se conoce en el mundo, puesto que trabaja para que la mayoría de la población esté instruida en la maniobras de Resucitación Cardiaca Básica (RCB).
En este sentido, desde la misma Comisión se desarrolla una interesante tarea en lo que respecta a la formación de centros de enseñanza de la Resucitación Cardiaca Básica (RCB), lo cual comprende la formación de instructores en RCB (replicadores) que son los que imparten los cursos de RCB a la comunidad. Una vez formados los instructores se les suministra los maniquíes de entrenamiento, los simuladores de desfibriladores y material didáctico para la enseñanza de la resucitación a la comunidad. Se trata de acciones e instrumentos importantes y necesarios cuyos resultados generalmente no se ven en el corto plazo pero que son vitales ante la necesidad de asistir a alguien en una emergencia.
La capacitación requiere un esfuerzo importante de los responsables de brindarla y concientización de la población. Y, como en todos los temas donde es necesario generar conciencia e informar, la tecnología debe jugar a nuestro favor en los tiempos actuales. Esto implica, generalmente llegar a la gente yendo a donde ella está.
Hoy en día uno de los lugares más habituales de socialización y acceso a la información es Internet y las redes sociales. En este sentido, la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular lanzó a fines del año pasado una aplicación (app) del Programa CERCA (Centro de Enseñanza de Resucitación Cardíaca Básica para la Comunidad) que permite a los usuarios detectar rápidamente la localización de desfibriladores externos automáticos más cercanos a la posición. La aplicación móvil está disponible para los sistemas operativos Android e iOS y se trata de una solución tecnológica lograda en el marco de un acuerdo con la Universidad de la Empresa (UDE) y mediante el trabajo de estudiantes de su Licenciatura en Informática. Se trata de una idea innovadora y útil que implica el uso de las tecnologías de la información y la comunicación al servicio de la prevención, la salud y la calidad de vida.
En relación a la instalación y uso de desfibriladores externos automáticos las organizaciones por las que transitan muchas personas todos los días tienen una clara responsabilidad por cumplir y los ciudadanos tenemos la responsabilidad social y el deber de informarnos e interesarnos en aprender a usar estos aparatos. La sociedad necesita que alguien instruido para salvar vidas esté siempre cerca de la posible muerte súbita.