Paysandú, Martes 19 de Julio de 2016
Locales | 19 Jul Con un mensaje de construcción de “una convivencia pacífica” dentro del marco de la ley, la directora de Cultura de la Intendencia Departamental, Liliám Silvera, hizo uso de la palabra como única oradora en el acto por el 186º aniversario de la Jura de la Constitución de 1830, en Plaza Constitución.
Con la presencia de autoridades policiales, militares, eclesiásticas, judiciales y consulares, legisladores del departamento, delegaciones abanderadas de centros educativos, el intendente Guillermo Caraballo e integrantes del gobierno departamental, el acto comenzó puntualmente a las 11, tras las campanadas de la Basílica Nuestra Señora del Rosario y San Benito de Palermo.
La banda municipal “José Debali”, dirigida por el maestro Carlos Villalba, interpretó el Himno Nacional y a Paysandú, al tiempo que la oradora recordó que la primera Constitución estableció las bases de “un estado unitario, republicano y confesional”.
La profesora Silvera recordó que “se trata de un hito en la historia cívica, que comenzó con la celebración Te Deum en la Iglesia Matriz y continuó en el Cabildo donde prestaron juramento a la Constitución los miembros de la Asamblea General Constituyente y legislativa del estado”.
Aquella ceremonia se realizó de tarde, “en la Plaza Mayor, hoy llamada Matriz, frente al edificio del Cabildo. Cada integrante de la tropa prestó juramento a la Constitución ante una cruz sostenida por un oficial, formada por un fusil y un sable. Luego lo hicieron los civiles y una ceremonia similar tuvo lugar en todas las ciudades y poblados de cierta importancia del interior del país”.
Describió que la primera Carta Magna reconocía “como derechos fundamentales del hombre y el ciudadano, entre otros, no estar obligado a hacer sino lo que la ley mande, o no estar impedido de hacer lo que la ley no prohíba, entrar al país, circular por él libremente y salir, llevando todas sus propiedades. No ser preso, si no en caso de realizar un acto previamente definido como delito, la expresión y comunicación de los pensamientos sin previa censura”.
EL TESTIMONIO DEL HISTORIADOR
Seguidamente evocó el testimonio del historiador Isidoro de María, quien contaba con 15 años en ese momento. “Las tropas de línea y el cuerpo cívico formados en la plaza, bien uniformados, las primeras de infantería con sus altos morriones con guarniciones y penachos, casaca larga, centro blanco y azul, su correaje blanco cruzado. La caballería, centro azul y blanco, casaca corta, morrión con guarnición y pompón colorado. El cuerpo cívico, centro blanco y azul, correaje blanco cruzado y sombrero común. En lo alto del Cabildo flameaba la bandera oriental y en sus balcones, se veían al General Lavalleja, gobernador provisorio de gran uniforme, sus ministros y representantes de la nación, jefes del Estado Mayor, miembros del tribunal de justicia y porción de personas distinguidas y un mundo de pueblo, contemplando gozoso aquel simpático cuadro, a despecho del frío de la estación”.
Aquel primer acto se realizó a las 10.30, de acuerdo con el historiador, cuando “sale del fuerte el gobierno con su lucido cortejo, dirigiéndose a la Iglesia Matriz, al Te Deum que se había dispuesto, tomando asiento conforme al ceremonial decretado el 13. Una vez finalizada la ceremonia oficiada por el Presbítero Larrañaga, las autoridades marchan hacia el Cabildo. Un gentío inmenso llenaba la plaza”.
Según el testimonio de De María, leído por Silvera, en el salón del antiguo cabildo “prestan juramento a la Constitución simultáneamente los legisladores, el gobernador provisorio y sus ministros, el Cura Vicario, los jefes de tribunales y oficinas, los comandantes de cuerpo y jefes de Estado Mayor”.
Enseguida, lo hicieron las tropas y el “soberano pueblo que disputándose entre sí, con más o menos empujones, el honor de ser de los primeros en subir al tablado a prestar el suyo, en grupos, ante el alcalde ordinario que lo tomaba del pie ante su mesa cubierta con carpeta verde, con su voz algo enronquecida a fuerza de tanto repetir: '¿Juráis a Dios y prometéis a la patria cumplir y hacer cumplir, en cuanto de vos dependa la Constitución del estado oriental del Uruguay, sancionada el 10 de setiembre de 1829 por los representantes de la nación? ¿Juráis a Dios sostener y defender la forma de gobierno representativo republicano que establece la Constitución? Si así lo hicierais, Dios os ayudará, si no Él y la patria os lo demandarán'. Terminado el acto del juramento general, tronó el cañón del viejo fuerte de San José con una salva de 21 cañonazos”.
Silvera señaló que “las imágenes del historiador transmiten con claridad la emoción de aquel momento inaugural en el camino de la conquista y la consagración de los derechos, en un Estado que nacía y de cuyo cumplimiento todos y cada uno de nosotros somos responsables hoy para construir, dentro del marco de la ley, una convivencia pacífica”.
Finalizó su discurso con versos de Acuña de Figueroa, que fueron leídos también en aquel día de 1830, en tanto el acto se cerró con la interpretación de “Mi Bandera” y el retiro de los pabellones patrios.
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