Paysandú, Sábado 30 de Julio de 2016
Rurales | 24 Jul Ante la “encrucijada ovina”, como la han titulado, la Sociedad de Criadores de la raza Texel de Uruguay sostiene --a través de una carta remitida a EL TELEGRAFO-- que “entre 1991 y 2016 se han perdido, por varias razones, 21 millones de ovinos”.
La gremial de la principal raza carnicera ovina del país argumenta que “este proceso no se puede explicar totalmente por el auge del abigeato y la presencia de depredadores en nuestros campos. En 25 años los dos supuestos causantes de la merma en nuestras majadas se llevaron 2.300 ovinos por día y a esto hay que agregar el abigeato bovino. De ser explicada por estas dos causas, estaríamos frente a una calamidad inverosímil”.
Entiende que de continuar así, “en los próximos siete años van a desaparecer los 6 millones de ovinos que todavía tiene el país. Como el robo y la depredación no son variables que maneje el productor, de ser cierta la explicación que se da, no habrá forma de detener semejante sangría. De continuar en esta senda, podemos augurar una fecha: en el año 2023, muy pronto, desaparecerá el último lanar”.
Por tal motivo subrayan que la Sociedad de Criadores Texel del Uruguay tiene una visión muy distinta. “Mientras la oveja era rentable, este problema se manejaba. El sistema de producción hacía posible que el resultado final fuese positivo, como complemento del negocio agropecuario”.
Y se preguntan: “¿Cuándo dejó de ser rentable? Cuando las fibras sintéticas estuvieron en condiciones de competir con la lana. En lugar de detectar a tiempo este nuevo escenario y las consecuencias que tendría sobre el aparato productivo de nuestro país, se vendió la idea de que era posible mantener la rentabilidad con un animal perfecto: que diera lana y carne. Esa decisión y no otra cosa es lo que desestimuló al productor agropecuario. La tendencia de los mercados exigía, al momento de comenzar nuestra declinación, ovinos especializados en lanas finas y ovinos especializados en carne de calidad. El tipo de ovino que se intentó defender, llamados de doble propósito, terminaron con carne y lana de baja calidad y malos precios”, afirman en la misiva.
ERROR
A pesar de que la raza Texel está presente en el país desde hace 43 años y se introdujo previendo las futuras tendencias del mercado, se ha insistido en el error en vez de aprovechar todas las razas carniceras existentes en el país (no solo la Texel) para impulsar un programa de cruzamientos, aprovechando los vientres que teníamos, lo que hubiera permitido desarrollar majadas mucho más competitivas en la producción de carne. El negocio de la carne ovina está en el cordero, no en el capón o ese nombre de fantasía con el que se pretende disimular la falta de eficiencia: “cordero pesado”.
Desde la perspectiva de la gremial, el negocio ovino es producir corderos con carcasas de entre 15 y 18 kilos en cuatro o cinco meses de vida, que es cuando la carne está en su óptimo estado de terneza, color y sabor. Eso es lo que premian los mercados donde el precio de la carne ovina es muy superior a la bovina. Y vuelven a preguntarse: “¿Se puede producir ese tipo de cordero con las razas que han predominado en Uruguay? La respuesta es no. Algún cordero puede llegar a los cinco meses de vida con ese peso, pero no se puede sostener una industria con algunos corderos. De lo que se trata es de hacer carne de calidad y volumen para los momentos en que el mercado los necesite”.
“En este proceso de pérdidas hay responsabilidades”, enfatizan. “Hay un ministerio, hay institutos de investigación, hay instituciones que representan al sector ovino. Pero por un momento dejemos de lavarnos las manos y encaremos estos próximos siete años con responsabilidad o veremos desaparecer al último ovino uruguayo”, advierten. “A esta altura hay demasiados errores acumulados y poco tiempo para reaccionar”, agrega la Texel. “No se soluciona aumentando algo el precio ni con una ley que penalice como corresponde a quienes se dedican al abigeato. Bienvenidas todas las medidas, pero nada de eso solucionará la brecha que se ha producido entre la cultura ovina del Uruguay y lo que el país está en condiciones de desarrollar para el sector”.
“Complementariamente al llamado de atención que hacemos y a las medidas concretas que estamos impulsando, está una ley que ubique a la carne ovina de calidad dentro de la estrategia del país, sin que le cueste al Estado. El sector se puede hacer cargo de los recursos que hagan falta para producir carne ovina de calidad, porque eso vale en los mercados más exigentes”.
La Sociedad de Criadores Texel del Uruguay está convencida de que hay que impulsar de forma “urgente una nueva cultura ovina, más parecida a la lechería, en cuanto a manejo, que a la cría extensiva. Ponemos el énfasis en la necesidad de desarrollar tres herramientas imprescindibles: genética, sistema de manejo y alimentación”.
“El país cuenta con instituciones prestigiosas como el INIA, que resulta vital para no perderse en la reconducción de una política de fomento ovino hacia la demanda más rentable. No estamos hablando de lo que puede poner el Estado, pensamos en lo que podemos hacer nosotros, en primera instancia, y eso pasa hoy por tener claridad en este tema, en tomar decisiones acertadas y no insistir en lo que nos está llevando a la ruina. La decisión de los productores, en especial de los pequeños productores, es fundamental para una ovinocultura moderna. El productor debe tener un control muy firme sobre su majada, tanto en la vigilancia como en el manejo sanitario”.
RENTABILIDAD
“¿Cuándo se volverá rentable su majada?”, expresan en la carta. “En primer lugar, cuando consiga imponer en el mercado nacional un producto cárnico que compita en todos los renglones con las otras carnes. Conquistar el mercado interno es fundamental para crecer y hacer volumen”.
“Su decisión empieza hoy mismo, al elegir la genética que le dé corderos de calidad superior en pocos meses para que su campo quede libre antes de la próxima encarnerada. Ajustar los detalles dependerá de su pericia. De lo que se trata es de que esa madre y su campo queden en condiciones de iniciar un nuevo ciclo el siguiente febrero o marzo”. “La Sociedad de Criadores Texel del Uruguay quiere contribuir a encaminar el futuro de la oveja partiendo de la verdad y la realidad. Demoraremos más o menos, eso no está en el almanaque todavía, pero primero hay que enderezar el rumbo que se perdió años atrás”, finaliza la carta.
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