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Paysandú, Sábado 30 de Julio de 2016

PRODUCTORES FAMILIARES

Apuntan a la intensificación acompañada por mayor uso de insumos; con ello hay mayor riesgo económico

Rurales | 26 Jul La intensificación acompañada de un mayor uso de insumos y, con ello, de mayor riesgo económico es la línea de razonamiento en la que se centran las decisiones adoptadas por María del Rosario Pérez y Héctor Rosas en el establecimiento “San Juan del Sauce” en la zona de Mangrullo, departamento de Cerro Largo, para desarrollar el actual sistema de cría.
El nivel alcanzado por la producción de los sistemas productivos depende en gran medida de la utilización más o menos intensa de los recursos --tierra, trabajo y capital--, entienden los productores. Participan del Fondo de Transferencia de Tecnología y Capacitación, en el marco del Proyecto de Relevamiento para identificar las mejoras en los sistemas de cría en vacunos de carne, que lleva adelante el Instituto Plan Agropecuario. Criteriosamente manejado desde el punto de vista de la utilización de los recursos naturales, le suman la “prudencia” económica en las decisiones. Como resultado, viven cómodamente en el predio y en el medio en el que trabajan.
En su opinión, la actividad de cría siempre les gustó. “Si bien es un negocio lento, se aprecia como seguro. La experiencia familiar con la invernada ha sido determinante para decidirnos por esta actividad. Durante estos años, la cría se ha defendido bien, por lo menos hasta ahora”.
Qeda claro en la actividad que desarrollan estos productores que cuando la experiencia y el conocimiento adquiridos en sistemas más exigentes como el tambo, asociado con el comportamiento reproductivo de los animales para que terminen en partos, son aplicados en rodeos de carne dan como resultado altos índices de producción. El concepto clave es contar con la base nutricional y la oportunidad de aplicarla en tiempo como forma de proyectar resultados con certeza, haciendo de la cría un sistema tan seguro como cualquiera.

NO PASAR HAMBRE
Sobre las 284 hectáreas propias de suelos fértiles (75% Índice Coneat 158) y pasturas naturales (80% de campo natural) manejados con buena disponibilidad forrajera, apreciado a través de la altura del pasto con el ganado adentro, adoptan el criterio de que “el ganado debe comer a boca llena” y “no debe pasar hambre”.
En función de ello, la dotación manejada acompaña el crecimiento del pasto según las estaciones. En primavera no supera la unidad ganadera y en invierno apenas sobrepasa 0,60 U.G./ha. Esto se logra gracias al ciclo productivo ideado, donde los terneros nacen sobre la primavera y gran parte de las ventas se concentran durante el otoño.
La base alimenticia es el campo natural sumado a 50-60 hectáreas de verdeo de invierno con raigrás y rincón que se resiembran naturalmente todos los años. El mejoramiento se destina a las categorías de primera cría en el posparto, para la terminación de alguna vaca de invernada y si alcanza entran las terneras de recría, definido en ese orden de prioridad. Durante los veranos se ha llegado a sembrar unas 10 a 20 hectáreas de sorgo o sudan en parte del área de verdeo invernal, bajo el mismo criterio, pero priorizando las vacas de invernada.

UNA CRÍA SEGURA
Desde julio-agosto, cuando nacen los hijos de la primera cría, son criadas sobre verdeos de raigrás. Al destete son racionados durante unos 10 días sobre campo natural reservado, donde permanecen hasta el período considerado clave, como lo es el primer invierno, que “lo deben pasar como si no existiera”. En esta situación son suplementadas con afrechillo de arroz durante 60 días y, si es posible, sobre una parte del mejoramiento. A la primavera alcanzan pesos brutos que superan los 220 kilos. Los machos son vendidos en otoño con peso cercano a los 200 kilos luego del destare. Al segundo invierno, las vaquillonas de sobreaño son suplementadas con afrechillo de arroz o ración con 13% de proteína desde los 30 días previos al entore y durante 30 días de iniciado (flushing). Comen dos kilos por cabeza durante el primer mes y tres kilos por cabeza durante el segundo mes.
El peso al inicio del primer servicio con dos años supera los 300 kilos (Hereford x Aberdeen Colorado). Al otoño del diagnóstico, con 2,5 años pesan 400 kilos. Como resultado del manejo al diagnóstico se preñan en un 95%.
MANEJO DEL RODEO
Las categorías más sensibles e inestables en los resultados reproductivos son las de primer y segunda cría cuando el primer servicio es a los dos años. Sobre estas dos se aplica una serie de medidas de manejo que resultan en la estabilidad de la producción.
Un primer factor considerado es la estructura del rodeo de cría y la proporción de vaquillonas de reposición que ingresan cada año. Entre un 20% al 25% son las que se reponen porque resultan en una baja proporción de animales sensibles al segundo entore. Una atención muy especial merece la categoría de primera cría. El primer servicio es realizado desde el 15 de octubre. Se buscan partos tempranos y ganar tiempo para recuperar estado antes del siguiente entore. Además, lograr terneros pesados al destete.
Rosas sostiene que “aunque estos campos vienen temprano, esta categoría debe ser bien atendida luego de parida”. A medida en que van pariendo pasan a un verdeo de raigrás con Rincón. A los dos meses se aplica tablilla a los terneros por 11 o 12 días. Este manejo es monitoreado a mitad de entore (principios de enero), con un diagnóstico de actividad ovárica cuando todavía hay margen de tiempo para tomar medidas sobre los animales en anestro. Los terneros de esta categoría son destetados con ración desde fines de diciembre-enero en momentos en que hay abundancia de pasto.
En general, el resultado de la preñez supera el 90%, no siendo diferente este año. El rodeo adulto es manejado sobre campo natural con un período de partos desde setiembre hasta noviembre. El objetivo para este rodeo es lograr una alta condición corporal al parto y durante el entore. También los terneros de esta categoría son entablillados por 11 o 12 días desde fines de diciembre. El diagnóstico definitivo a todo el rodeo se realiza en marzo-abril, a los 30 días de retirados los toros. En 2008, hubo que realizar destete precoz debido a la crisis forrajera por la sequía.
Además de pasto, minerales y sales con proteína son utilizadas prácticamente durante todo el año y fundamentalmente durante las crisis forrajeras. Con pasto seco se dieron bloques proteicos. Durante el invierno es cuando se observa más necesidad. Con respecto a los minerales, además de inyectable, se agrega en determinados momentos sales en bloques o bateas. Los animales son los que van demandando.

SANIDAD
Con respecto a la sanidad, señalan que comienza por los toros. Son vacunados contra enfermedades reproductivas y se realiza revisación física y genital. Se utiliza uno por cada rodeo no siendo necesario el control de dominancia.
Al rodeo de hembras también se aplica vacunas contra leptospirosis. A las vaquillonas un mes y 15 días previos al entore, se repite el tratamiento conjuntamente con el resto del rodeo. Esta medida se implementó luego de un año en que hubo cierta diferencia debido a la enfermedad.
En cuanto a las medidas de control de ecto y endoparásitos, no hay garrapata, aunque se aplica cada 90 días un pourón como preventivo.
Se rotan principios activos. En marzo-abril y setiembre-octubre se dosifica contra saguaypé y aplican núcleos vitamínicos y minerales inyectables. A los terneros se les aplica Ivermectina al 3,15%. A las vaquillonas, se les inyecta fósforo y un complejo vitamínico cada vez que van a las mangas.

RESULTADOS
Las categorías de venta en el citado emprendimiento productivo son terneros y vacas gordas o casi gordas refugadas por edad y falladas. Los terneros pesan 170 y 180 kilos destarados a la venta y las vacas entre 480 y 500 kilos. La productividad del sistema medido en kilos de carne producida alcanzó los 112 kilos por hectárea para el ejercicio 2015-2016.


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