Paysandú, Lunes 08 de Agosto de 2016
Opinion | 06 Ago Diez horas duró la interpelación este jueves pasado al ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori. La oposición llevó al secretario de Estado al Parlamento para pedirle explicaciones sobre el reciente ajuste fiscal. En otras palabras, se le planteó a Astori que el gobierno había mentido respecto a la suba de impuestos. El ministro respondió que la realidad había cambiado y que no ha habido engaño alguno. La pelea se centró entre el número uno de Economía y el senador nacionalista Jorge Larrañaga. Como suele suceder con estas interpelaciones, todo quedará en una “trifulca” parlamentaria y poco más, pese a que las dudas acerca del ajuste no hayan sido disipadas.
La oposición fue con los tapones de punta y el oficialismo pretendió salir lo mejor parado sin brindar mayores explicaciones. Solo atinó a defenderse y no aceptó pedir disculpas como le reclamaron desde el lado opositor. La sesión del Senado resultó ser un ida y vuelta de alto voltaje que, en definitiva, no resuelve nada. El aumento de impuestos seguirá ahí, sin vuelta atrás, en el corto plazo.
“El Dream Team dejó 2.000 millones de dólares de déficit”, dijo Larrañaga. El exintendente sanducero le espetó a Astori que “fracasó”, que “perdió el control”, que “se le fue el gasto”, que “benefició a los bancos” y que “perdió la oportunidad de pedir disculpas a la ciudadanía”. Lo responsabilizó por el ajuste fiscal y le pidió que no metan más la pata. “¿Asume el señor ministro el compromiso ante el Senado de no volver a modificar el sistema impositivo? ¿Asume el compromiso de que no volverá a subir los impuestos?”, le preguntó Larrañaga al ministro de Economía.
Astori estuvo acompañado por el subsecretario Pablo Ferreri, el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), Álvaro García, por el presidente del Banco Central (BCU), Mario Bergara, y otros jerarcas del Ministerio de Economía y Finanzas. Afirmó que no mintió ni tuvo mala fe cuando en la campaña electoral, con el hoy presidente Tabaré Vázquez, se comprometió a no aumentar impuestos.
Astori dijo que la realidad llevó a este ajuste fiscal y refutó los cuestionamientos de la oposición. “No acepto que se diga que perdimos el control de la Economía”, afirmó y pidió que no se entrara en “un torneo de agravios”.
Al menos, el ministro habló el jueves de “ajuste” y no de “consolidación fiscal” como hizo durante la presentación de los aumentos de impuestos, postergación de inversiones y recorte de gastos, y como han declarado otros jerarcas y políticos afines a su sector. Para el ministro, el “ajuste fue moderado” y --una vez más, como gusta a la izquierda, sacó a colación los manidos años de 1990-- lo comparó con la década en la que gobernaron los blancos. “El ajuste que hizo el Partido Nacional en 1990 fue de 5 puntos del producto. Este es de un punto”, dijo.
En medio de acusaciones por haber prometido que no aumentaría los impuestos, Luis Lacalle Pou solo intervino para advertir al ministro que en campaña “faltó a la verdad” y Luis Alberto Heber, presidente del directorio blanco, subió la apuesta y le dijo que “no fue honesto”. Eso motivó la intervención del vicepresidente Raúl Sendic, quien pidió “respeto”.
El ministro reconoció que el anuncio electoral “no se cumplió”. “¿Pretendimos mentir con Tabaré Vázquez? No, en absoluto”, se respondió. “No queríamos subir impuestos. No hubo intención de mala fe, en absoluto”, insistió Astori. “No puedo aceptar emplazamientos ni la obligación de asumir compromisos en el Senado. Nuestra intención es no tener que aumentar más los impuestos, pero no acepto un emplazamiento sobre este ni sobre ningún tema”, respondió el ministro.
Como ha solido suceder, una moción de la mayoría frenteamplista consideró satisfactorias las explicaciones del secretario de Estado y puso fin a la interpelación de casi medio día. Astori concluyó que el debate fue “un diálogo de sordos”. Y, seguramente, así lo fuera. De un lado y del otro. Munición cruzada que no aporta y que exaspera a la población. Ya ha sucedido con interpelaciones al ministro del Interior, Eduardo Bonomi, que se prolongan por horas y no concluyen en nada, más que un cruce de acusaciones que no resuelven ni punto de lo planteado.
Esa realidad “cambiante”, como dijo el ministro de Economía, también se podría aplicar cuando llegue un nuevo tiempo de bonanza y aprovechar para restar impuestos a una población que vive en un país carísimo y para ahorrar. Eso sí sería honesto y honrado por parte de cualquier gobierno.
La semana pasada, el Banco Mundial (BM) presentó en Montevideo un informe sobre los espejismos y los dilemas que presentaron los precios de los commodities para los países de América Latina. El reporte resultó ser concluyente al decir que la mayoría de las naciones de la región no ahorraron cuando los precios de las materias primas estaban altos y que no se procuró alentar la producción, y que ahora se paga con ajustes ese despilfarro. Es algo que al gobierno actual le cuesta admitir. Sí, la realidad es otra. Pero es hora de no volcarle el peso sobre la ciudadanía.
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