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Paysandú, Lunes 08 de Agosto de 2016

Aquí, allá o donde deba ser

Opinion | 07 Ago En estos momentos la Intendencia Departamental estudia la posibilidad de alquilar locales o salones donde instalar oficinas y algunos servicios pues ¡vaya novedad! necesita espacio, mucho espacio.
Esta carencia es un mal endémico que se arrastra de muchas administraciones atrás y que, en la mayoría de los casos, ha sido solucionada mediante el arrendamiento de distinto espacios. Así nos encontramos con una residencia que ha sido transformada en escuela de música y otra que es oficina comunal. También tenemos locales que han sido adquiridos y destinados a fines muy distintos a los para que fueron construidos como casas que hoy son jardines de infantes o bibliotecas públicas.
Por otra parte, el incremento del número de funcionarios --necesario o no-- cada día le da una mayor dimensión al problema y de mantenerse las cosas como están habrá que sortear las sillas para que algunos oficinistas puedan trabajar sentados.
Increíblemente el planteo del problema es sencillo pero la solución también lo es ya que disponemos de los técnicos, los trabajadores y los fondos necesarios para solucionarlo. Además, Paysandú necesita imperiosamente recibir una inyección de modernidad, de funcionalidad y ¿por qué no? de majestuosidad.
La ciudad cuenta con un hermoso Palacio Municipal diseñado ochenta años atrás y previsto para treinta o cuarenta años por lo que es lógico, justo y razonable que se levante uno nuevo o se integre una importante estructura al edificio actual.
Deje de lado por esta vez la rapidez o la abulia con que los funcionarios cumplen sus obligaciones y observe como estos deben desplazarse sorteando anacrónicos escritorios con actuales computadoras, sillas de comienzos de siglo (XX, por supuesto) y, sobre todo, esquivando a sus compañeros que más que eso parecen un obstáculo colocados a propósito para lograr una mayor ineficiencia.
Y estas situaciones las va a encontrar en la mayoría de las dependencias públicas sanduceras.
Es muy claro el panorama en ese sentido del edificio de la Intendencia Departamental con una capacidad prevista por sus diseñadores para, a lo sumo, la mitad de las dependencias y la cuarta parte de los funcionarios que revistan actualmente. Se trata de un problema de larga data al cual las sucesivas administraciones le han aplicado la clásica solución criolla del “parche”. Así, se han subdividido espacios, sacado oficinas del Palacio Municipal y hasta se han arrendado edificios particulares para albergar algunas dependencias. Incluso se terminó usando buena parte de los espacios disponibles en el Mercado Municipal, llenando así de burocracia un lugar para el que se destinaron cientos de miles de dólares en refacciones, para un fin que lamentablemente fracasó.
Es así que algunas oficinas presentan el aspecto de un “conventillo” por el hacinamiento y la incomodidad comparables con las características de aquellos típicos conglomerados.
Un panorama de similares características va a encontrar en casi todas las otras dependencias de organismos públicos en Paysandú.
La sede de la Justicia es un hermoso edificio de otra época que debió ser adaptado para sus actuales funciones y cuya única ventaja, según manifiestan profesionales que deben actuar permanentemente en él, es que todos los juzgados están reunidos en un solo lugar, hecho que facilita la atención de los distintos trámites que deben realizar muchas veces en el mismo horario.
Si continuamos, vamos a encontrar otras dependencias como la Oficina de Identificación Civil o Migraciones con un panorama similar.
Por otro lado, el edificio de la Jefatura de Policía --Monumento Histórico Nacional-- suma la falta de funcionalidad y de capacidad locativa a dependencias para las que no fue diseñada pero, fundamentalmente, a que ese edificio debería ser sacado de la órbita práctica del Ministerio del Interior para crear en el un complejo cultural histórico-turístico que, como hemos propuesto, debería llevar el nombre del Coronel Basilio Pinilla, aquel impulsor del progreso sanducero que construyó el edificio al que aludimos.
En definitiva, está muy claro que la solución es construir. Invertir para ahorrar porque con un nuevo edificio se evitará tener que pagar cientos y cientos de miles de pesos cuando no millones.
Las alternativas para la construcción de un nuevo edificio que pueda llegar a ser sede principal de la Intendencia y quizás también de otros organismos del Estado son muchas. Es posible, por ejemplo, establecer un enorme edificio en los terrenos que dispone la Intendencia, el Banco de Seguros y la Justicia frente a la Plaza Constitución por 18 de Julio así como Zorrilla de San Martín y Rincón. Esto obligaría a un acuerdo tripartito y a plantear un diseño que respete la fachada y otras características del antiguo edificio de la Tienda París Londres.
Otra posibilidad es tomar el predio de la Seccional 1ª de Policía, con frente a Zorrilla de San Martín, así como el estacionamiento y la sede de la Biblioteca Municipal, por Sarandí, y “rodear” el actual palacio con construcciones modernas en lo que podría llegar a ser una obra arquitectónicamente muy valiosa a la vez que llamativa así como práctica y funcional, es decir adecuada a sus fines.
Hay otras opciones que acaso no deberían descartarse en primera instancia como sería, a modo de ejemplo, un complejo edilicio como centro de un parque.
A primera vista parece disparatada una decisión revolucionaria de esas características pero recordemos que debemos pensar en el futuro no sólo de la semana que viene sino dentro de diez, treinta o cincuenta años por delante.
En nuestra edición del viernes último recogemos expresiones del Intendente Departamental en relación a su retorno tras sus vacaciones. “Vengo potenciado” afirmó, lo que no exime de pedirle que “se ponga las pilas” y que encargue a su equipo que defina las bases de un llamado a concurso internacional de proyectos para abordar la solución de los problemas que enumeramos o que se elabore un plan de acción al respecto.
Resulta claro que Paysandú debería poder financiar una obra de esa magnitud y, si el gobierno nacional destina fondos muy importantes para emprendimientos que sólo sirven a Montevideo, es lógico que aporte, máxime si tenemos en cuenta que puede ser beneficioso también para varias entidades públicas nacionales.


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